Funciones e historia del tatuaje

08 noviembre 2014

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Se defiende titular de la Sedena en caso Tlatlaya

Al titubear cuál sería el tema para esta colaboración pensé en escribir sobre la cuarta edad o senectud, pues es la mía, ya que muy pronto llegaré a los 85 años, además me llega sobre este tema literatura por diferentes medios de comunicación: artículos en periódicos, revistas, ensayos y libros, pero estando en otro medio, el cine, me topé con un anuncio en el que adelantaban una película en la que aparecían personas tatuadas de ambos sexos y diferentes edades.
Al día siguiente jueves, desde el momento en que me senté a escribir me detuve pensando en las imágenes de las personas tatuadas y reflexioné que el tatuaje no es sólo un adorno, sino también una forma de comunicar algo como por ejemplo, para identificarte como tal persona o la identidad de la familia, tribu, raza, etc. Así fue que opté por dejar el tema de la edad senecta y optar por la historia, la geografía, los usos y costumbres del llamado tatuaje.
Empezaré por definir el nombre, según la Real Academia Española, tatuar quiere decir grabar dibujos en la piel humana, introduciendo materias colorantes con punzadas o instrumentos especiales.
La palabra tatuaje en lo relativo a su raíz, su léxico y semántica se ha generalizado en muchos idiomas de la palabra polinesia dibujar y se conocen cuatro formas de hacerse: a) por punción con aguja, lezna o espina; b) mako, cortando con una especie de cincel; c) queloides, por heridas que se mantienen artificialmente abiertas hasta que se formen cicatrices convexas en forma de botones, en tribus negras; d) en Oceanía, América y África generalmente son geométricos. Las egipcias se tatúan el dorso de la mano, el pecho, la barbilla, la frente y ha durado el tatuaje en Egipto para fines curativos de cuatro mil a cinco mil años.
Ya inmerso en este interesante y milenario tema, para mí novedoso, busqué en la computadora y encontré la reproducción del periódico Imagen Poblana con el título "Los tatuajes son historia, cultura y moda", lo que enseguida transcribo:
"Más allá de la moda, los tatuajes son una forma de vida. Una marca que diferencia a las personas o a un grupo social. Son señas muy cotizadas para los amantes de las pieles tintadas, que buscan tatuadores especializados en diversas disciplinas.
Tatuar es un oficio que, en ocasiones, se llega a ver como arte. Dibujos precisos y sorprendentes con una historia detrás, trazos que retratan una parte de nuestra alma, frases que recuerdan un momento o esquemas que todos puedan ver y, con esto, expresar nuestra personalidad usando el cuerpo como lienzo de una manera diferente a la convencional.
La explosiva moda del tatuaje, ¿pero por qué tatuarse tanto ahora? En el pasado primitivo el tatuaje daba señal de las pertenencias tribales o religiosas, evocaba a los demonios o los dioses, otorgaba poder para luchar o para librarse de la muerte. Significaba en fin de tratar con cosas serias.
El que ahora parezca trivializado es especialmente coherente con la confusa y descreída condición de la época. Ni el cuerpo es tan sagrado ni el tatuaje tan ceremonial como antes.
El pigmento actúa no sólo tematizando un deseo, mostrando un nombre de amor o exaltando el mal, sino que interviene una clase de fe que recobra las anillas de la pertenencia, el martirio o el conjuro del miedo. Efectivamente, unos eligen el nombre de la amante, otros del infierno, otros del cómic y no
AÚN CABE LA ESPERANZAse trata siempre de algo contrario al sentido de los viejos ancestros aunque algunos incluso se tatúan como un acto de rebeldía.
Un paseo por la historia que deja huellas en la piel. De las épocas ancestrales a sus reproducciones contemporáneas, el fascinante viaje del tatuaje tiene un sinfín de simbolismos y de evoluciones que dan prueba de su riquísima historia, y es que no hay una época histórica ni una zona geográfica en la que el ser humano no se haya tatuado la piel.
El tatuaje es un tesoro común a toda la humanidad. De su simbólica ritual ancestral en tribus del mundo entero hasta su erradicación durante la colonización, su uso como estigma de castigo, como los esclavos romanos o el código negro que en Francia marcaba a las prostitutas, hasta su sorprendente uso terapéutico contra la artrosis.
Durante el Siglo 19, los hombres tatuados se convierten en objeto de curiosidad en Europa y en Estados Unidos. En Japón, inicialmente seña de castigo militar, llega a su apogeo en el Siglo 18 gracias a la traducción de la novela china Al borde del agua, que relata la historia de los 108 bandidos tatuados, y a principios del 19 nace el traje corporal, tatuaje tradicional que cubre todo el cuerpo del cuello a las muñecas y los tobillos".
jrinber@gmail.com