La esperanza como motor de vida
28 marzo 2015
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Héctor Tomás Jiménez
'En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente'.Khalil Gibran
La frase inicial, del poeta, novelista y ensayista de origen libanés, tiene un gran significado con relación a la esperanza, es de un enorme sentido poético para nuestra existencia, pues la esperanza es un valor esencial en la vida de los seres humanos, es un valor que nos permite transitar y caminar hacia el logro de objetivos determinados.
La esperanza es un detonante; cuando la tenemos se desencadena en nosotros un deseo de lucha, un ánimo especial para afrontar cada una de las actividades cotidianas, incluso las más difíciles. La esperanza nos permite aumentar el deseo de seguir adelante cuando nos percatamos que nuestras fuerzas nos abandonan, la esperanza es una antorcha encendida que nos da la voluntad necesaria para no renunciar a nuestros sueños aun cuando el camino es una cuesta casi imposible de remontar.
Hay dentro de nosotros mismos un motor que nos impulsa a la realización de nuestros anhelos, un motor que como seres humanos, nos hace ser capaces de lograr todo aquello que nos propongamos aunque parezca imposible. Ese motor es la esperanza de vida.
Así como todos los motores tienen circuitos magnéticos, alambrados, bujes y polaridades, nuestra esperanza como motor interno tiene fe, entusiasmo, voluntad y perseverancia. La fe es la chispa que nos mueve a las grandes acciones, el entusiasmo nos sirve para realizar cada uno de los pasos llenos de optimismo y seguridad, la voluntad nos permite tener la fuerza suficiente para seguir adelante y la perseverancia nos sirve para continuar la ruta a pesar de las adversidades que se presenten. ¡Así es como funciona la esperanza! Charles Revson fundador de la empresa multinacional dedicada a la producción de cosméticos y productos de belleza para la mujer, dijo alguna vez en una entrevista: "En la fábrica hacemos cosméticos, pero en las tiendas vendemos esperanza". Y en efecto, la mujer cuida su feminidad y usa los cosméticos con la esperanza de ser y parecer aún más bella y lucir siempre atractiva. Aquí la esperanza tiene un significado de carácter emocional sin embargo, crea la sensación de seguridad y genera un entorno positivo para las personas.
Una persona usualmente se convierte en aquello que él cree que es; de tal manera que si uno se dice a sí mismo que no puede hacer algo, es posible que termine siendo incapaz de hacerlo, pero si por el contrario, se tiene la creencia y la fe inquebrantable que sí puede hacerlo, con seguridad adquirirá la capacidad de realizarlo y logrará sus anhelos y sueños aunque las condiciones sean aparentemente contrarias a sus propósitos.
Un hombre sin esperanza es un hombre que transita por la vida sin ilusión alguna, sin ánimo de logro, sin metas ni objetivos por alcanzar, en una palabra, es una persona sin amor por sí mismo y mucho menos por sus semejantes. Es un hombre que se ha limitado a sí mismo en sus posibilidades de logro.
La desesperanza encuentra buen nido en aquellos seres que alimentan su corazón y su mente con pensamientos que limitan y restringen su poder creativo, aquellos que consideran que la vida sólo se puede vivir de determinadas formas y que la realidad de alguna forma ya está hecha, que tiene sus límites en lo que ven y escuchan a diario, siendo estos límites barreras invisibles alrededor de sí mismos las cuales los encierran entre las paredes del temor duda e incredulidad, forjándose ellos mismos en este encierro un carácter intolerante, desesperado, pesimista y agrio.
Los desesperanzados creen que no tienen poder alguno para influenciar y transformar lo que parece una realidad fría, carente, dolorosa y limitada, se han convencido que la realidad es tan terrible y limitada como intransformable, y que su existencia está condicionada a un constante padecer de circunstancias azarosas que van y vienen en una marea que alza, hunde, azota y puede ahogar con un oleaje que va y viene de manera incontrolable.
Moraleja: La esperanza le da sentido a la vida. La esperanza es un impulso, una fuerza para ponernos a trabajar en la búsqueda de un ideal. En la práctica trabajamos, nos movemos y actuamos porque tenemos la esperanza de llegar a alguna parte, de lograr un objetivo, de alcanzar una meta o hacer realidad un sueño. En una palabra, la esperanza mueve las conciencias de los hombres.