No pudiendo contener su cólera real, el Rey Juan Carlos de Borbón a calló al Presidente venezolano Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana en Chile
12 noviembre 2007
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Saúl Valdez / Fernanda González
La 17 Cumbre Iberoamericana, a la cual asistieron 19 países latinoamericanos, España, Portugal y Andorra, terminó sin pena, ni gloria en medio del escándalo protagonizado por el Rey Juan Carlos de España, quien perdió los estribos tras que el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, calificara al ex Presidente del Gobierno español, José María Aznar, de fascista y serpiente, reprochándole haber apoyado el golpe de Estado que lo separara momentáneamente del poder, en abril de 2002.No pudiendo contener su cólera real, el monarca increpó al Presidente Chávez en tal tono imperativo: ¿Por qué no te callas?, que nos hizo recordar el despotismo ilustrado que los reyes borbones inauguraron, uno de cuyos descendientes, el Rey Juan Carlos, reaccionó como lo hubieran hecho sus ancestros ante los otrora vasallos de América.
Asiduo asistente a las Cumbres de jefes de Estado Iberoamericanos, iniciadas en 1991, el Rey Juan Carlos de Borbón exhibió con desparpajo la arrogancia imperial de sus ancestros ante la osadía de un presidente venezolano, para más señas mulato e izquierdista, de criticar en su nobilísima presencia a un ex Presidente del Gobierno Español. Su rabieta le hizo abandonar la reunión, teniendo que ir tras él la presidenta de Chile, Michlelle Bachelet, como anfitriona del evento, convenciéndolo de regresar sobre sus pasos.
Ciertamente, el Rey de España no andaba de buen talante, pues en la misma semana debió soportar los acres reclamos del Rey Mohamed IV de Marruecos por sus visitas a las islas de Ceuta y Melilla en la costa mediterránea marroquí, que la nación árabe reclama como suyas.
El Rey Juan Carlos tuvo que pasar también el trago amargo de escuchar en la 17 Cumbre Iberoamericana a los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Bolivia, Evo Morales, criticando los desastrosos resultados de la privatización de servicios públicos como electricidad y agua potable, donde las empresas españolas han tenido un lugar preponderante.
A lo anterior agréguese las diversas manifestaciones de repudio al régimen monárquico en España y que la imagen del Rey está siendo desacralizada como nunca.
El monarca no andaba precisamente de buenas. Los ataques del Presidente Chávez a José María Aznar, un ex Presidente Español provocadoramente intervencionista en América Latina, acabaron con la paciencia del Rey. Pero como el que se enoja pierde, Chávez festejó. La arrogancia imperial de los Borbones sufrió así un revés definitivo.
Nosotros somos indios alzados, rebeldes, nadie nos va a callar, pensando que todavía somos súbditos de los siglos 17 y 18, replicó el Presidente venezolano, quien esgrimió además que él (Juan Carlos) es tan jefe de estado como lo soy yo, con la diferencia de que yo fui electo y tres veces con 63 por ciento de los votos.
La legitimad monárquica en España recibió así su más duro cuestionamiento desde América, si bien en boca de un personaje como Chávez cuyas credenciales democráticas están siendo cuestionadas por la oposición venezolana.
No obstante, el ex abrupto imperial del Rey adquiere tonos más sombríos si tenemos como referencia el creciente clima xenófobo y racista imperante en España hacia los emigrantes latinoamericanos, cuya inserción en la economía española ha adquirido gran intensidad.
En la así llamada madre patria, los jueces españoles se muestran complacientes con los jóvenes fascistas que al grito de Viva España atacan salvajemente a miembros de la comunidad latinoamericana, tan sólo por el color oscuro de su piel y (o) sus rasgos mestizos e indígenas.
Conducta reprobable que deja a los emigrantes en la indefensión frente al surgimiento de pandillas neo nazis, las cuales a últimas fechas se ensañan contra emigrantes sudamericanos.
En la última agresión conocida de ese tipo, al par que jóvenes rubicundos descargaban puñetazos y patadas contra un ciudadano colombiano de 56 años, le gritaban "vete a tu puto país sudaca de mierda. Con semejantes golpizas, cubiertas por la impunidad, el espíritu iberoamericano es tan sólo una entelequia. Ni el ayuntamiento, ni la Comunidad de Madrid, ambos gobernados por la derecha agrupada en el Partido Popular han tomado acciones para evitar que esas agresiones se repitan.
Más allá del escándalo con que culminó la 17 Cumbre Iberoamericana, los jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la Declaración de Santiago (10(11/007), documento que en una de sus partes medulares establece compromisos para progresar hacia niveles crecientes de inclusión, justicia, protección, asistencia social y solidaridad. Siendo cuestionado el concepto de cohesión social por el Presidente Chávez, ante la tremenda desigualdad social en América Latina, éste quedó excluido de la declaración final.
Se marcan además compromisos para avanzar en la igualdad de género y un sistema de seguridad social con cobertura universal. Asimismo la Cumbre se pronunció por fortalecer el multilateralismo, la cooperación iberoamericana, luchar contra toda discriminación y respetar los derechos de la población migrante (que buena falta hace en España); modernizar la gestión pública; impulsar reformas tributarias afines a metas sociales; uso sostenible de la biodiversidad, preservación y diversidad cultural, respeto a los derechos humanos y rechazo de medidas coercitivas unilaterales.
En una de sus 10 declaraciones especiales, la Cumbre demanda a Washington poner fin al embargo económico contra Cuba. Además, en otro comunicado se rechaza la impunidad de que goza en EU el terrorista cubano Luis Posada Carriles, responsable de hacer explotar en pleno vuelo un avión cubano en 1976, muriendo 73 personas.
La Cumbre puso de tal suerte en evidencia la hipocresía de Washington, que sigue dando cobijo a uno de los más grandes terroristas del mundo.
Lo cierto, sin embargo, es que lo más destacable del mundo iberoamericano es que la integración latinoamericana tiene ya su centro de gravedad en los países sudamericanos, sobre todo a partir de la próxima creación del Banco del Sur, que se concretará el 10 de diciembre en Buenos Aires, en la misma fecha de asunción al poder de la presidenta Cristina Fernández, con la participación de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Venezuela.
Así lo hizo saber el Presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien instó a los países latinoamericanos a que sus reservas monetarias, que ascienden a 450 mil millones de dólares, retornen de EU a sus países de origen.
dmartinbara@hotmail.com