El yunque y el martillo
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Sugey Estrada/Hugo Gómez
Alejandro Magno fue un genial estratega que planeaba todos los ataques junto con sus oficiales y combatía valientemente al frente de su caballería.
Se cuenta que un día, mientras observaba los movimientos de una falange macedonia, conformada por los "Pezhetairoi", (soldados de a pie) quienes estaban provistos de casco, grebas (pieza de metal que cubría desde la rodilla hasta la base del pie), armadura ligera y una enorme sarissa (lanza de 6 metros de largo), dijo que esa formación era como un yunque, pero que hacía falta un martillo que apretara al enemigo para que se precipitara sobre él.
Agregó que ese martillo no podría ser otro que los Hetairoi (la caballería), provistos de una lanza de doble punta, quienes se encargarían de rodear a los soldados enemigos por los flancos y la retaguardia para empujarlos contra la falange y sus aceradas sarissas.
Muchos siglos después, el beato Clemens August Graf von Galen, Obispo de Münster y Cardenal de la Iglesia católica, quien se opuso tajantemente al régimen de Hitler, lo que le valió el sobrenombre de "El León de Münster, utilizó también la metáfora del yunque y el martillo, pero con diverso sentido.
Von Galen aplicó este ejemplo a la virtud de la resistencia o fortaleza. Recomendó aguantar, hacer callo, soportar los golpes y embates, resistir con firmeza.
"¡Debemos endurecernos; permanecer firmes; hemos de aguantar! En este momento hemos de imitar al yunque. El herrero sabe muy bien que el hierro no recibe la forma de los golpes del martillo, sino que la forma la recibe del yunque que aguanta. Sólo es preciso que el yunque resista con firmeza los golpes. El yunque siempre vencerá al martillo...", sentenció.
¿Soporto los golpes con firmeza, como el yunque, para dar forma a mi ser?