El Presidente Calderón ha tendido puentes con la supuesta ala moderada del PRD que Nueva Izquierda representa
14 agosto 2008
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Saúl Valdez / Fernanda González
El Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y la lucha interna por el control del PRD han venido modificando los cálculos del Gobierno panista de Felipe Calderón respecto a los tiempos políticos para aprobar la reforma energética y su contenido final.Buscando neutralizar a su principal oponente, el cual se ostenta como presidente legítimo, el Presidente Calderón ha tendido puentes con la supuesta ala moderada del PRD que Nueva Izquierda representa.
La Diputada de ese partido, Ruth Zavaleta, presidenta de la Cámara de Diputados, cumple un papel estelar en semejante montaje escénico.
Sus intereses convergen. Ambos esperan que el movimiento lópezobradorista se desvanezca. Coinciden en que el liderazgo "mesiánico" de AMLO resulta nocivo para sus intereses, por cuanto sigue sembrando expectativas en un cambio de rumbo capaz de trastocar las actuales coordenadas de la política nacional, donde el proceso privatizador, aun de empresas estratégicas como Pemex y CFE, adquiere prácticamente el rango de una política de Estado.
El Senador del PRD, René Arce, arrojó luz sobre semejante proceso de derechización en la izquierda mexicana tras sincerarse en el foro Qué hacer con la reforma energética (7/08/008), al sostener que "la izquierda no puede estar en contra de las privatizaciones" ni tampoco "estar en contra, totalmente, de la rectoría del Estado". ¿Sino todo lo contrario?
Es obvio también que el presidente interino del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, colocado ahí por Nueva Izquierda, está muy lejano de las posiciones que el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo sostiene. Siendo un político menor, le es imposible colocarse a la altura de las circunstancias. Su permanencia como presidente sustituto no se apega a la normatividad estatutaria. Al anularse la elección del 16 de marzo por parte de la Comisión Nacional de Garantías del PRD, es obligado que el Consejo Político Nacional convoque en un plazo no mayor de 30 días a una elección extraordinaria, misma que deberá llevarse a cabo 45 días después.
Acosta Naranjo insiste, sin embargo, en que se quedará como presidente sustituto por hasta después de los comicios federales intermedios de 2009, a no ser que el TEPJF termine por reconocer a su dilecto amigo, Jesús Ortega, como ganador de la contienda por la presidencia nacional del PRD, echando abajo la anulación del órgano interno partidista.
En un desenlace así no podemos descartar que AMLO y su movimiento opten por buscar en el PT o Convergencia nuevos horizontes. No en balde las relaciones del "presidente legítimo" con los dirigentes de ambos partidos son fluidas y cordiales.
No resulta convincente la idea de un partido-frente para mantener la unidad "en lo esencial".
Izquierda Unida no ha quitado el dedo del renglón. Militantes suyos iniciaron un plantón "indefinido" en la sede nacional partidista hasta que los integrantes de la Comisión Nacional de Garantías renuncien y que el Consejo Político Nacional, cuya próxima sesión es el 16 de marzo, emita una nueva convocatoria para elecciones internas.
Aunque hacen esfuerzos por limar sus diferencias sobre la base de asumir conjuntamente la propuesta de reforma energética que el Frente Amplio Progresista está por presentar, tomando en cuenta la propuesta elaborada por intelectuales y técnicos, ambas corrientes se repelen.
Según nota periodística de Roberto Garduño (La Jornada 13/07/008), en la última reunión "conciliatoria" los representantes de Nueva Izquierda "amenazaron reiteradamente con expulsar a todos los integrantes de Izquierda Unida que participaron y participan en las tomas de oficinas del PRD en el DF".
Por si fuera poco, Acosta Naranjo ha expresado, no sin candidez, su confianza en que las dirigencias nacionales del PRI y el PAN honren su palabra de que la industria petrolera nacional no va a ser privatizada.
Sin embargo, el presidente interino perredista ya no se refirió a ese compromiso en la segunda reunión que sostuvo con los dirigentes nacionales del PAN y el PRI, adoptando incluso el fraseo del discurso oficial cuando sostuvo que los "tres grandes partidos" tienen "la voluntad para fortalecer a Pemex" y confió en que "el trámite legislativo nos una a todos los mexicanos" (6/08/008).
Una y otra vez, Acosta Naranjo ha descartado la movilización en las calles o las tomas de tribuna para protestar ante una votación en el Congreso que profundice en todos los campos la privatización de Pemex.
Para Izquierda Unida, Acosta Naranjo actúa "unilateralmente", y, por tanto, "a título personal" al auspiciar junto con Beatriz Paredes y Germán Martínez, sus homólogos del PRI y el PAN, una propuesta de reforma energética conjunta, como si el presidente sustituto tuvieran la fuerza para obtener en el campo de la negociación política grandes concesiones.
No obstante, es obvio que uno de los argumentos más socorridos de Acosta Naranjo, Ortega, Navarrete y Zavaleta para arrancar concesiones al Gobierno y el PRI respecto a la reforma energética es no dar más incentivos al liderazgo incómodo de López Obrador ni al Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, los cuales amenazan muy especialmente la posición dominante de los "chuchos" en las estructuras dirigentes partidistas.
A contra pelo de las maniobras que desde el interior del PRD se gestan para sellar un pacto con el presidente Felipe Calderón en torno a la reforma energética, Andrés Manuel López Obrador advierte, un día sí, otro también, que hará valer con la movilización popular los resultados de la Consulta sobre Pemex, abrumadoramente de rechazo a la apertura al capital privado, siendo ya dos de tres consultas programadas las que así lo indican.
AMLO vuelve sobre el punto: Doscientos mil brigadistas están listos en toda la República para iniciar acciones de resistencia civil si finalmente se impone en el Congreso una reforma energética privatizadora, lo cual sería contrario a la Constitución de la República. Pese al ingente gasto publicitario gubernamental para promocionarla, la propuesta de reforma energética del Ejecutivo no ha logrado convencer a la opinión pública de su pertinencia.
No deberíamos desestimar el poder disuasivo del movimiento social y político que AMLO encabeza, sobre todo si se considera el entorno económico adverso que la desaceleración económica estadounidense nos impone, resultando muy preocupantes las presiones inflacionarias que el encarecimiento de los alimentos y el petróleo han propiciado.
dmartinbara@hotmail.com