Mi primo Francisco Rodolfo.
07 diciembre 2007
""
FIFA
Hoy viernes, la Procuraduría Genera de Justicia del Estado de Sinaloa y el Comité Ciudadano para el Desarrollo Humano de esa institución, le hacen un homenaje, "reconocimiento", dice la invitación oficial, pero esa palabra suena más bien a examen médico, ¿no?, a mi primo Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, asesinado por el hampa organizada, en el Parque Hundido de la ciudad de México en 1993, a los 56 años de edad. El homenaje es también para otro ex procurador distinguido: Jorge Julián Chávez Castro.Razones
Mi prima la Lichita, hermana de Francisco Rodolfo, dice: (A él lo mataron) "por ser honorable y recto. Nació en 1937. Era un idealista. Cuando entró en la vida política mi papá le dijo que un Álvarez no es para eso. ´O te matan o te corrompen´, le dijo, ´y como no creo que te vayan a corromper, lo más probable es que te vayan a matar´."
Plata o plomo
Soborno o balazo. O te sumas o te restamos. O te haces el ciego o te cegamos para siempre. Muchas veces esas dos parecen ser las únicas opciones en esos cargos infernales.
Destino manifiesto
Un buen día de 1991 Francisco Rodolfo y su esposa Conchita nos invitaron a desayunar a Rosamaría y a mí, nos levábamos francamente bien. El Procurador General de la República, Ignacio Morales Lechuga, segundo Procurador del gabinete de Carlos Salinas, nos dijo mi primo, lo había invitado a ser delegado de la PGR en Sinaloa. Nos preguntó qué nos parecía la oferta.
La pregunta era mera retórica, porque bien sabíamos que mi primo habría de decidir lo que soberanamente le saliera del forro de su voluntad, sin tomar demasiado en serio la opinión de nadie. De todas maneras le dije lo mismo que le había advertido muchos años antes su padre, sin saber que lo mismo le había pronosticado, muchos años atrás, esa voz mucho más autorizada y enterada que la mía: que mejor declinara la invitación y no se fuera a Sinaloa. ¿Por qué?, quiso saber. Porque, le respondí, conociendo tu postura al respecto, te la vas a tomar en serio, vas a querer acabar con lo que no se puede acabar, y te van a matar. Me contestó que alguien tenía que enfrentarse a ese cáncer social, etcétera, y yo supe que estaba firmando su sentencia. Efectivamente así ocurrió: se fue, tomó en serio su papel, quiso acabar con lo que no se puede acabar, y lo mataron.
Internet
¡Ya te fijaste en el absurdo aritmético que plantea toda dirección de la web? Es www. O sea, triple dobleú. ¿Triple-doble? Ah, jijo, esas sí son matemáticas avanzadas. Es como la raíz cuadrada de menos uno, engendro conceptual que hacia 1920 decidió a mi tío Leonardo (papá de Francisco Rodolfo) a cambiarse de ingeniería a leyes en la universidad.
La fuerza de la sangre
El tío Leonardo siempre le dijo Francisco a mi primo, y mi tía Alicia (su mamá) siempre le dijo Rodolfo. Adivina de qué rama familiar provenía cada uno de esos dos nombres. Los demás parientes evitábamos esa silenciosa guerrilla de posiciones verbales y mejor siempre le dijimos Chiquis, porque era el menor de los tres hermanos.
Paradoja
Mis abuelos Juan Rodolfo y Amelia Leticia (papás de mi tía Alicia), eran, respectivamente, Fárber y Holderness, o sea, apellidos de origen alemán uno e inglés el otro. Durante la II Guerra, mi abuelo alemán le iba a los ingleses, y mi abuela inglesa le iba a los alemanes.
Recuerdo
Mi relación con Francisco Rodolfo fue múltiple: tardía, intermitente, intensa Tardía porque me llevaba once años. Intermitente porque era interminablemente cafetera durante sus paréntesis de desempleo gubernamental, y muy diluida durante sus periodos de servidor público (en los cuales sus larguísimas jornadas típicas solían tumbar al más resistente de sus subordinados). Intensa, porque nos la pasábamos discutiendo asuntos filosóficos. Quizá baste decir que lo recuerdo con inmenso cariño, respeto y admiración.
Aplausos y chiflidos: gfarberb@yahoo.com.mx
Consultas: http://www.buhedera.mexico.com