Instituto Nacional de Periodistas
29 mayo 2009
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Cristina Zambrano
Ser periodista en México es tan riesgoso como entrar caminando a Tepito, vestido con traje Óscar de la Renta, cartera bien abastecida, reloj Rolex Submariner Daytona, alhajas en manos y cuello. Por supuesto, no es asunto novedoso descorrer el telón de las acechanzas que el oficio implica, como lo confirman los 718 expedientes que lleva la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por violaciones a los derechos humanos de periodistas y comunicadores mexicanos en los últimos 18 años.En todas las épocas y en todos los lugares, el periodismo ha sido una profesión mal pagada, poco reconocida y de alto riesgo para quienes la ejercen como contrapoder de los poderes constitucionales y fácticos del dinero o crimen organizado. 170 expedientes documentan 45 homicidios y 8 desapariciones de 2005 a 2008; siete periodistas siguen sin ser localizados desde 2005; en 2007 se registraron 72 agresiones, de las que cada tres tuvo origen en el narcotráfico; 28 agresiones han ocurrido en lo que va de 2009.
Sinaloa ha contribuido en esta estadística con varias cruces y féretros de periodistas sembrados en los caminos de su historia y las pistolas que los silenciaron pasaron a mejor vida en paz o siguen dispuestas al mejor postor. He aquí un breve recuento, como breve homenaje a los compañeros caídos:
El 27 de enero de 1879 fue apuñalado por la espalda el periodista anticañedista José Cayetano Valadés, director del Semanario La Tarántula, quien publicó en la víspera el anuncio de su propia muerte y acusó anticipadamente como autor al gobernador Francisco Cañedo. Aun con la evidencia, los responsables no fueron castigados.
El 9 de febrero de 1913 le aplicaron la "ley fuga" al periodista Faustino Díaz cuando lo transportaban de Culiacán a Mazatlán, sólo por ser porfirista, pecado mortal en aquellos tiempos. Ni sus restos aparecieron.
Por denunciarlos de corruptos, el 26 de marzo de 1971 Vicente García Medina fue torturado y acribillado por policías. Caso extraordinario: los responsables fueron procesados y sentenciados.
El 31 de julio de 1977, fue ametrallado por soldados Mario Carlos Rodríguez Falcón. Jamás se aclararon las circunstancias de su muerte.
En 1978, acentuada la lucha contra el narcotráfico en Sinaloa, el periodista Roberto Martínez Montenegro, quien se había especializado en el tema del crimen organizado, murió victima con ráfagas de fuego cruzado en Culiacán.
El delegado de la PGR fue señalado como autor intelectual y obviamente la averiguación no prosperó. Un año después fue muerto José Guadalupe Mendívil. Su caso tampoco fue resuelto.
Al año siguiente, Aarón Casimiro Flores Heredia fue ultimado precisamente el día dedicado a conmemorar la Libertad de Expresión. Las sospechas recayeron sobre el gobernador Alfonso G. Calderón y el comandante de la policía Guillermo Casillas Romero. El crimen tampoco fue esclarecido.
Panegerista priista, Odilón López Urías fue asesinado a balazos el 7 de octubre de 1986, después de anunciar que presentaría pruebas de homicidios cometidos por su ex jefe, el gobernador Antonio Toledo Corro.
Este caso fue archivado ante la indiferencia del gremio. Ese mismo año fue asesinado Pablo Nájera López cuando cenaba con su compañera a bordo de su auto. Un par de pandilleros fueron detenidos y procesados por el homicidio.
El pasado 22 de febrero se cumplieron 21 años del asesinato del periodista mazatleco Manuel Burgueño Orduño, cometido a las 3 de la tarde mientras comía con sus hijas en la casa familiar.
El comando asesino fue organizado por Humberto Rodríguez Bañuelos, comandante de la Policía Judicial en el Sur de Sinaloa que trabajaba al alimón con el grupo delictivo de Miguel Ángel Félix Gallardo. Su hermano, autor material, fue preso pero escapó del penal mazatleco con otros 97 reos de alta peligrosidad. Jamás fue recapturado.
Un año antes, el 16 de diciembre de 1987, fue muerto a balazos en el centro de Culiacán el licenciado Jesús Michel Jacobo. El caso se relaciona con el crimen organizado y no fue resuelto.
Cuando cenaba con sus hijos en un lugar público, fue asesinado el 28 de noviembre de 2004 Gregorio Rodríguez Hernández.
Los autores intelectuales y materiales fueron identificados. Desde el 2 de abril de 2005 está desaparecido Alfredo Jiménez Mota. Finalmente, el 5 de septiembre de 2007 fue baleado en el centro de Culiacán Oscar Rivera Inzunza. El caso sigue sin respuesta.
Exigencias estériles
A todos los que ejercemos el segundo oficio más viejo del mundo nos ha dolido la pérdida de algún compañero cercano, pero sabemos que pedir garantías al presidente de la República o a cualquier autoridad cada vez que cae un periodista es súplica tan eficaz como rezarle a la Virgen de Guadalupe para que nos conceda fortuna y mujeres espléndidas.
Es desquiciante imaginar que el Gobierno federal proporcione guardaespaldas y dote de Hummers blindadas a cada uno de los periodistas que efectivamente se juegan el pellejo al denunciar excesos políticos o identificar narcotraficantes y sus tentáculos. Lo que los periodistas no hagan por sí mismo no lo hará nadie y en ese tema la desunión parece ser atávica característica gremial.
Por ello, debemos recibir con beneplácito la Ley que crea el Instituto Nacional de los Periodistas que, cuando menos, brindará a los comunicadores algunos apoyos que hoy no tenemos.
Entre la humareda que desató la influenza, fue aprobada por el Senado la propuesta presentada por el grupo parlamentario del PRD para dotar a los periodistas, entro otros beneficios, de un seguro de salud, que incluye atención médica preventiva, curativa y de rehabilitación física y mental por accidentes o enfermedades; un seguro de vida por invalidez, riesgos de trabajo y vejez, beneficios extensivos a sus familiares; y la garantía de ofrecerles seguridad jurídica y física a periodistas en situación de riesgo y a los familiares que dependan directamente de ellos.
Los parlamentarios fundaron su propuesta en el hecho innegable de que el ejercicio periodístico en México es una actividad de alto riesgo por sobre otras profesiones. Publicada la Ley en el Diario Oficial, sólo faltaría que el Director General del Instituto sea nombrado por el Presidente de la República y ratificado por el Senado de y que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público transfiera los fondos necesarios para el inicio de actividades del Instituto en un plazo no mayor a un año.
En la republicana austeridad en la que se desempeña el periodismo, el Instituto es tácitamente un reconocimiento al valor que la información tiene en el desarrollo de los pueblos y un apoyo particular para un gremio extremadamente vulnerable.
Palabra de hoy: féretro
Proviene del vocablo latino pheretrum, derivado del griego pheretron. Ambas palabras procedían del verbo griego pherein, y servían para designar cualquier aparato que fuera usado para transportar personas o imágenes religiosas, tales como camillas, andas, literas o, incluso, el ataúd o caja en que se transporta un cadáver
Vox populi vox dei
De Juan Pablo Rodríguez Murillo:
Para que se hacen guaje los políticos del PRI si todo mundo sabe que se han enriquecido con el narcotráfico y a ellos les conviene que este negocio siga existiendo porque es de ahí donde obtienen muchas, digamos, "utilidades". No me digan que el Gobernador Antonio Toledo se hizo millonario con su sueldo de Gobernador y no me digan que no hizo tráfico de influencias para vender su rancho a Fonatur en 100 millones de dólares cuando se sabe que ese organismo expropia pero no compra terrenos para construir hoteles. ¿Por qué se lo compraron a Toledo y por qué precisamente ese rancho?, habiendo otros lugares mejores. Los priistas desfalcaron al país en los 70 años que gobernaron y fueron, son y serán cómplices de los narcotraficantes, eso lo sabemos aquí y en China. Muchas gracias por su columna.
Observaciones ciudadanas: mmartiniriver@gmail.com.