La foto con el Papa
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1. Mientras estudiaba en Roma, hace ya más de 30 años, tuve un vecino de cuarto que ansiaba tener una foto con el Papa. Su timidez le impedía colarse en alguna celebración, o conseguir un acceso a través de un importante contacto. Pero un día su Obispo llegó a la ciudad eterna para hacer la visita obligada a Juan Pablo II, y le ofreció a mi amigo acompañarlo para una entrevista privada. Era su oportunidad pues, como parte del protocolo, se incluía una foto con el Papa. Había, sin embargo, un serio problema. La cita coincidía...
2. ... con el examen final de maestría que debía presentar mi vecino. No durmió durante días tratando de discernir lo que debía hacer: presentar el examen, que seguro pasaría pues era un estudiante muy capaz, o asistir con su Obispo al encuentro con Juan Pablo II. Si optaba por el requisito académico, concluiría con éxito su proceso educativo, aunque se privaría de un anhelo acariciado por años; si prefería visitar al Papa, cumpliría con ese sueño, pero regresaría a México sin título, objetivo fundamental de su estancia en Roma.
3. Como era de esperarse, dada la devoción hacia el Papa de mi amigo, prefirió posponer el requerimiento escolar -que a final de cuentas nunca cumplió- para obtener el precioso objeto que hoy cuelga en una de las paredes de su oficina parroquial: la foto en la que aparece al lado de Juan Pablo II. Las personas que lo visitan miran con asombro y no poca envidia la imagen y él, humilde pero orgulloso, responde que sí, que sí pudo tomarse una foto con el Papa. Ya casi nadie se acuerda de que no terminó su maestría.
4. Pero no sólo los religiosos quieren ese recuerdo. La semana pasada, y durante su visita a Roma, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) obtuvo también la preciada imagen, ahora con el Papa Francisco. No fue en audiencia privada, es cierto, pero pudo colocarse en los primeros lugares de la audiencia pública -¿quién le facilitaría el acceso?- y hasta una carta le entregó al sucesor de Pedro. No podían faltar las críticas por este hecho, tildado de oportunista y manipulador. Miguel Barbosa, su antiguo correligionario en el PRD...
5. ... y hoy líder en el Senado de esa bancada, calificó el gesto como un síntoma claro de promoción electoral. Sin embargo, el tabasqueño, y ya permanente candidato a la Presidencia de la República, no es el primer personaje de la política mexicana que busca sacar partido de esa escena. Presidentes emanados del PRI y del PAN, gobernadores y alcaldes, senadores y diputados, han buscado la misma promoción, suponiendo que con tal ilustre acompañante se granjearán el voto del electorado. Suponen que la santidad se transmite por ósmosis.
6. Pero no. De nada servirá que se tomen fotos y fotos con el Papa si no siguen su mensaje, que es el de Jesucristo. Podrán presumir sonrisas y abrazos con Francisco de Roma, pero será inútil su jactancia si no se ve acompañada de un verdadero interés por trabajar en favor del pueblo que les paga sus ricos salarios. Colgarán los retratos en sus elegantes despachos, pero ello no les acarreará la medalla del reconocimiento popular si en verdad no se preocupan por honrar el compromiso que adquirieron como servidores públicos.
7. Cierre ciclónico. Como el Sínodo de las Familias no satisface el morbo de los periodistas, la noticia de esta semana ha sido la supuesta carta que 13 cardenales le dieron a Francisco, quejándose de la metodología sinodal. De existir esa misiva, habría que preguntarles por qué no le dijeron, de manera personal, al Papa lo que pensaban, sobre todo a él que tan abierto se ha mostrado al diálogo y a escuchar opiniones diferentes. A menos que lo pretendido fuera dar a conocer, de manera pública, su malestar por este tipo de papado