Fue Miguelito, desde que nació hasta que murió su padre, Miguel Alemán Valdez, ex Presidente de la República Mexicana...

18 noviembre 2004

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Fue Miguelito, desde que nació hasta que murió su padre, Miguel Alemán Valdez, ex Presidente de la República Mexicana de 1946 a 1952. Después, cuando se inció de manera activa en la política, todo el mundo empezó a llamarlo, Miguel. Actualmente, se le dice don Miguel o señor Gobernador del Estado de Veracruz hasta el 30 de noviembre. Cuando era Miguelito, es decir cuando cursaba tercero de primaria en el colegio México de maristas de las calles de Mérida 50, no era el primero de su clase, sin embargo, era de lejos, el consentido del profesor Lemus, por su simpatía natural, su don de gentes, pero sobre todo, por su sencillez. No hay que olvidar que entonces, el padre de Miguelito, era Secretario de Gobernación del Presidente Ávila Camacho. En esa época, el mejor amigo de este niño tan singular, era Mario Moya Palencia quien seguramente sigue siéndolo hasta la fecha. Todas las mañanas, Miguelito era conducido al colegio por uno de los muchos choferes que tenía la familia Alemán en un Cadillac negro, último modelo 1940. Curiosamente este privilegio, más que causar envidia, causaba admiración. En el recreo a Miguelito le encantaba jugar basquetbol y futbol, sin embargo no era un gran deportista. La materia que más le gustaba de todas era Historia y la Literatura. A pesar de su corta edad, era muy nacionalista y le gustaba escribir cuentos. Hay que decir que en esa época serlo era un gran valor de la sociedad y hasta de la aristocracia mexicana. Los relatos de Miguelito, por lo general tenían un matiz patriótico acerca de hechos de Revolución Mexicana. Asimismo abordaban los temas de aquella actualidad, es decir, a propósito del Heroico Escuadrón 201 y del hundimiento del Potrero del Llano en Tampico por los submarinos de las potencias del Eje. Uno de los pasatiempos de Miguelito los fines de semana, era ir a los estudios de cine, Clasa Films, a visitar a los artistas y ver las filmaciones de las películas. Como Secretario de Gobernación, don Miguel tenía a su cargo la Dirección General de Cinematografía. Allí Miguelito conoció a Pedro Armendáriz, Cantinflas, Mapy Cortez, María Félix, Dolores del Río, el Indio Fernández, Gabriel Figueroa, Roberto Gavaldón, etcétera Etcétera. Le encantaba el cine. Le encantaba frecuentar ese medio. Y le encantaban las artistas de cine. Cuando Miguelito tenía aproximadamente 12 años vio por primera vez la película Cantando Bajo la lluvia. Le impactó. Pero lo que más le impresionó era que tenía rasgos muy parecidos a los de Donald OConnor que sale en el filme como uno de los tres protagonistas. Años más tarde, en todas las fiestas a las que invitaban a este joven, siempre le pedián que imitara a Donald OConnor. Fascinado empezaba a hacer la misma mímica y algunos pasos de tap que había utilizado el actor en el filme. Todo el mundo le aplaudía y le decía que debería de ser actor, lo cual, le halagaba mucho. Entonces el medio artístico le divertía mucho más que la típica solemnidad política que veía en su cada en esos años. No obstante, cuando cursaba primero secundaria, entre sus compañeros y con la ayuda de Moya Palencia, se animó a hacer campaña en pro de su padre para la Presidencia. Llevaba volantes con la foto de su papá como candidato y escudos que pedía a sus compañeros que usaran. Afortunadamente el hijo de Ezequiel Padilla, el contrincante de Alemán, no iba a ese colegio. Andando el tiempo, y ya siendo su padre Presidente de la República, Miguelito se enamoró de Rosita Arenas, reina de las fiestas de la Primavera de la ciudad. La segunda novia que tuvo se llamó Pier Angeli. Esta primera actriz italiana era preciosa y muy distinguida. Después tuvo muchos amores, muchos romances, muchos flirteos y muchas admiradoras. Sin duda era el mejor partido de todo México (mucho mejor que Emilio Azcárraga Milmo, que Raúl Balleres Jr., y que Melchor Perrusquía, entre otros). Miguelito, aparte de ser rico, bien parecido, inteligente y simpático, era poderoso, era nada menos que el hijo del Presidente en curso. Por añadidura, no era creído, tenía mucho ángel, uno ciertamente especial, sabía escuchar y respetar la opinión de todo el mundo. Cuando Miguelito salía a bailar con sus novias, le gustaba ir al Patio, al Versalles del Hotel Prado, al Afro de Agustín Barrios Gómez o al Capri. Este joven estudiante de Derecho, también era muy conocido por los gallos que llevaba a sus enamoradas. Contrataba al trío de Los Panchos, al mariachi Vargas de Tecatitlán y hasta a los violines de Villa Fontana. Cuando Miguelito cumplió 18 años, fundó la revista Voz, en los altos de la Lotería Nacional. Y posteriormente inaugura en el Paseo de la Reforma, las oficinas de la productora de cine Tele-Voz, junto con Jorge Negrete. Trabajaba mucho. Lo invitaban mucho, le hacían mucha la barba, todo el mundo quería ser su amigo. Miguelito nunca bebió más de la cuenta, no era afecto a las grandes parrandas, ni tampoco a hacer escándalos. No era prepotente, como los juniors de ahora. Curiosamente, no tenía guaruras, y si los tenía, eran tan discretos, que ni aparecían en escena. Además, era un gran amante de los toros, de la aviación y de los viajes. Era tan entusiasta, emprendedor y enamorado de Francia (habla muy bien francés), que en 1955, creó en París el restaurante Acapulco. Hasta allá se llevó al Mariachi Vargas, el cual era escuchado, todas las noches, por la mejor sociedad de París. Allons a lAcapulco dun mexicain tres, tres riche, decían entonces artistas, actores de teatro, intelectuales, periodistas y demás representantes del tout Paris. Cuando Miguelito cumplió 22 años, conoció al amor de su vida, Christian Martell. Como Miss Universo de 1953, llegó a México, un año después en una tourneé para trabajar en el Palacio Chino. En esos años, Miguelito, iba todas las noches a buscar a Christian a las calles de Tigris número 24, donde compartía ella, un pequeño departamento amueblado, con su padre. Oye, Miguelito, esta muchacha no te conviene. Tú te deberías de casar con una niña bien de la sociedad mexicana, le decían en su familia, particularmente su madre, doña Beatriz Alemán. Pero Miguelito no hacía caso, no obstante, esto era motivo de fricciones con Christian. Fueron tantas las presiones familiares por parte de los Alemán, que los novios rompieron. Christian no quería dejar su carrera artística. Y Miguelito no quería dejarla a ella. Así estuvieron, este par de enamorados, durante 7 largos años. En una de esas crisis, Miguelito conoció a la típica niña bien que vivía en las Lomas. Se hicieron novios. Y después de 6 meses de noviazgo, pidió su mano. Ya estaba todo listo para la boda: invitaciones entregadas, vestido de novia haciéndose y hasta la fecha definida. En esos días la actriz se encontraba de gira artística en Tokio, en donde se enteró del matrimonio entre Miguelito y la niña bien. Bonne chance. Je te felicite. Sois heureux, le escribió Christian en un telegrama. Cuando el novio lo recibió, se quedó estupefacto. Tuvo ganas de llorar. Tuvo de ganas de correr a buscarla. Y tuvo ganas de mandar a volar a su prometida, junto con todo el proyecto. Era evidente que seguía amando a Christian. 72 horas más tarde, Miguelito viajaba, hacia Japón. La primera cosa que hizo Miguelito cuando, junto con Christian llegó a México, fue ir a ver al Presidente en turno, Adolfo López Mateos. A él le contó toda su historia de amor. No te preocupes, déjame hablar con tu padre. A ver qué puedo hacer por ti. Se marchó de Los Pinos, y se fue a su casa en Fundición, donde lo estaba esperando don Miguel. Ya me habló el señor Presidente. Ahora vamos tú y yo a convencer a tu mamá. Todo lo anterior demuestra, que sin duda Miguel Alemán Velazco, es un hombre seguro de lo que quiere, educado, confiable y todo un caballero. Por su parte Christian, es una gran mujer, solidaria, respetuosa de su marido y toda una dama.