La honrada medianía
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El hombre sale de su casa, una casa con un amplio porche y plantas alrededor, en un jardín como en cualquier casa, una vivienda como hay muchas en las colonias de los países latinoamericanos, una vivienda casi rural, con techo de dos aguas y columnas sencillas.
El hombre aborda su automóvil, un Volkswagen sedán modelo 1987, en él se traslada a su trabajo y hace sus trayectos diarios.
El nombre de este hombre, José Mujica, Presidente de la República de Uruguay.
El Presidente de Uruguay utiliza un Embraer EMB 120 Brasilia, un avión de doble hélice para 30 pasajeros en su versión comercial, para vuelos dentro de Sudamérica; para viajes más largos usa aerolíneas comerciales.
En el otro extremo, otro hombre habita una mansión valuada en 86 millones de pesos, en un País donde la mayoría de la población vive al día con los exiguos salarios, o en la incertidumbre del desempleo; este hombre es Enrique Peña Nieto, Presidente de México.
El Presidente Peña Nieto usará, en el segundo tramo de su sexenio, un avión Boeing 787-8 completamente nuevo, con un costo total de 6 mil 769 millones 996 mil 885 pesos, monto que será sufragado en un plazo de 15 años.
En México, los hombres del poder político, sobre todo los priistas, intentan reflejar su apego a la legalidad usando la imagen del Presidente Benito Juárez, casi todos cuelgan en sus oficinas el retrato del oaxaqueño ilustre, pero muy lejos están de seguir sus palabras.
"Bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala", señaló Juárez en 1858.
¿Dónde está esa honrada medianía en los hombres del poder político? ¿Dónde en Carlos Romero Deschamps, dónde en Elba Esther Gordillo? ¿Dónde, cuando detentan mansiones que no corresponden con los ingresos que declaran?
Es cierto que la austeridad en la que vive el Presidente uruguayo se percibe muy extrema, pero más extrema es la opulencia que exhiben en México los políticos, y de manera particular el Presidente de la República, en un País sumido en la inseguridad y la incertidumbre económica de la mayoría de sus habitantes.
La riqueza que ostentan los políticos no se percibe nada honrada y se aleja sideralmente de la medianía