El pueblo pagará más impuestos, los gobernadores recibirán dinero, lo mismo los partidos y diputados y senadores podrán seguir gastando y cobrando sin disminuir para nada las cantidades que ellos se asignen
03 noviembre 2009
""
PREMIO
Parecía que el Senado iba a ser algo distinto por lo menos, dignificar el cargo electoral a la hora de revisar, analizar y votar el llamado paquete fiscal 2010.Y nada. Quedaron en ridículo, como siempre. Desde Beltrones, el hombre del poder en el PRI hasta Navarrete, el del PRD quienes durante toda la semana señalaron tangentes por donde según su entender debería corregirse lo votado por los diputados, hicieron una alharaca que sirvió para la nota periodística y la entrevista fácil y al final, salieron con lo mismo.
El pueblo pagará más impuestos, los gobernadores recibirán dinero, lo mismo los partidos y diputados y senadores podrán seguir gastando y cobrando sin disminuir para nada las cantidades que ellos se asignen.
Así están todos lo que ocupan cargos públicos. Vergüenza les debiera dar. Los que votaron a favor, los que votaron en contra y los que se abstuvieron, ninguno convence a ningún ciudadano con sus criterios. Merecen algo más que ignorarles.
Pero quien sí agarró "careada" fue el Presidente contra los empresarios grandes de este País al declarar que no pagan impuestos como debieran y dio por ahí un dato: sólo cubren el 1.7 por ciento. Claro que obtuvo respuesta inmediata.
Pero es como aquella canción cumbia cantada por la Santanera a finales de los años 60 titulada "La boa".
Su estribillo podría decir: Y el Presidente lo sabe, lo sabe, todos los del PRI lo saben, lo saben y los diputados lo saben, lo saben, y los senadores lo saben, lo saben, todos los panistas lo saben, lo saben, los del PRD lo saben, lo saben, y los estudiantes lo saben, lo saben ya los empresarios lo saben, lo saben Y, ¿qué es lo que saben?... Pues lo declarado por Calderón.
Llegó y dolió la declaración del ejecutivo e hizo bien en hacerlo. Para nadie es un secreto que estos empresarios, producto de sus convenios con autoridades, de su fuerza económica y de sus componendas son el "otro poder" en México.
Televisa y TV Azteca por mencionar nada mas dos trust de la comunicación son el ejemplo.
Por algo deben de estar molestos. No cabe duda que el refrán que dicen en mi pueblo y que todos lo saben, lo saben, "la verdad no peca pero incomoda" hizo mella y puso al descubierto que son tan lesivos los grandes como los informales en esto de no contribuir al pago de impuestos.
¿De qué se quejan entonces los formales cuando les incrementan los impuestos si los trasladarán a sus compradores cautivos y no perderán sus márgenes ni sus patrimonios toda vez que no son tocados por la carga impositiva, ni la vieja ni la nueva?
Sin embargo, el pecado de exhibirlos algo le costará al Gobierno federal y no creo que éste se mantenga en su posición de seguirles restregando en su rostro su poca disposición para con el País y sus causas de necesidad en obras y fortalecimiento operativo.
Otra noticia que causó alharaca en los medios y algunos sectores, fue la presentación de un libro escrito por Jorge Castañeda, intelectual y profesor universitario que fue Canciller en el Gobierno foxista y por Rubén Aguilar,ex clérigo y secretario particular que entró al relevo de Durazo en la Presidencia del hombre de las botas titulado "La Guerra Fallida", referida a la acción del actual Gobierno contra la delincuencia organizada en especial, contra los cárteles.
Según cuentan quienes tienen información de dicha obra, el Estado más debiera de haber negociado que enfrentar al crimen con las fuerzas armadas.
Es un análisis que muchos no compartirán desde luego, el mismo Presidente. Pero con todo lo que ha salido a la luz de este caso y las acciones que a diario se suscitan, en donde las organizaciones policíacas se han descubierto en algunos casos como colaboradoras de ciertos grupos delictivos, ¿qué podría negociar el Estado?
¿A dónde pararía cualquier negociación? ¿Entregarles lo poco que puede tener de poder en este caso?
La verdad, no tenía de otra y es tan grande lo que estas organizaciones delictivas habían avanzado que sólo quedaban dos caminos: ceder o enfrentar.
Por ello, el Estado está buscando restituirle a la sociedad ciertos espacios y no ha podido del todo hacerlo pero es que tardarán tanto años como tardó a la delincuencia invadir las esferas del poder mismo.
Los casos están documentados y declarados. Así que un libro no puede dictar opiniones de qué hubiera sido preferible hacer, tal vez el problema es lo mucho que los políticos han desacreditado al Gobierno mismo y han hecho poco creíble sus acciones en todos los rubros.
En fin, el ruido no se acaba y como dijera el patricio romano, la suerte está echada. El destino de este País sigue estando en manos de políticos ricos, de empresarios millonarios y de un pueblo sojuzgado por aquellos que le piden el voto un día para después con argucias distintas, venderlo por unos cuantos millones.