El proyecto de Isla de Cortés nace en un momento de intensa competencia turística a nivel internacional y nacional
05 julio 2008
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Noroeste / Pedro Guevara
Si partimos de la inauguración del Hotel Belmar en 1922, Mazatlán ha sido el único destino turístico relevante con el que ha contado Sinaloa a lo largo de 86 años. Si no queremos alargar tanto la historia del turismo en nuestro estado, por el hecho de que, aun con todo y el Belmar, el negocio del descanso y la diversión no fue muy significativo antes de la década entre 1950 y 1960, de cualquier manera estamos hablando de cinco o más décadas en las que ha existido esa actividad.Por el centro y norte del estado no surgió ningún otro espacio turístico que atrajera visitantes nacionales e internacionales. Las playas de San Ignacio, Navolato, Guasave, Angostura y Ahome no tienen una infraestructura turística de consideración y, en realidad, solo atraen visitantes locales o regionales. Por el sur, Rosario y Escuinapa, tienen playas muy bellas, pero sólo Tecapán ha logrado atraer a algunos estadounidenses y canadienses que buscan playas menos congestionadas que las de Mazatlán.
Contando con 656 de kilómetros de litoral, según escribe el historiador Sergio Ortega, Sinaloa no supo o no pudo crear, o no imaginó otros destinos de playas relevantes a lo largo del Siglo 20.
Al iniciar el nuevo siglo, un grupo de inversiones de la capital del estado se plantearon convertir a Altata en un destino turístico que aprovechara el proyecto de la Escalera Náutica y la acelerada conurbación de Culiacán y Navolato; pero la propuesta, llamada Nuevo Altata, no parecía ir más allá de atraer a un mercado local y, si acaso, a la población del corredor Culiacán-Ahome.
Es decir, Nuevo Altata iba a ser un espacio fuera del mapa turístico nacional e internacional.
Pero, de repente, los no enterados de lo que sucedía tras bambalinas, supimos el 21 de junio de este año, que el grupo empresarial estadounidense Sun&Beach Resort, LLC, propone un proyecto mucho más ambicioso que el imaginado por empresarios sinaloenses.
Ignacio Muñoz escribió en las páginas de Noroeste-Culiacán, el 2 de julio, que él se sintió avergonzado, como otros sinaloenses más, empresarios y autoridades de gobierno, que no hubiesen podido ver la "extraordinaria oportunidad (que se tenía) enfrente", en Altata, para proyectar un espacio turístico de alto nivel.
Pues sí, nuevamente, como ha sucedido muchas veces, con la promoción en los años 20 de Guaymas y Mazatlán, a cargo de la Pacific Rail Road Company; o como sucedió con Acapulco en los treinta y cuarenta que fue promovido por empresarios estadounidenses, de nueva cuenta, arriba un empresario con más visión, y quizá con más dinero, a plantearnos objetivos más ambiciosos.
Si el proyecto Isla Cortés, como se ha rebautizado a Nueva Altata, se empieza a concretar a partir de enero del próximo año, con una inversión de 635 millones de dólares, entonces estaríamos viendo el inicio de una nueva etapa en el desarrollo turístico de Sinaloa.
Como Baja California, con Los Cabos y Loreto, como Guerrero con Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo, como Oaxaca con Huatulco y Puerto Escondido, como Quintana Roo con Cozumel, Cancún y la Riviera Maya, como Jalisco con Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta, que perteneciendo a Nayarit, se desarrolla gracias al primero, como Sonora con San Carlos y Puerto Peñasco, etc., ahora Sinaloa podría contar con dos sitios de playa de competencia nacional e internacional.
Isla Cortés, parece un hecho, pero es necesario hacerse varias preguntas y planteamientos.
Los empresarios de Sun&Beach Resorts al apostar a Altata deben haber realizado estudios exhaustivos de las condiciones geográficas, ambientales, sociales, económicas, políticas y de seguridad porque de otra manera no me explico la determinación de invertir en una localidad a unos cuantos kilómetros de Culiacán, una de las ciudades más violentadas y estigmatizadas de México.
Es de imaginar, que Isla de Cortés será un destino turístico tipo enclave, es decir, un lugar prácticamente aislado, sin relación social con su entorno. Por lo menos a corto plazo, no es imaginable ver caravanas de turistas que partan de los hoteles de Altata a visitar Plaza Forum, los teatros, restaurantes o museos de Culiacán.
¿Por otra parte, los habitantes de Culiacán podrán ingresar a los hoteles y restaurantes de Isla de Cortés sin solicitud previa, tal y como sucede en el hotel Emerald Bay?
Los turistas que visiten Isla de Cortés, nos dicen sus promotores, será de alto nivel económico. Esto quiere decir, que si esos turistas llegan a las playas de Navolato, exigirán una máxima seguridad, confort, limpieza y servicios impecables e intachables. Los cuales deberán ser entrenados desde ya. No se podrá improvisar al cuarto para las doce. Aquí la experiencia de Mazatlán debe ser aprovechada, para aprender de lo bueno y desechar lo malo.
Una pregunta que salta de inmediato, es si Mazatlán e Isla de Cortés van a ser promovidos en una estrategia conjunta por las autoridades de turismo o van dejar que compitan encarnizadamente por los turistas extranjeros de medianos y altos ingresos.
Si se piensa en Sinaloa, será posible en hablar de un corredor turístico o unidad turística regional, pero si no es así, cada quien se rascará con sus propias uñas y podrían surgir disputas por el financiamiento para la promoción, la infraestructura, la seguridad, etc.
El proyecto de Isla de Cortés nace en un momento de intensa competencia turística a nivel internacional y nacional. En México, compiten a lo largo de las costas del Pacífico, las dos Bajas, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero, y Oaxaca; y por el lado del Golfo de México, Quintana Roo, Campeche y Veracruz. En todos estos estados e incluso en ciudades del interior, brotan megaproyectos para ganar el turismo de los jubilados de Estados Unidos y Canadá.
Según un estudio sobre comunidades residenciales jubilados, elaborado por Cemex y Active Living International, revela que la generación del "baby boom" (nacidos entre 1944 y 1964) se está retirando en mejores condiciones de salud, tienen todavía mucha expectativa de vida, y su número está aumentando. En 2004 se calculaba que había 41 millones. Para 2010 este número será de casi 70 millones.
"Es el mercado más grande y el que más rápido está creciendo en bienes raíces", dice David Collins, presidente y fundador de ALI. El informe señala que el mercado de casas para esta población en Estados Unidos sobrepasa un potencial de 1.2 millones de personas y se calcula que este número crezca a 2.8 millones en cinco años. Hoy en día, unos 200 mil Adultos Activos viven en México, es decir, un 20 por ciento de los estadounidenses residentes en el país, según Cemex y ALI. Y de acuerdo con este análisis, en los siguientes siete años podría haber una demanda de unas 10 mil viviendas de retiro.
Otros análisis sostienen que la demanda de casas habitación y condominios en México por parte de los jubilados de Estados Unidos y Canadá es mucho mayor. Tan sólo en Puerto Peñasco se está diseñando un mega proyecto para 35 mil jubilados de Estados Unidos, y lo mismo sucede en Cancún. En Nayarit, se tienen proyectadas 250 viviendas en un conjunto llamado "Sensara Vallarta" para adultos de más de cincuenta años, y así por el estilo.
A pesar de este auge, no se conoce aun una estrategia bien definida de la Secretaría de Turismo, tanto a nivel de la república, como de Sinaloa, para enfrentar con claridad el enorme desafío que presenta un tipo de turismo de esta magnitud y con características muy específicas. La competencia es intensa, pero todavía es tiempo de actuar.