Mendieta

09 agosto 2009

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Claudia Beltrán/Marcos Vizcarra

Ernesto Mendieta es un tipo que impresiona. Fuerte y fornido, sí parece lo que asegura ser: un eficaz negociador de secuestros. Pero el león no es como lo pintan.
Se presenta como el autor de la detención de Daniel Arizmendi, "El Mochaorejas", lo que le sirvió también para que un director de Hollywood, Tony Scott, lo contratara como asesor en la película "Hombre en llamas", filmada en México con el laureado actor Denzel Washington, que se refiere a un secuestro de alto impacto. Pero es falso. Él no formó parte del equipo que siguió y cazó a "El Mochaorejas".
Dice que fue fiscal antisecuestros de la PGR a fines de los 90s. Samuel González Ruiz, ex jefe de la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada de la PGR, con quien tiene una sólida relación de trabajo hoy en día, lo contrató como asesor, porque por ley no podía tener trabajando a un privado en la dependencia. Cobró como tal, pero de las más de 50 personas que trabajaban en esa época en la Fiscalía Antisecuestros, nadie puede identificar en dónde estaba la oficina de Mendieta, pues nunca lo vieron.
Pasa como asesor en materia de secuestros y como negociador, en cuya calidad llegó para asistir a la familia Martí tan pronto como descubrieron que su hijo Fernando había sido secuestrado.
El empresario Alejandro Martí lo recibió por recomendación de su socio y amigo, el banquero Alfredo Harp, quien más adelante se lo recomendó también a Nelson Vargas para que lo asistiera.
La familia Martí no ha hablado mal de Mendieta, cuando menos hasta ahora, pero Vargas lo ha denunciado públicamente como un fraude.

DESCANSO: ¿Es realmente un fraude Mendieta?
Si se le mide por su récord de vida en los secuestros donde ha participado, probablemente sí le quede la descripción de ineficiente.
El caso más sonado, antes del de Martí, donde participó, fue cuando los jesuitas confiaron en él para rescatar al padre Wilfredo Guinea, por quien pedían dos millones de pesos sus secuestradores.
Todavía no olvidan los jesuitas que Guinea fue asesinado. De hecho, de acuerdo con funcionarios federales y locales que lo conocen sus pasos, son más de seis los casos donde su intervención ha sido fallida, como el caso de Martí.
Hace algún tiempo se presentó junto con sus socios en las oficinas del Secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, para a ofrecerle un método para solución de secuestros, modelado en sistemas italianos y colombianos, por 4 millones de pesos.
García Luna les dijo que no. Luego fueron a ver al Procurador capitalino, Miguel Mancera, para ofrecerle lo mismo.
Mancera también dijo que no. "Mendieta no sabe nada de secuestros", asegura uno de los expertos mexicanos en la materia. "Ha estado diciendo muchas mentiras".
Hoy, Ernesto Mendieta, ha pasado de experto negociador de fama pública, a un negociador fallido que tiene que dar muchas explicaciones ante las autoridades que investigan qué sucedió con el rescate de Martí, que al nunca llegar a su captores, ordenaron su muerte.
En las indagatorias, algo inesperado va a saltar: Mendieta tiene una bola de cristal impresionante.
A mediados de agosto, declaró en una entrevista con el semanario Proceso que el asesinato de Fernando Martí había sido producto de "la mala suerte", y que sus autores, sin lugar a dudas, eran policías o ex policías, "por la mecánica de la operación, la información que tienen, los contactos", similar al de otros casos investigados por la PGR.
Tres semanas después, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal presentó a los jefes de la banda de "La Flor" como responsables del crimen.
Eran policías y ex policías, y su modus operandi era como el de casos que investigaba la PGR.
Asombroso. ¡Sabía con antelación lo que iba a suceder!
El 8 de agosto de 2008, le dijo a Francisco Zea, en Cadena Tres, que "la negociación y la entrega del rescate se dio conforme a lo esperado", sin precisar qué era lo esperado, puesto que acababan de encontrar el cuerpo de Martí, sin vida.
"Se deben haber peleado entre sí", añadió. "Alguno recibió una cantidad menor a la esperada y esta persona se quedó con la idea de renegociar con la familia".
Este viernes 7 de agosto, un año después, el Procurador capitalino Miguel Mancera dijo que dos células intentaron cobrar el rescate de manera simultánea, pero al parecer no fue recogido por la célula que desde el principio negoció con la familia el pago del dinero, sino por el otro grupo de la banda que también estaba enterado del secuestro.
Hubo un problema dentro de la organización criminal durante el cobro del rescate, abundó en una entrevista con Carlos Loret, en Primero Noticias.
Asombroso, nuevamente. Tenía claro desde entonces qué había pasado.
Pero, si su análisis era tan prístino y su oráculo tan preciso, ¿por qué se encuentra Mendieta en medio de la tormenta que busca encontrar qué sucedió con el dinero del rescate del joven asesinado?
Porque él negoció los términos del rescate y presuntamente vigiló la entrega. Este es el punto medular de su declaración.
Mendieta fue uno de los organizadores hace cerca de un lustro de un seminario de buenas prácticas sobre secuestros, donde la doctrina predominante fue que en esos casos, se vigilaba la entrega del rescate, se seguía a quienes recogían el dinero hasta que llegaran a entregarlo y, hasta ese momento, se detenía a todos.
Si Mendieta siguió esa doctrina, como asesor, un equipo bajo sus órdenes debió haber vigilado el momento del rescate, seguido a quienes lo cobraron hasta el lugar donde se lo entregaban a sus jefes.
Si fue así, o su equipo los perdió, o están metidos en todo el potaje del secuestro. Si no fue así, rompió con su propia doctrina, pero cuando menos quedará libre de la sospecha sobre el destino del dinero.
Pero algo sabe Mendieta que no saben aún las autoridades, y que tendrá que decirles, aunque en ello tenga que poner en juego su futuro profesional.
Nota: El Código Penal, Artículo 336 bis, prohíbe no sólo la negociación, sino la asesoría, si la persona actúa con fines lucrativos.

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