¡Faltan huevos en Sinaloa!
02 septiembre 2012
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BELIZARIO REYES / SAÚL VALDEZ
En Sinaloa faltan huevos. Nuestro estado no es la excepción a la regla. En todo México hacen falta huevos. Como consecuencia, el precio está por las nubes.Los avicultores de Los Mochis, como de toda la República, se curan en salud. Para ellos, todo esto es un asunto de mercado. Reconocen que el precio es alto, pero argumentan una alza de precios en el alimento para las gallinas. Si antes pagaban 5 mil pesos bimensualmente por la pasta de soya, única fuente de proteína para las aves, hoy invierten el doble.
Los precios son el regulador por excelencia de los mercados. El precio sube o baja, dependiendo de la oferta y la demanda. Si la gente quiere comprar huevos y no hay, el precio sube; si el consumidor se desinteresa, el precio disminuye.
El huevo forma parte de la canasta básica de alimentos de miles familias sinaloenses. La semana pasada la cartera de huevos llegó a rondar los 58 pesos. Hace dos meses se pagaba 25 pesos por la misma cantidad. Es decir, este producto subió 138 por ciento en sólo 60 días. Eso, ¡sí son huevos!
En México no existe el control de precios, quizá por ello un Secretario de Estado llama a la resistencia civil por primera vez. Bruno Ferrari exhortó a las familias a dejar de comprar este artículo. Millones de mexicanos le han hecho caso al Secretario de Economía, simplemente porque no les alcanza.
Juan Nicasio Guerra, Secretario de Agricultura en el estado, apoya la eliminación de intermediarios en la cadena de comercialización, mientras el Gobierno procura comprar una cantidad no especificada para ofrecerlo a la gente.
La crisis del huevo evidencia la ignorancia de algunos de nuestros políticos sobre cómo funciona la economía. Aunque, sin duda, también ha dado pruebas del deseo de unos cuantos por beneficiarse de la desgracia de muchos.
El primer gran error de las autoridades es de planeación. La gripe aviar reportada en Jalisco en el mes de junio era un campanazo que nadie atendió; 55 por ciento de la producción nacional de este producto se da en tierras jalicienses.
Se sacrificaron 11 millones de gallinas de un total de 145. Parecen pocas, pero el dato a observar no era ese. La tendencia a la alza en el mercado era ya clara. El precio de los alimentos que las aves consumen se había duplicado. Alguien NO hizo su tarea.
El segundo error es el de los subsidios. La importación de huevo, que es una forma sensata de incrementar la oferta, reduce cualquier incentivo para los inversionistas interesados en las granjas sinaloenses.
Los efectos de décadas de políticas populistas hacen creer que cada vez que hay una crisis como la de la tortilla, en 2008, y la del huevo, el Gobierno puede entrar al quite y solucionar el problema.
Por supuesto, aumentar las cantidades de importación y levantar temporalmente los aranceles pueden aliviar la situación sobre todo si se hace con previsión, y no cuando la crisis ya está encima, pero seguir pensando que el Gobierno tiene los recursos para dar de comer a los más necesitados es vivir en la ilusión.
El Gobierno tiene la obligación de diseñar planes para hacer frente a situaciones imprevisibles o difíciles de controlar. Pero los planes de contingencia alimentarios u otros no pueden sustituir las políticas públicas del Estado.
Si lo que importa es reducir la incertidumbre en el mercado del huevo y dar certeza a los inversionistas en el largo plazo, entonces aumentemos la producción y mejoremos la distribución.
A la evidencia del mercado se le suma una nueva realidad: la mundialización.
Los altos precios de los alimentos a nivel mundial son una realidad que llegó para quedarse. Es un fenómeno que tiene diversas elementos a considerar, desde el climático hasta el energético, pero habrá que acostumbrarse a vivir con él.
Hasta ahora la atención de los medios internacionales no ha sido captada, porque la alza en el precio de los alimentos no golpeará por lo pronto el bolsillo de las clases medias y acomodadas del primer mundo.
Son los países más pobres los que sufren, porque a sus ciudadanos no les alcanza para alimentarse bajo los nuevos precios. En los países menos desarrollados, el ciudadano de a pie utiliza entre un 40 y 50 por ciento de sus ingresos en alimentos, en comparación a un 10 por ciento en sociedades más ricas.
Mientras el agua llega al río, Estados Unidos y Francia convocaron de emergencia al G20, el selecto grupo de las potencias industrializadas y las economías emergentes del planeta, México incluido. A los líderes mundiales les preocupa la inestabilidad social producida por una crisis de esta magnitud, tal y como sucedió hace apenas 3 años.
La crisis alimentaria ocurrida no sirvió para cambiar gran cosa con vistas a la siguiente, en la que ya estamos. El alza de precios en los alimentos es un fenómeno que se repite, lo que lo hace muy peligroso. Tras alcanzar niveles récord en 2008, la recesión de 2009 causó una fuerte baja, seguida por el repunte de 2011, con niveles máximos históricos.
Hoy, la historia se repite en Estados Unidos, India y en parte de Rusia, donde se dispararon los precios de grano y alimentos de primera necesidad, con todo y el huevo.
Las transformaciones globales no ayudan. Hay un mercado mundial alimentario dominado por grandes grupos, especialmente de maíz, trigo y soya, en el que la baja de producción en algún lugar del mundo afecta de manera directa a todos. Esto está sucediendo con nuestro vecino del Norte, donde se vive una sequía que afecta la producción de maíz y soya.
Los hábitos alimenticios se están transformando. China aumentó su consumo de carne y de soya. Es sabido que se necesitan 30 kilos de forraje para conseguir un kilo de carne, lo que hace de este producto un bien muy demandado, así que no nos extrañe ver su precio por las nubes en un tiempo relativamente corto.
Recuerde que la soya es la fuente de proteína con la que se alimenta a las aves.
A primera vista, los gobiernos parecen indefensos frente una realidad que los rebasa desde cualquier ángulo. Sin embargo, contrario a lo que se pudiera pensar, este nivel de complejidad obliga a los gobernantes a contar con personal cada vez más calificado. Un nivel de calificación que rebasa con mucho cualquier cuota para los cuates.
Que así sea.
P.D. Escúcheme todos los días alrededor de las 7:45 horas, en Viva la Noticia, con Felipe Guerrero: 107.5 en Mazatlán y 104.1 en Culiacán, por FM.