'Nunca más el silencio'
04 julio 2012
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Vicente Oria Razo/NTX*
El pasado 27 de mayo, tras el asesinato de la maestra Perla Lizet Vega Medina, en Culiacán, el Rector de la UAS, Víctor Antonio Corrales Burgueño, condenó la impunidad que ha impedido el esclarecimiento de los crímenes de numerosos universitarios victimados en los últimos años."La comunidad universitaria no olvida a quienes han sido víctimas de la violencia y en razón de ello seguimos insistiendo en el esclarecimiento de cada uno de estos casos, y en el castigo a los culpables, para recuperar la confianza y la seguridad de nuestra sociedad", dijo entonces.
En los últimos cinco años han sido asesinados 49 maestros, trabajadores y funcionarios de la máxima casa de estudios, algunos de ellos incluso dentro de las instalaciones universitarias, lamentable reflejo de la inseguridad que priva en el Estado.
La mañana del lunes, a escasas horas de concluida la jornada electoral, fue asesinado en la capital del Estado un hermano del ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y candidato al Senado, Héctor Melesio Cuén Ojeda, hecho que se suma a esa larga estela de crímenes contra maestros y funcionarios universitarios, producto de la ola de violencia que tiene como rehén a la sociedad sinaloense.
Ante este nuevo golpe a la casa rosalina, el Rector Corrales Burgueño advirtió que no cejarán en su demanda de que sean esclarecidos todos y cada uno de los asesinatos de universitarios.
"Nunca más nuestro silencio... sigamos luchando por una cultura de la paz", sentenció.
Acierta la autoridad universitaria en su apreciación de que es justamente el silencio el caldo de cultivo para la impunidad, porque cuando la sociedad se calla, la justicia deja de fluir y se imponen el autoritarismo y la violencia, que lo avasallan todo.
Tiene razón además el Rector al advertir que solamente uniendo esfuerzos la sociedad, el Gobierno y las instituciones educativas se puede recuperar el terreno perdido ante la delincuencia, y ello implica el estar dispuestos a recuperar nuestros espacios públicos y a empeñar nuestros esfuerzos en la recomposición del tejido social, aliándonos con los buenos, no con quienes transgreden las leyes y son una permanente amenaza a nuestra seguridad y a nuestra tranquilidad.
Y una buena manera de empezar esa recomposición es haciendo a un lado el silencio cómplice, exigiendo y denunciando cualquier abuso o injusticia.