Los 'outsiders': Creel y el Yunque
05 junio 2011
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BELIZARIO REYES / SAÚL VALDEZ
(4/4)El calderonismo se acrecenta o disminuye con el tiempo y las coyunturas, pero ante todo es permanente. Desde hace más de 20 años, esta corriente política ha estado integrada por personajes como Margarita Zavala, Germán Martínez, César Nava, Gabriela Ruiz del Rincón, Gerardo Ruiz, Jorge Manzanera, entre otros; el llamado núcleo duro.
Algunas veces más, algunas veces menos, en el camino se adhieren o se restan unos otros. El Senador Ricardo García Cervante o el Embajador en España, Jorge Zermeño, alguna vez formaron parte del círculo íntimo; Juan Camilo Mouriño y Ernesto Cordero no existían hace 15 años. Ahí esta el talento de quienes lograron sentarse y asentarse en el primer círculo presidencial.
Los orígenes del calderonismo respiran por la vía partidaria e ideológica, más que la gubernamental. Luis Calderón Vega, el papá del Presidente, no sólo fue fundador del partido sino que llegó a ser el historiador por excelencia de Acción Nacional en los años 70. No obstante, Calderón Vega renunció al PAN cuando consideró que éste se estaba alejando de su vocación ciudadana y se ponía al servicio de intereses particulares. Había que transformar las estructuras del Estado para generar Bien Común. Por mera coincidencia histórica, el padre del hoy Presidente de la República renunció el día en que su hijo asistía a su primer Asamblea partidaria.
Efraín González Luna, uno de los dos principales fundadores del PAN, compañero y amigo del padre de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, hablaba de la transformación de las estructuras del Estado. Su visión fue revestida más tarde por su hijo, Efraín González Morfín, mentor en el partido del Solidarismo, una de las vertientes ideológicas de la Economía Social de Mercado manejado por los partidos políticos afiliados a la democracia cristiana en Europa.
González Morfín, como buen panista, también renunció al PAN; todo panista parece estar destinado a este proceso cíclico en su vida. González Morfín vivió en carne propia lo que llamó una "estructura paralela" al servicio de intereses ajenos a los de la institución; la bandera la asumió entonces Carlos Castillo Peraza, padre intelectual de Felipe Calderón.
Este breviario intelectual sirve para poner sobre la mesa diferencias añejas entre el calderonismo y otras corrientes al interior del partido. Si bien es cierto que la parte ideológica es sólo eso, una parte a la hora de la lucha por el poder, nos dice mucho sobre el origen de la confrontación. El calderonismo, en su esencia, es humanista y es liberal; es más demócrata que cristiano.
Santiago Creel es el candidato del foxismo. Fox es, de alguna forma, consecuencia de Conchello, los panistas que enfrentaron y confrontaron a Calderón Vega y González Morfín.
El otrora Secretario de Gobernación planea capitalizar el descontento interno, porque lo hay, hacia su persona. Argumenta experiencia y un proyecto de consolidación democrática basado en la ruptura. Habla de un nuevo arreglo institucional, de la construcción de otro andamiaje político que imprima al sistema político mexicano una nueva dinámica. A diferencia de hace seis años, ahora sí dice conocer al panismo y las bases el ahora Senador.
El problema de Creel es un tema de credibilidad. Entre sus compañeros de partido se habla incluso de dos Creel, el abogado exitoso, el consejero ciudadano del IFE, el Diputado en la bancada de la nueva mayoría en 1997 y; el del Secretario de Gobernación que encarnó siempre un misterio: ¿le faltó Secretario a Fox o al Secretario le hizo falta Presidente? En honor a la verdad las opiniones varían.
Sus detractores no niegan su talento jurídico, no así el político. Creel tuvo todo para ser y para hacer; no fue y no hizo. Jorge Castañeda encabezó al interior del primer gabinete de transición la idea de desmontar el régimen, de crear otro andamiaje institucional; perdió el debate frente el Presidente Fox, a quien convencieron de la inutilidad de semejante brutalidad. El principal detractor del ex Canciller fue Creel; ahora dice que siempre no.
Héctor Larios, ex coordinador de la bancada panista en el Congreso de la Unión durante los primeros tres años del sexenio de Calderón, solía quejarse de la falta de apoyo del coordinador de los Senadores de su partido. "Yo lo hago, yo negocio, yo aprieto, y luego lo vende o no cierra; simplemente, ¡no apoya!". Larios, lejos de ser un calderonista, fue gente de Manuel Espino, fue quien más apoyó la medida cuando Germán Martínez, presidente del PAN, destituyó a Creel como coordinador.
El Yunque y el foxismo llevaron a Vicente Fox a la Presidencia de la República. Jalisco, Morelos, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, tierra con presencia cristera, El Bajío, representa muchos votos. Adentro y afuera del partido, las mayorías electorales las construyen los conservadores. Hoy, no son mayoría, pero sí son capaces de inclinar la balanza a uno u otro lado.
La precandidatura de Emilio González no es tal. El Gobernador de Jalisco está ganando tiempo. Mientras exista un fiel representante de esta fracción política, que no corriente, la diferencia está en la rigidez de una y otra, pueden darse el lujo de mantener la indefinición.
Más allá del mito, el Yunque es una estructura vertical, sumamente bien organizada, con cabezas y jerarquías que obedecen órdenes. Entre los propios gobernadores de Guanajuato y Morelos, hay rangos; por citar un ejemplo. La pregunta que permanece en el aire es si apoyarán, o no, al candidato de Calderón.
El ala más conservadora del partido Acción Nacional la componen políticos pragmáticos.
Como buenos estrategas electorales, no han dicho su última palabra. Les disgusta Creel, pues lo consideran un cartucho "ya quemado"; sienten simpatía con Lujambio y con Josefina, pero aún no los convence. Esperarán a ver qué sucede con Cordero, si es que prende su campaña; o, si algún otro de los candidatos de Calderón con los que ellos tienen buena relación, levanta el vuelo lo suficiente como para derrotar a Calderón con su propio caballo.
La posición del Yunque es cómoda. Ya dieron muestra de su fortaleza. En la pasada elección a Jefe Nacional del PAN jugaron por ajedrez y ganaron. Sus 69 consejeros nacionales resultaron vitales para que Madero se ungiera con el triunfo en la primera ronda. A decir de un panista connotado: "si el Presidente me dice que seré Senador, le agradezco; si Gustavo Madero me invita a serlo, sonrío y agradezco; si el Yunque me lo comenta, ¡salgo de fiesta!". Lo dicho: el apoyo del Yunque puede llegar a significar la diferencia.
Al calderonismo no le alcanza por sí solo. Quien resulte candidato necesita del apoyo del Presidente y de algo más; Calderón lo sabe, por eso la ideología pasa a segundo término.
Al día de hoy, está claro que la cargada es con Cordero, aunque todo puede suceder. Lo que ocurra en estos tres meses venideros será determinante. Al tiempo.
Que así sea.
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