La honrada medianía

Elizabeth Gámez
18 noviembre 2014

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El hombre sale de su casa, una casa con un amplio porche y plantas alrede­dor, en un jardín como en cualquier casa, una vivienda como hay muchas en las co­lonias de los países latinoa­mericanos, una vivienda casi rural, con techo de dos aguas y columnas sencillas.
El hombre aborda su au­tomóvil, un Volkswagen sedán modelo 1987, en él se traslada a su trabajo y hace sus trayectos diarios.
El nombre de este hom­bre, José Mujica, Presidente de la República de Uruguay.
El Presidente de Uruguay utiliza un Embraer EMB 120 Brasilia, un avión de doble hélice para 30 pasajeros en su versión comercial, para vuelos dentro de Sudamé­rica; para viajes más largos usa aerolíneas comerciales.
En el otro extremo, otro hombre habita una mansión valuada en 86 millones de pesos, en un País donde la mayoría de la población vive al día con los exiguos sala­rios, o en la incertidumbre del desempleo; este hombre es Enrique Peña Nieto, Pre­sidente de México.
El Presidente Peña Nieto usará, en el segundo tramo de su sexenio, un avión Boeing 787-8 completamente nuevo, con un costo total de 6 mil 769 millones 996 mil 885 pesos, monto que será sufragado en un plazo de 15 años.
En México, los hombres del poder político, sobre to­do los priistas, intentan re­flejar su apego a la legalidad usando la imagen del Pre­sidente Benito Juárez, casi todos cuelgan en sus ofici­nas el retrato del oaxaqueño ilustre, pero muy lejos están de seguir sus palabras.
"Bajo el sistema federati­vo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a im­pulsos de una voluntad ca­prichosa sino con sujeción a las leyes. No pueden impro­visar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vi­vir en la honrada medianía que proporciona la retribu­ción que la ley les señala", señaló Juárez en 1858.
¿Dónde está esa honrada medianía en los hombres del poder político? ¿Dónde en Carlos Romero Deschamps, dónde en Elba Esther Gor­dillo? ¿Dónde, cuando de­tentan mansiones que no co­rresponden con los ingresos que declaran?
Es cierto que la austeri­dad en la que vive el Presi­dente uruguayo se percibe muy extrema, pero más ex­trema es la opulencia que exhiben en México los polí­ticos, y de manera particular el Presidente de la Repúbli­ca, en un País sumido en la inseguridad y la incertidum­bre económica de la mayoría de sus habitantes.
La riqueza que ostentan los políticos no se percibe nada honrada y se aleja si­deralmente de la medianía