Mazatlán atraviesa por un complicadísimo momento en su economía: el turismo ha caído en cantidad, pero, sobre todo, ha bajado en calidad.

10 septiembre 2011

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Noroeste/Iván Contreras

Mazatlán atraviesa por un complicadísimo momento en su economía: el turismo ha caído en cantidad, pero, sobre todo, ha bajado en calidad.
En busca del culpable, todas las miradas apuntan a la estela de violencia
que ha corrido por las calles
y establecimientos públicos, donde la autoridad no ha podido contener a los delincuentes.
Pero aun reconociendo la trascendencia
indiscutible del factor de la violencia, y sabedores de que hablamos
de un problema gravísimo de muy complicada solución, éste representa "La punta del Iceberg".
Los iceberg flotan en el mar, y lo que podemos ver de ellos sobre
la superficie del agua normalmente
mide entre uno y 55 metros de altura.
Mazatlán es una ciudad con un gran potencial turístico, pero conforme
pasa el tiempo y seguimos dilatando las decisiones de fondo para detonar nuestras cualidades, cada vez nos alejamos más de esta posibilidad.
¿Qué ofrecemos a nuestros visitantes
y qué nos diferencia?
Tenemos un clima muy agradable
en gran parte del año, playas
e islas, un Centro Histórico, nuestro malecón, el faro, nuestras pulmonías, gastronomía regional, nuestra gente, además somos un destino económicamente muy accesible,
pero todo esto ¿realmente nos diferencia de otros lugares con vocación turística?
Quizás el intento más visible para diferenciarnos ha sido la idea de destino de sol y cultura, sin embargo
falta mucho, nuestro Centro Histórico puede llegar a ser, pero todavía queda muy lejos de lo logrado
en ciudades como Morelia, Guanajuato
o San Miguel de Allende.
Como cualquier producto, los destinos tienen que actualizarse y reinventarse, empezando por definir la visión y planear estratégicamente
el logro de la misma, porque el barco sin rumbo difícilmente
llegará a puerto seguro.
Le pasó a Acapulco, antes epicentro
del contexto turístico internacional,
hoy congestionado y rebasado por la falta de planeación urbana ante el masivo arribo de los habitantes del Distrito Federal.
También le ocurrió a Manzanillo,
embestido por un desarrollo exponencial de su puerto de altura.
Hay quienes si actuaron a tiempo,
hoy Riviera Maya es una marca
posicionada prácticamente al mismo nivel o más que el propio Cancún, con lugares como Playa del Carmen, Cozumel, el extraordinario
Tulum, Puerto Morelos, Isla Mujeres, e incluso Holbox. Otro caso
de éxito es la extensión de Puerto Vallarta con su Nuevo Vallarta, que también ha generado otras plazas con buenos resultados: Punta de Mita, La Cruz de Huanacaxtle, Sayulita
o recientemente Litibú.
En nuestro Mazatlán también tenemos que evolucionar, esfuerzos
en promociones, en aumentar las frecuencias aéreas, en nuevas autopistas federales, en recuperar
a los cruceros o en organizar el tianguis turístico por ejemplo, representan oportunidades pero distan de ser soluciones.
La solución está antes que nada
en renovar nuestra ciudad, para poder desarrollar su potencial, Mazatlan
necesita pasar a una nueva página que tenemos que escribir con gran esfuerzo, sobre todo porque
el cuaderno está ya muy rayado.
Para empezar nos vendría muy bien seguir un concepto práctico y entendible ideado por la emblemática
marca japonesa de automóviles
Toyota , allá por los años 60, en japonés: Seiri, Seiton, Seiso, Seiketsu y Shitsuke, que resume la práctica internacionalmente conocida como las cinco eses.
Clasificar (deshacernos de lo que no nos sirve y hacer espacio para
lo que necesitamos ), ordenar (lo que sí funciona), limpiar (enfocándonos
en no ensuciar), estandarizar (convertir en procesos repetibles las buenas prácticas) y disciplina( para no desviar el esfuerzo).
Clasificar reduciendo la conVALERIANOaminación visual: anuncios, postes, espectaculares, el graffiti y, sobre todo, las construcciones abandonadas.
Ordenar a los vendedores ambulantes,
ofreciéndoles un espacio
donde dignamente puedan vender sus mercancías.
Limpiar imprimiendo la cultura
de la sustentabilidad, limpiar no es sólo recoger la basura en las calles y playas, sino además de no ensuciar comprometernos con el reciclado de nuestros deshechos sólidos y líquidos.
Estandarizar, adecuándonos a la tendencia global del Siglo 21 devolviendo la ciudad al peatón, transporte público de vanguardia, ciclovías y mucha más banqueta que calle, exactamente todo lo contrario a lo que hoy es nuestra principal avenida en la Zona Dorada,
una pista de obstáculos para los transeúntes.
Disciplina en el respeto a nuestro
Plan Director de Desarrollo Urbano y Reglamento de Construcción.
Vuelvo a la tarea, se necesita mucho compromiso y esfuerzo de parte de toda la sociedad y especialmente
de la autoridad, se necesita también mucho dinero, pero sí se puede, otros han afrontado gestas mayores y han salido airosos, ahí está Bilbao en España, Medellín o Bogotá en Colombia, Shanghai en China o nuestro Distrito Federal.
Mazatlán es una ciudad muchísimo
menos violenta que Medellín en Colombia, que Sao Paulo y Río de Janeiro en Brasil, que Washington y Nueva Orleáns en EU. La inseguridad
que padecemos es asunto clave a resolver, pero no hay que olvidar que es sólo una parte del cuerpo de nuestro problema, quizá la más notoria,
sin duda la más preocupante, como los icebergs que asoman sólo una novena parte de su tamaño sobre
la superficie del mar.
@valerianosuarez