La importancia de la preparación

24 febrero 2014

""

Sugey Estrada/Hugo Gómez

Cuando existe preparación, se desarrolla mejor el proceso de cualquier acción. No obstante, un exceso de reflexión y dilación, retrasa y obstaculiza la toma de decisión.
El resultado es muchas veces pobre e insulso, porque la decisión se toma al calor de un impulso; en otras ocasiones a la acción no se le da curso, porque se demora en minucias propias de un concurso. "No necesito saberlo todo. Tan sólo necesito saber dónde encontrar lo que me haga falta, cuando lo necesite", dijo Albert Einstein.
Según Aristóteles, la virtud está en el justo medio, pero el problema es que no la procuramos ni para remedio. Por obrar con premura y rapidez incurrimos en agobiantes excesos, o con quelonia lentitud nos extralimitamos en prolongados recesos.
Lo cierto es que un momento de preparación alivia la carga de presión, evita innecesarios desgastes y la pérdida de tiempo y recursos en reparación. "Si tuviera ocho horas para cortar un árbol, utilizaría seis de ellas para afilar mi hacha", manifestó Abraham Lincoln.
No hay que dejar todo a la evasiva fortuna ni a un insólito golpe de suerte, el destino no depende de las fases de la luna sino del trabajo concienzudo y fuerte. El éxito no surge al azar ni de la nada, asentó Luis Pasteur, para reforzar que "la suerte favorece a la mente preparada".
Conviene guardar un adecuado margen para la improvisación, pero sin exagerar en el terreno de lo imprevisto, porque un descalabro puede llevar a frustración y a cuestionar seriamente el porqué existo.
Se vale improvisar, siempre y cuando se controle el proceso de lo que se va a visar y supervisar. "Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara", resaltó William Shakespeare.
¿Invierto más tiempo y recursos en preparar o en reparar?
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf