Los planes hidráulicos de México.
10 noviembre 2007
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JANNETH ALDECOA/ JOSÉ ALFREDO BELTRÁN
Para llegar a comprender las terribles inundaciones que está sufriendo por enésima vez el estado de Tabasco actualmente, permítaseme hablar de otras partes del país en donde también se han desarrollado planes con el mismo propósito: evitar las inundaciones e impedir la devastación y las pérdidas humanas, sus pertenencias, sus cultivos, sus ganados, sus animales domésticos y todo aquello que durante toda la vida el hombre, como previsor de su futuro, ha llegado a reunir y que, finalmente, forman su patrimonio, alrededor de su vida.Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no pudiéramos entender la vida ni la frecuencia de los hechos naturales, buenos, malos o desastrosos para la humanidad, si no recordamos las frecuencias de los desastres, sus huellas, características que nos permiten catalogar lo que está sucediendo en la región hoy en desgracia, incluso para medir sus intensidades y los perjuicios causados al hombre y a la naturaleza misma. Interpretando los hechos sucedidos en otros sitios, podremos interpretar lo que hoy sucedió en Tabasco.
Yo nací en 1928, en un bellísimo pueblito ya fuera de la zona del Papaloapan, pero demasiado cerca de esa región como para participar mentalmente de sus recuerdos, hechos históricos, naturales y sus consecuencias. Con rostros vivos y tangibles de todo lo conocido, la vida de sus gentes, sus religiones, sus festividades, sus costumbres en general, sus características físicas, sus rasgos antropológicos y hasta el modo de responder según su estado de ánimo.
Para terminar pronto, fui bautizado en el pueblo de Otatitlán en una fecha cercana al 3 de mayo. Cuando se celebra en el Santuario el día de la Santa Cruz, pero dedicado al Señor de Otatitlán que en aquel lugar le llaman Manuel y es un Santo Negro, con una leyenda llena de vigor, mezclada con fantasías.
Mis padrinos, apenas los recuerdo, él se llamó Damián Vázquez y ella Juana Ortega, ambos campesinos dedicados a la pequeña industria del piloncillo y a la incipiente ganadería y a la cría de ganado, caballar y vacuno; su modo de vestir y desenvolverse, ranchero 100 por ciento, con nula preparación. Nacieron y vivieron en las márgenes del río Tesoechoacán, ya dentro de la región del Papaloapán.
Recogí de ellos las pequeñas historias que se contaban sobre las inundaciones, frecuentes y devastadoras del Río Papaloapan (Río de las Mariposas) y de las vicisitudes que sufrían los pueblos ubicados en las márgenes del río.
Le recuerdo que yo nací en 1928 y desde entonces, las inundaciones que causaban constantemente las grandes avenidas las aguas del río Papaloapan, ya traían, "cola" y los estragos eran mayores cada vez más. En octubre de 1944, ante la problemática ya descrita en la exuberante región del Papaloapan, el Gobierno federal emitió un Acuerdo Presidencial que declaraba de utilidad pública el estudio y la construcción de las obras de control del río Papaloapan.
La trágica inundación acontecida ese año llamó la atención de las autoridades federales, ya que cerca de un 80 por ciento de la hoy ciudad de Tuxtepec, Oaxaca, quedó desvastada, además de inundarse todas las poblaciones ribereñas veracruzanas; la crecida agregó 200 mil hectáreas a las 300 mil hectáreas que anualmente se inundaban en épocas de lluvias y dejó un saldo de 100 muertos, tan sólo en Tuxtepec.
Hasta 1921, las inundaciones en la cuenca eran poco recurrentes y duraban de dos a tres días. El efecto de esas crecidas eran similares a las inundaciones del río Nilo: un aumento en la ferocidad de los suelos; no obstante éstas eran cada vez más desastrosas y prolongadas. Los estudios realizados determinaron que ello se debía a la creciente deforestación, de la parte alta de la cuenca.
A partir de entonces, las inundaciones se presentaron con mayor frecuencia. En los años 1931, 1941 y 1944, las poblaciones afectadas permanecieron en ese estado por dos o tres meses, registrándose grandes pérdidas humanas y de índole económico.
En junio de 1946, el ingeniero José S. Noriega entregó un reporte denominado Control del río Papaloapan: "Preparación del plan de estudios definitivo y programa de obras", que sería la guía para las actividades que desarrollaría más tarde la Comisión. Se propuso un programa de control de inundaciones por medio de cinco presas en las corrientes tributarias del Papaloapan, bordos a lo largo de sus flancos y un canal de aforo, aunque el ingeniero Noriega hizo énfasis en que el trabajo era de carácter preliminar y recomendaba la realización de estudios más detallados.
El 26 de febrero de 1947, el licenciado Miguel Alemán Valdés, ya embestido como Presidente de la República, emitió el decreto presidencial por el cual se creó la Comisión Ejecutiva del Papaloapan, dotándosele a ese organismo de las más amplias facultades para la planeación y construcción de las obras necesarias en esa región.
En el periodo alemanista, debemos de reconocer grandes virtudes en todo lo que implicaba la administración pública. Un Presidente dinámico, altamente comprensivo, imprimió aceleración en toda su administración. La Comisión Nacional de Irrigación la convirtió en la flamante Secretaría de Recursos Hidráulicos y escogió como secretario del ramo al versado ingeniero Adolfo Orive de Alba.
La secretaría quedó instalada en las calles de Reforma, a un lado de la glorieta Colón. Esta secretaría fue la autora del basto prorama de presas hidráulicas que nacieron en ese sexenio.
Del programa Papaloapan iniciaron su construcción varias obras, entre ellas las que destacan, son las obras de defensa de los ríos, de aplicación del riego complementario, de generación de energía eléctrica, de la red de carreteras, los programas de educación y salud y los programas de nuevos centros de población.
El mismo mes aunque se publicó el decreto, el primer mandatario mexicano visitó al presidente Trumman de Estados Unidos para observar las obras ejecutadas por la Autoridad del Valle de Tennesee (T.V.A.) que buscaba un modelo en qué basar la gran potencialidad de desarrollo.
En ambos casos, se planteaban objetivos similares y las analogías, inclusive, tenían coincidencias en los aspectos técnicos de la construcción de las presas del proyecto.
Se citaba como antecesoras a las obras de las presas Norris, Chickamanga, Watts Bar, Wheeler y otras, sumándose también las presas Madden de la zona del canal de Panamá y la Guayasa de Puerto Rico. Estas obras coincidían en estar ubicadas sobre formaciones calizas con fisuras en terrenos montañosos semejantes a los suelos de la Cuenca del Papaloapan.