La absurda controversia

19 julio 2011

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David Martín Barajas

Los individuos somos únicos e irrepetibles, en otras palabras, no existimos dos iguales. Con el derecho de gozar de las garantías que nos otorga nuestra Constitución, la cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en casos y con las condiciones que ella misma establece. Las ideologías religiosas tratan de lograr que todos vivamos como hermanos, para enaltecer nuestro espíritu. No se hace mención de exclusión de que en que estos principios legales o religiosos se discriminen a los grupos minoritarios por el color de la piel, cultura o preferencias sexuales. (Aunque en la Biblia señala entre otras citas, en el Génesis 1:27, condenando la homosexualidad, sin embargo, en otras citas, acepta la poligamia y el incesto).
En el marco de Día Mundial contra la Homofobia, la Encuesta Nacional Sobre la Discriminación reveló que de cada 10 mexicanos el 43.7 por ciento, no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales.
La opinión de los mexicanos cambia de acuerdo con su nivel socioeconómico, siendo más tolerantes en los niveles socioeconómicos medio y alto, así como en el rango de personas menores de 50 años.
¿Para qué tanta controversia para poder aceptar la igualdad en derechos y obligaciones fundados solo en las diferentes orientaciones sexuales? Como señala el Dr. Lars Ulleston en su libro: Las Minorías Eróticas, de Editorial Grijalbo: Las posibles objeciones a la moral utilitaria ¿Se puede pensar que estas reformas tendrían efectos dañinos? ¿Acaso representan una amenaza para la vida o para los bienes de los ciudadanos? ¿Qué no pregonan que todos tenemos los mismos derechos ante los ojos de Dios por ser sus hijos y ante de la ley por ser todos ciudadanos?
guillermo.washington@gmail.com