Las emociones son reflejos de estados de ánimo que hacen que el individuo exprese un sentimiento que fluye desde lo más íntimo de su ser.

30 junio 2007

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Héctor Tomás Jiménez

Aprendiendo a controlar las emociones

Las emociones son la manifestación más pura de que el ser humano que las siente, vive en su presente existencial. Las emociones son reflejos de estados de ánimo que hacen que el individuo exprese un sentimiento que fluye desde lo más íntimo de su ser y su presencia, de alguna manera condiciona a las personas a desenvolverse de tal o cual manera frente a su entorno.
Es importante señalar que las emociones pueden catalogarse por el tipo de estado de ánimo que generan en el individuo, es decir, pueden ser positivas y negativas, siendo unas, las primeras, las que entran en la categoría de emociones constructivas y las segundas en emociones destructivas.
Debemos aceptar también, que hay otras que pueden catalogarse en la frontera de estas, pues su efecto en las personas es tal que no puede descifrarse como negativo o positivo, como son, por ejemplo, el asombro ante alguna situación no definida o bien la aversión que se siente por tal o cual cosa.
Las emociones constructivas, son aquellas que levantan el estado de ánimo de las personas y les generan un nivel de endorfinas que las hacen sentirse felices y por lo mismo con altos niveles de condicionamiento positivo.
Entre estas, tenemos a la alegría y el placer, que a su vez, son generadores de otras tantas como son la euforia, la sensación de bienestar, la seguridad en si mismo, entre otras.
Por otra parte, como emociones destructivas tenemos a la ira, el temor y en menor medida el pesimismo, que de alguna manera generan condiciones de ansiedad o miedo, o bien, irritabilidad.
Estas últimas, se arraigan de tal manera en los individuos, que son causa de un sinnúmero de enfermedades por el hecho de que se somatizan y generan malestar en algunos órganos vitales.
Esta es, podríamos decir, una de las primeras razones por la cual estamos obligados a controlar nuestras emociones, pues la salud es un valor esencial del ser humano.
De igual manera, las emociones pueden distinguirse por el nivel y grado de conexión con el medio ambiente, y además, por el hecho de que tienen su origen tanto en agentes internos como agentes externos; entendiendo por agentes internos, todo lo relacionado con los recuerdos de hechos pasados y que en su momento nos causaron un estado de ánimo tal, que no podemos olvidar fácilmente, en tanto que los externos, son los que provocan o propician una determinada conducta en el individuo.
Esto puede explicarse de la siguiente manera. Un recuerdo agradable puede provocarnos alegría, una alegría que vivimos de nueva cuenta en el presente con la misma intensidad que la primera vez.
Conocer y controlar nuestras emociones es imprescindible para poder llevar una vida satisfactoria. Sin sentir emociones es imposible tomar decisiones y para conocer y controlar nuestras emociones tenemos primero que reconocerlas, es decir, darnos cuenta de que las estamos sintiendo.
Aquí los seres humanos debemos de poner en práctica toda nuestra inteligencia emocional, única mediante la cual podemos reconocer nuestros sentimientos.
Aunque parezca una verdad de Perogrullo, saber y conocer la razón de lo que estamos sintiendo en cada momento no es tan fácil, pues los pensamientos que van de la mano de las emociones nos asaltan y nos cuestionan a cada momento, y de alguna manera nos confunden y por ello, perdemos la perspectiva de las cosas.
La percepción de las propias emociones implica saber prestar atención a nuestro propio estado interno, sin embargo, normalmente estamos más acostumbrados a practicar como no sentir que a sentir.
En efecto, gastamos mucha energía tratando de distanciarnos de nuestras emociones, intentando no sentirlas, no pensar en ellas, no experimentarlas, unas veces porque son desagradables o difíciles y otras porque no encajan con nuestra idea de lo que debiéramos sentir.
Aprender a conocer nuestras emociones es algo que requiere disciplina y orden mental. En primer lugar, reconocer que las emociones, sobre todo las negativas, pueden distinguirse por las sensaciones físicas que provocan, pues son el punto de intersección entre la mente y el cuerpo, lo que significa que se experimentan físicamente, pero son el resultado de una actividad mental.
El segundo paso es aprender a identificar y distinguir unas emociones de otras; lo que quiere decir que cuando notamos que sentimos algo y además lo podemos expresar, debemos registrarlo e identificarlo.
Hablar de nuestras emociones nos ayuda a actuar sobre ellas, a controlarlas. En ese sentido, expresar emociones es el primer paso para aprender a actuar sobre ellas.
El tercer paso es aprender a evaluar su intensidad. Si sólo notamos a las emociones cuando son muy intensas estamos a su merced, pero cuando son menos intensas, siempre será más fácil controlarlas.
Por lo tanto, se trata de aprender a , sin esperar a que nos desborde cuando sea demasiado tarde. ¿Estamos de acuerdo?

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