La autopsia de los vivos
""
Sugey Estrada/Hugo Gómez
La autopsia es un examen muy frecuente que se practica para determinar las causas de la muerte de una persona, la enfermedad que sufrió y cualquier otro tipo de duda o investigación que se deba realizar al respecto.
Para los familiares y deudos es penoso y molesto que se lleve a cabo este procedimiento en el cuerpo de la persona fallecida, pero hay estudios que recomiendan y señalan la pertinencia de realizarlo, ya que se suelen cometer muchas equivocaciones en los diagnósticos primarios sobre las causas del deceso.
Normalmente se distinguen dos tipos de autopsia: la forense, que es la más conocida porque es muy usual en películas, series, noticias y programas, la cual se realiza por razones legales, sobre todo cuando hay indicios o dudas sobre algún hecho criminal.
El segundo tipo de autopsia es la clínica, que se utiliza para determinar lo más puntualmente posible las causas de la muerte de la persona, así como los procesos patológicos que pudieran haber afectado al paciente y desencadenado su muerte. Lógicamente, esta modalidad obedece más a cuestiones de investigación y análisis, que pueden ayudar a prevenir y combatir otros casos semejantes.
Sin embargo, originalmente el término autopsia no tenía nada que ver con la muerte, pues significa ver u observar por sí mismo, por los propios ojos. En cambio, la palabra necropsia sí hace referencia directa a la observación de un muerto.
Recuperando el sentido primigenio, sería muy conveniente que las personas que aún tenemos vida nos practicáramos la autopsia. Imaginemos qué benéfico sería observar, rastrear, analizar, precisar y diagnosticar nuestra persona, comportamiento, motivaciones y actitudes.
Si cada uno realizáramos a conciencia esta autoexploración o autopsia en vida, tal vez la mayoría modificaríamos bastante nuestro carácter y procedimientos.
¿Qué resultados arroja mi autopsia?
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf