García Luna señaló que la delincuencia había conseguido un control territorial a través de la intimidación o la corrupción y que había generado una base social, 'ante una contracultura en la que se cree que la delincuencia es sinónimo de

09 septiembre 2008

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Melissa Sánchez

La delincuencia organizada, particularmente el narcotráfico, extendió sus redes hacia otras actividades: secuestro, contrabando, venta de piratería, cobro de derecho de piso o protección y extorsiones simplemente por permitir trabajar u operar a profesionistas, vendedores ambulantes o negocios establecidos.
Y, desde luego, que las ejecuciones y decapitaciones, así como, los mensajes en las llamadas narcomantas son actividades terroristas, con la clara intención de intimidar y "generar alarma social", como la definió el Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
García Luna compareció ante los diputados la semana pasada y más allá de dibujar un panorama poco halagador del combate a la delincuencia organizada, dijo algo que todavía es más preocupante, aunque no abundó en ello: "cuentan con una base social que les da impunidad".
Y dos semanas antes, en el marco del Consejo Nacional de Seguridad, señaló que la delincuencia había conseguido un control territorial a través de la intimidación o la corrupción y que había generado una base social, "ante una contracultura en la que se cree que la delincuencia es sinónimo de éxito."
Esto implica que existen sectores de la sociedad que los protegen e incluso colaboran con ellos. Esta realidad me hizo recordar la entrevista que en mayo de 2006, publicó el diario brasileño O´Globo, con Marcos Willians Herbas Camacho, alias Marcola, líder de la banda criminal de Sao Paolo, Primer Comando de la Capital, donde él decía que era "una señal de estos tiempos... el inicio tardío de vuestra conciencia social."
Y señalaba enfático: "Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes, se refería a las autoridades y los poderosos económicamente, son odiados."
Por otra parte, el pasado domingo el diario Reforma publicó que "los cárteles del narcotráfico han extendido sus redes criminales y se están adueñando del mercado de videos y discos piratas a lo largo del país" y en la información hacen referencia a las diferentes actividades que han asumido estos grupos delictivos: contrabando, extorsiones y hasta la producción y distribución de videos y discos piratas.
Esta diversificación y transformación de la delincuencia organizada no es nueva y las mismas autoridades la han reconocido en el pasado, sin embargo, lo que resulta más preocupante es que las policías no son capaces de adecuarse a los nuevos modus operandi y continúan descoordinados y departamentalizados.
El último párrafo de la información que publicó el grupo Reforma lo revela claramente: "En la PGR, las redes de contrabando y la piratería son investigadas por la Subprocuraduría de Delitos Federales, por lo que sus investigaciones no se cruzan con las del crimen organizado, que maneja la SIEDO."
Por su parte, Genaro García Luna, en su comparecencia ante los legisladores, de acuerdo a la información publicada en el diario La Jornada, señaló: "...que la policía mexicana se desfasó histórica y técnicamente frente al crimen organizado, desde que éste empezó a evolucionar en la década de los 70, cuando se 'sofisticó', y que en la de los 80 utilizó 'la globalización como instrumento para sus operaciones', así como 'el potencial de tecnología'."
Nuevamente la referencia a la entrevista de Marcola es inevitable: "Nosotros somos una empresa moderna, rica... Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña.
"Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa...
"Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos 'globales'. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros 'clientes'. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos."
Y aunque hay quien afirma que la entrevista de Marcola es falsa y un inventó del periodista y cineasta brasileño Arnold Jabor, que puso en la boca del preso palabras e ideas suyas, lo cierto es que éstas deben conducir a la reflexión y el análisis y no deben ignorarse, al margen de quien las haya dicho.
El hilo conductor de la entrevista con Marcola es que el gobierno federal desperdició la oportunidad de combatir la pobreza y atender a los pobladores de las denominadas villas miseria, en Brasil.
Según él, las cosas cambiaron porque la multinacional de la droga modificó la correlación de fuerzas y ahora ellos tienen dinero que les sirve para corromper y operar: "Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio. ¿Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, entiende?"
Al vincular las supuestas declaraciones de Marcola, con las de García Luna y con la realidad, la evidencia es brutal: efectivamente la delincuencia organizada luce hoy como "una empresa moderna, rica", que además aprovecha sus recursos para diversificar sus operaciones e incrementar sus ingresos; del otro lado, un estado burocrático, incapaz de responder ágilmente y, menos librarse, de los que Marcola denomina "chupasangres", que precisamente obstaculizan los cambios, las transformaciones y las reformas porque el statu quo los beneficia, sea porque se encuentran dentro de las redes delictivas, sea porque reciben dinero por su pasividad o complicidad.
Y aunque la delincuencia goza del poder que les brindan los millones que acumulan a través de sus acciones, no se ha erradicado la miseria, sin embargo, sus consecuencias son totalmente distintas.
Marcola, o el periodista a través de él, dice: "No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas 'con autorización' de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio."
Al insistirle en la búsqueda de la solución, el vuelve a responder que no existe: "Ustedes sólo pueden llegar a algún éxito si desisten de defender la 'normalidad'. No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral.
"Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución.
"¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: 'Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno'."
Efectivamente el reto es construir un nuevo paradigma, crear nuevos referentes, reinventarnos. El pasado no fue mejor que el presente, pero tampoco podemos imaginar un nuevo futuro, que contemple algo totalmente distinto y desconocido. Lo cierto es que pretender combatir a la delincuencia organizada con los instrumentos y estrategias tradicionales es inútil.
Ellos, los delincuentes, crean, se modernizan, se coordinan y actúan, mientras las autoridades planean, hablan, se reparten responsabilidades, se disputan los recursos y buscan regresar a una "normalidad" que ya no existe.