Lo peor de todo es que 346 millones de dólares fueron para cubrir 'gastos administrativos'

08 septiembre 2008

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Saúl Valdez / Fernanda González

La unidad nacional que tanto se reclama desde la Presidencia de la República, para enfrentar los retos que presente y futuro nos deparan, no puede fincarse en pactos políticos palaciegos y la opacidad, como ha sido habitual en el bipartidismo dominante, sin devenir en retórica fatua y desgastar aún más entre la opinión pública el valor de la política, pero, sobre todo, de los políticos.
Conforme a las peripecias del sexenio calderonista en marcha, no se aprecia la voluntad indispensable a fin de instaurar un sistema anticorrupción con dedicatoria especial para la elite gobernante y sus socios privados, capaz de superar la crisis de confianza que se abate sobre las instituciones, socavadas desde adentro por el statu quo que los poderes fácticos han impuesto con la complicidad del PAN, sectores de la cúpula priista y aun del PRD, comprometidos todos ellos con la continuación del modelo económico privatizador cuyos orígenes se remontan a la llegada al poder del Presidente Miguel de la Madrid, en diciembre de 1982, y, desde luego, comprometidos también con el abigarrado régimen de impunidad vigente que los absuelve por anticipado.
Durante su alocución en el Monumento a la Revolución ante miles de sus seguidores, quienes se declararon en "estado de alerta" para entrar en la "tercera fase de la resistencia civil pacífica" a partir de que una mayoría orquestada por el PAN en el Congreso de la Unión pretenda "imponer una reforma privatizadora, abierta o disfrazada, de Pemex" (31/08/009), Andrés Manuel López Obrador sacó a relucir un paradigmático caso de corrupción que está cimbrando a la opinión pública. Se trata de la compra de un buque tanque petrolero llamado "El Señor de los Mares", con 28 años de antigüedad, sin doble casco como marca la norma internacional, por un costo total de mil 130 y 5 millones de dólares. Sin embargo, su valor en libros no superaba 230 millones de dólares.
Lo peor de todo es que 346 millones de dólares fueron para cubrir "gastos administrativos". Tal y como la Auditoría Superior de la Federación ha documentado, sin que sus observaciones sobre diversas irregularidades, tras tres meses de haberse hecho, hayan sido respondidas aún por Pemex. Tampoco la Secretaría de la Función Pública ha procedido al correspondiente deslinde de responsabilidades conforme al marco legal.
Tomada por sorpresa, la dirección de Pemex calificó de "irrisorias" las acusaciones de AMLO concernientes a la extraña compra de un barco chatarra con un sobre precio de escándalo a partir de su transformación para separar, procesar, mezclar, comprimir, bombear y exportar hidrocarburos. Reconoció, sin embargo, que su costo final será de 758 millones de dólares.
Dos días después, ante la contundencia de los hechos, admitió que el costo financiero total de la operación sería de mil 128 millones de dólares, sólo 7 millones abajo de la cifra denunciada originalmente por López Obrador.
No pareció causar hilaridad en Los Pinos el escándalo de corrupción en torno al extraño caso del buque tanque "El Señor de los Mares", pues está sustentado en documentos probatorios.
Con el precedente del caso Mouriño, pletórico de tráfico de influencias, lo cual ha quitado al Secretario de Gobernación gran parte de su margen de maniobra política, la posición del Presidente Calderón se torna frágil. De ahí que el secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, no haya tomado como "irrisoria" la denuncia hecha por quien se ostenta simbólicamente como presidente legítimo de México, anunciando que la dependencia a su cargo "ya realiza" auditorias sobre aquélla.
Siguiendo la pista del dinero, AMLO encontró que en la compra irregular del buque tanque con rimbombante nombre, participó la empresa Blue Marine, entre cuyos socios principales está Antonio Juan Marcos Issa, ex coordinador de asesores de la dirección de Pemex durante los sexenios de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, así como Juan Reynoso Durand, accionistas ambos de la empresa Oceanografía, contratista de Pemex, cuyos vínculos con los hermanos Bribiesca Sahagún han sido documentados.
Coincidentemente, la comisión legislativa abocada a investigar los contratos de obra pública, concesiones y compra-venta de bienes inmuebles en los que participó la empresa Construcciones Prácticas, vinculada a los hijastros de Vicente Fox, concluyó que éstos "incurrieron en un quebranto al erario por mil millones de pesos", 6/09/008.
La tentación en la residencia oficial de Los Pinos de un ajuste de cuentas con el foxismo para que el Presidente Calderón se "legitime" en el ejercicio del poder, con ser grande, no es una vía de escape para alguien que como él se desempeñó como titular de Energía durante el sexenio pasado, aplicando por primera vez en 2003 el esquema de contratos de servicios múltiples para extracción de gas con trasnacionales del ramo como Repsol, Tecpertrol, Shlumberger y Halliburton, entre otras, con pésimos resultados para el interés nacional.
Verbigracia, en la cuenca de Burgos, donde Pemex contrató servicios por 5 mil millones de dólares con diversas empresas extranjeras con la promesa de aumentar 50 por ciento la producción de gas, ésta aumentó apenas 4 por ciento, tras cinco años de operación, pagándose, además, "elevadísimos sobre precios" a empresas como la española Repsol.
Otro caso paradigmático de lo fallido que puede ser para México la apertura de Pemex al capital privado, revelado por AMLO, es el de Chicontepec, donde a pesar de que Pemex incrementó su inversión en 70 por ciento de 2004 a 2007, y contrató a las empresas extranjeras Schlumberger y Halliburton para perforar 300 pozos, la producción sólo creció seis por ciento.
Tras el renovado intento gubernamental de privatizar a Pemex se encuentra el apetito voraz, insaciable, de los contratistas nativos y las trasnacionales petroleras más importantes del orbe.
Por supuesto, también hay consideraciones de índole geoestratégica, cuyo objetivo es asegurar el abasto de petróleo mexicano a la economía norteamericana hasta el agotamiento de las reservas del crudo en México.
Con la virtual privatización de la industria petrolera nacional, el tráfico de influencias y los conflictos de interés llegarían a su cenit, adquiriendo con ello más fuerza los procesos de concentración de capital.

dmartinbara@hotmail.com