El programa social le abre fisuras al círculo vicioso de la pobreza extrema de millones de mexicanas y mexicanos. Eso merece celebrarse

18 agosto 2004

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Existen razones para explicar la escasez de elogios mediáticos al Gobierno de Vicente Fox. Es incorrecto guardar silencio frente a éxitos como el del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades. ¿Cuáles factores hicieron posible que sea (casi) unánimemente aplaudido? Oportunidades es un bicho raro. Es el programa social con más dinero; para el 2004 los diputados le aprobaron con pocos regateos 25 mil millones de pesos. En su arquitectura se distinguen propuestas del viejo régimen, la obsesión foxista con la eficiencia y planteamientos surgidos de la izquierda social. El objetivo del Programa es romper el círculo vicioso que perpetúa la pobreza para lo cual entrega a casi cinco millones de personas (en su inmensa mayoría mujeres) dinero en efectivo: entre 155 y casi dos mil pesos mensuales van para ayuda alimenticia y becas educativas (mientras más se avanza en la escala educativa más beneficios económicos reciben). A los jóvenes que completan el bachillerato dentro del Programa, Oportunidades entrega una pequeña cantidad de dinero que, al combinarse con otros programas gubernamentales, les permite dar el brinco a los estudios universitarios. El dinero llega con exigencias para las familias beneficiadas. Si lo quieren recibir las mujeres tienen que demostrar que han asistido a las clínicas de salud donde reciben atención preventiva y capacitación que incluye higiene, alimentación métodos de planificación familiar. Los maestros tienen que certificar que los becarios asistieron a clases. En otras palabras la pobreza está siendo combatida mejorando las capacidades de los afectados. Tras la simplicidad de Oportunidades está un sofisticado andamiaje organizativo e informático (aspecto que enfatiza el foxismo). El listado de los más pobres se ha ido armando con un elaborado sistema de focalización, con el levantamiento de encuestas y con la constante corrección de errores. Todo el tiempo se evalúa y mide el impacto del Programa para hacerle correcciones. El complemento está en candados que evitan que los particulares abusen o que partidos o gobiernos manipulen. Entre los muchos controles está uno tan simple como entregar el dinero con una grapa sellada y en sobres de plástico transparente que permiten contar lo que reciben y evitarse los abusos que cotidianamente padecen. Un último ingrediente son evaluaciones independientes en las que han participado, entre otros, el Instituto Nacional de Salud Pública y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Los trabajos consultados coinciden en que mejora la nutrición y disminuye la deserción escolar y la mortalidad materna e infantil. Por logros como éstos, en el exterior se multiplican los elogios a lo que se califica como una de las mejores estrategias de combate a la pobreza que hay actualmente en el mundo. Para la elaboración de esta columna observé de cerca la forma en que funciona el Programa en Puebla. Convivir con funcionarios y beneficiarios me permitió percibir dimensiones que pueden tener un profundo efecto en una cultura política en transformación. Oportunidades tiene como una de sus principales palancas fortalecer el papel de la mujer a la que se da instrumentos para mejorar a la familia. Cuando está en juego la educación de los hijos la mujer está dispuesta a enfrentarse a la pareja y eso tiene efectos sobre el nocivo machismo que también se combate porque las mujeres que estudian son ligeramente más favorecidas. Un segundo aspecto sería el blindaje electoral. Como al éxito le sobran progenitores, es frecuente que funcionarios y políticos quieran apropiárselo. Para contrarrestar las manipulaciones Oportunidades tiene una campaña especial de educación cívica durante periodos electorales. En Puebla habrá comicios el próximo noviembre y en Izucar de Matamoros participé en una reunión en la que una pareja de jóvenes doctores del IMSS insistían a centenares de mujeres que ignoraran a quienes quisieran condicionar el voto usando el Programa. Mensaje, métodos y materiales eran muy parecidos a los que ha utilizado Alianza Cívica para lograr elecciones confiables. La diferencia es que ahora llegan a cinco millones de hogares desde una estructura de gobierno. Es inevitable preguntarse sobre el efecto que tendrá este tipo de mensajes en prácticas partidistas que en las zonas pobres todavía están ancladas en el pasado. El éxito del Programa se debe en mucho a una combinación de factores entre los que destacan las personalidades del coordinador, la Secretaría y el Presidente. Quien coordina Oportunidades, Rogelio Gómez Hermosillo, conoce y entiende a los pobres porque llegó al Gobierno federal con una larguísima experiencia en las luchas de la izquierda social. Es un cristiano que decidió comprometerse con ellos a través de las Comunidades Eclesiales de Base y que ejerció su opción yéndose a vivir a la colonia Martín Carrera. Primero los entendió y luego los conceptualizó. Otra vertiente de la formación de Gómez Hermosillo han sido las batallas por la democracia libradas desde Alianza Cívica de la que fue Coordinador y de donde tomó algunas de los métodos que embonan bien con esa obsesión foxista con la organización y la tecnología. En opinión de diversos funcionarios de Sedesol además de disciplinado, es honesto y creativo. La Secretaria Josefina Vázquez Mota ha comentado en varias ocasiones que es uno de los funcionarios que en lugar de llevarle problemas, le ofrece soluciones (esta frase también la he escuchado con otros programas exitosos). Si Gómez Hermosillo tiene el cargo, es porque la Secretaria de Sedesol ha tenido la flexibilidad para integrar un equipo particularmente plural que está dando buenos resultados en diversos frentes. Si coordinador y Secretaria pueden actuar es porque Vicente Fox concede un enorme margen de maniobra a sus funcionarios. Algunos lo desperdician en pugnas internas; otros lo aprovechan. Oportunidades también es un ejemplo de coordinación intersecretarial en el que participan Sedesol, Hacienda, Educación y Salud. El Presidente también dio prioridad a este Programa que se inició en el viejo régimen y se consolidó en el actual nutriéndose, de pasada, con aportaciones de lo más diverso. Oportunidades tal vez funciona porque es un híbrido en el que todos los sectores se sienten razonablemente representados. Termino este breve recuento comentando esa degradación de la relación entre el Presidente y los medios. Carlos Monsiváis la resume en una frase: si en el pasado, era valiente quien criticaba al Presidente; en el presente la osadía está en hablar bien de Vicente Fox. La función del analista es señalar lo que está mal en un Gobierno, pero sería absurdo ignorar lo que va bien y Oportunidades le abre fisuras al círculo vicioso de la pobreza extrema de millones de mexicanas y mexicanos. Eso merece celebrarse. LA MISCELÁNEA Inaceptable la manera en que el Ejecutivo y Legislativo del estado de Chiapas acorralaron y cesaron al titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Pedro Raúl López Hernández. Preocupante el papel jugado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el hostigamiento al Ombudsman chiapaneco. Absurdo el silencio de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos. El caso reúne todos los requisitos para convertirse en un escándalo internacional. sergioaguayo@infosel.net.mx