Razones

21 enero 2013

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FIFA

Un agente de tránsito detiene a una señora de edad avanzada, y le reclama: "¡Señora! ¡Iba usted a exceso de velocidad! ¿Se dio cuenta?" La mujer se libra de la multa cuando le contesta: "¡Por supuesto! Voy en chinga, mijito... Tengo que llegar antes de que se me olvide a dónde voy".

¿Viejito yo?
A propósito de edad avanzada, me acaba de pasar en el metrobús el episodio más bochornoso de muchos años. Antes, déjame aclararte que, contra mi patanería habitual, yo me suelo comportar en esos lugares muy señorialmente (tú sabes: el caso es llevar la contra siempre). Como dice la canción Amarraditos: "No hay nada mejor / que ser un señor de aquellos / que vieron mis abuelos".
O sea, suelo ser caballeroso, contra la actitud generalizada de pelafustanería que priva ahí, sobre todo entre los chavos y chavas que parecen sufrir de autismos severos. De modo que con cierta frecuencia, en las raras ocasiones en que consigo asiento, me levanto y se lo cedo a una señora o algún anciano particularmente deteriorado (cuidando que no lo ocupe de inmediato algún gandalla de 20 años masca-chicle con audífonos en las orejas y nada entre ellas).
Bueno, el caso es que subí en mi usual estación Hamburgo (frente a la señorial casona en restauración de la cual ya te platicaré), y por supuesto no había asientos disponibles. De manera que me agarré a un tubo cualquiera (por supuesto sin esperar propina tipo dipu-table Pancho Cachondo) y me dispuse a gozar de oooootra inmersión total en la vida masiva cotidiana.
Y para mi eterno desconcierto... ¡que se levanta de su asiento un treintañero de traje, y con rostro serio me dice que me siente en ese lugar! Te juro que me sorprendí tanto que no supe si darle las gracias, explicarle que no soy tan viejo como aparento, o mentarle la madre.
De modo que mejor no le dije nada, me senté obedientemente, me encasqueté el sombrero todavía más, y clavé la mirada en el piso, avergonzado hasta el tuétano.

Amarraditos
Conocí esta canción en 1974, durante una velada inolvidable en casa de mis compadres Jorge y Ángeles Suzán, en la interpretación de María Dolores Pradera. Nunca la había escuchado y me fascinó. Tanto, que los obligué a escuchar la misma pieza una y otra vez hasta que la soñaron (yo creo) o la vomitaron (lo creo más).
Sobre la historia de esta melodía, leo que: "Puede parecer un trabalenguas, pero es así: Durante la década del 30 aproximadamente, el vals criollo peruano (http://es.wikipedia.org/wiki/Vals_peruano) era un género muy difundido en Latinoamérica, de la misma manera que otros géneros que se trasvasaron de un país a otro, como el bolero cubano/mexicano, el tango y otros.
"Este vals que todo el mundo reconoce como peruano (su ritmo y composición lo es), es de los autores argentinos Belisario Pérez y Margarita Durand".
Desde entonces son multitudes los intérpretes que han acometido esa sabrosa valsecito, incluyendo a Tin-Tan, por ejemplo, a principios de los años 50.

Algunas herejías de Borges
Con razón fue tan odiado por tantos "políticamente correctos". Mira algunas de sus frases respecto del deporte-espectáculo que es más que una religión en Argentina (y otras herejías):
"El futbol es popular porque la estupidez es popular".
"Qué raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el futbol. El futbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra".
"Esa cosa estúpida de ingleses... un deporte estéticamente feo".
"Yo creo que habría que inventar un juego (deportivo) en el que nadie ganara".
"La democracia es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística".
"El nacionalismo es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de las riquezas".
"El peronismo no es ni bueno ni es malo, es incorregible".

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