Por qué Schwarzenegger es antilatino
04 septiembre 2006
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Martha Araujo
En lo que resta de septiembre el gobernador de California Arnold Schwarzenegger tendrá varias oportunidades de demostrar que no abriga sentimientos en contra de los latinos, si bien todas las señales indican que seguramente las desperdiciará para revelar su verdadero instinto racista.El jueves 31 de agosto la Legislatura de California, compuesta por la Asamblea Legislativa y el Senado estatales, aprobó y envió al escritorio del gobernante una serie de leyes cuyo destino el veto o su promulgación impactará decisivamente la vida de los latinos en el estado, particularmente la de los inmigrantes.
Dos de estas medidas revisten un particular carácter simbólico que obligarán a Schwarzenegger a definirse y a establecer la diferencia de su plataforma política con la del contendiente demócrata, Phil Angelides, quien le disputa su intento de reelegirse en los comicios del 7 de noviembre.
Se trata de los proyectos de ley senatorial SB1162, del senador angelino Gil Cedillo, que concedería a los inmigrantes indocumentados la opción de obtener una licencia de conducir, y el SB840, autorado por la senadora de Santa Rosa Sheila Kuehl, que en el improbable caso de ser promulgado por Schwarzenegger establecería un seguro de salud universal, administrado por el estado, para los residentes de California.
Schwarzenegger no ha asegurado aun que vetará estas dos medidas, pero sí ha ofrecido claros indicios de que lo hará.
Sobre la iniciativa de las licencias patrocinada por el senador Cedillo, que por octava ocasión obtiene la anuencia legislativa que las instituye, los antecedentes son manifiestos: Schwarzenegger ha rechazado en tres ocasiones leyes similares.
No obstante, el mandatario estatal prometió a Cedillo que firmaría una ley de licencias que contuviera ciertos requisitos de seguridad, sin bien en 2004 faltó a su palabra y vetó el proyecto de ley aprobado entonces, y volvió a hacerlo en 2005, a pesar de que dichos requisitos, igual que en el proyecto más reciente, están completamente satisfechos.
Y acerca de la ley que establece la cobertura médica universal, el Gobernador declaró en San Francisco, también el mes pasado: "No creo en el seguro de salud universal. No creo que el gobierno debería incursionar en ese terreno".
Existen otras leyes, también aprobadas por la Legislatura, y que aguardan el beneplácito o el rechazo de Schwarzenegger, que caen dentro de la esfera del interés específico de los migrantes, como el Dream Act californiano, que ofrece ayuda financiera para estudiantes universitarios indocumentados; el incremento de 1.25 dólares al salario mínimo en el estado, y la reducción de hasta un 50 por ciento en las medicinas recetadas.
Para cuando Schwarzenegger decida si acata o no el mandato legislativo de los californianos en cuanto a estas medidas, faltará poco más de un mes para las elecciones en que se decidirá su futuro político.
La palabra la tienen los electores latinos, quienes el 7 de noviembre pudieran decidir el rumbo que tomará la entidad: más racismo desde Sacramento, o una nueva opción equilibrada de gobierno con Phil Angelides al frente de una administración demócrata.
* Alberto Avilés Senés, periodista sinaloense, es integrante del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.
avilesalberto@msn.com