Los poderes fácticos
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JESÚS LÓPEZ / MAGDALENA RODRÍGUEZ
A pesar de haber tenido ya en México dos etapas de transición política, aunque esta última parece más bien una regresión, no se han logrado realmente los cambios necesarios para impulsar al País por el sendero del desarrollo económico que lo ubique dentro de los llamados "países del primer mundo".
Y es que precisamente la transición fue sólo política, no ha habido realmente una transición social en lo educativo ni en lo participativo, como no hubo tampoco una transición en lo económico, pues siguió y hasta se acrecentó la economía informal y la pobreza e igualmente se agravó la concentración de la riqueza y los monopolios privados y públicos.
En la primera transición se lograron cambios significativos, algunos de los cuales están en riesgo en esta administración, como son el presidencialismo y el centralismo que parece están regresando. Se lograron avances significativos en cuanto al estado de derecho, que empezó con el respeto a la Constitución en cuanto a la división de poderes, al federalismo y al municipio libre, ideas que estaban ahí en la Constitución, pero que eran realmente "letra muerta", pues el Ejecutivo estaba siempre por sobre los otros dos poderes y los gobernadores dependían completamente del Presidente en turno, situación que ellos reflejaban en los presidentes municipales, sujetos totalmente a los caprichos del Ejecutivo estatal.
Se dieron grandes avances en cuanto a la libertad de expresión, la transparencia, el combate a la corrupción y la ineficiencia y la participación ciudadana, así como en la democracia como forma de vida.
La actual administración federal, a pesar de que puede contar con mayoría absoluta en el Congreso y con la aceptación de muchos medios de comunicación, no ha logrado tampoco romper con el cerco que tienen tendido los llamados "poderes fácticos", los poderes de hecho, que no de derecho.
El sindicalismo pone e impone condiciones y a pesar de la eliminación del liderazgo de Elba Esther Gordillo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, éste sigue como condicionante ante cualquier reforma educativa. Igualmente la reforma energética se enfrenta a los intereses sindicales en Pemex y en la CFE. Felipe Calderón se enfrentó a este sindicalismo político al eliminar a Luz y Fuerza del Centro, con un costo político y económico muy alto y cuyas consecuencias todavía se padecen.
Los medios de comunicación son, hoy por hoy, un poder fáctico en México. Pueden crear o acabar con dirigentes, candidatos y gobernantes, pues con base en "investigaciones" periodísticas juzgan y condenan sin dar margen a defensa alguna, pues aunque posteriormente se expliquen o atenúen las circunstancias, el daño personal y social ya está dado.
No cabe duda que los medios de comunicación están haciendo el trabajo que los congresos federal y estatales debieran hacer, pero la libertad de expresión pasa muchas veces a ser una fuerza negativa socialmente hablando, pues las notas rojas y amarillas siempre llamarán mas la atención que lo positivo y constructivo.
Los grupos de delincuencia organizada constituyen también un tremendo grupo de presión que utiliza no sólo el poder de las armas, sino también el del dinero y el control social en comunidades, organizaciones y en la economía. Felipe Calderón las enfrentó cuando ya eran casi tan poderosas como el Estado en muchas zonas, lo cual provocó una reacción terrible en vidas y deterioro social y económico que todavía estamos sufriendo, pero que era necesario que alguien les hiciera frente.
Ahora me pregunto si los llamados "grupos de autodefensa" se están constituyendo en otro grupo de poder frente al Estado y la sociedad.
Durante los dos sexenios anteriores, los gobernadores se constituyeron en grupos fácticos de poder frente a la Federación, pues muchas políticas federales se diluyeron al pasar a los estados, tales como la lucha contra la corrupción, el Municipio autosuficiente, la división de poderes, la lucha contra la delincuencia organizada, la transparencia y la rendición de cuentas y la cultura de la legalidad.
Hemos de considerar también como poderes fácticos a la iniciativa privada empresarial que sólo ve sus intereses económicos y cómo aprovechar el presupuesto de egresos, y también son un poder fáctico los partidos políticos que también sólo atienden a sus intereses políticos, sus prerrogativas económicas y legales y sus triunfos electorales sin propuestas ni programas políticos.
El desarrollo nacional requiere que se termine o se neutralicen estos poderes fácticos, pues la pobreza, la educación deficiente, la corrupción y la inseguridad tienen raíces profundas en esos "poderes de hecho".