'Recuerda que la naturaleza nos ha dado dos oídos y una sola boca para enseñarnos que más vale escuchar que hablar'. Zenón, filósofo griego.

31 mayo 2009

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SEGURIDAD

Habitualmente, en los vuelos que tomo suelen sentarse junto a mí diversos y singulares personajes. A ciertos viajeros les podría parecer sumamente incómodo intimar con desconocidos, en mi caso he aprendido mucho de cada uno de ellos en las alturas.
Justo cuando identifico mi número de asiento y me instalo, inmediatamente me asomo al pasillo para observar a la gente que pasa buscando su lugar y cuidando que su equipaje de mano no lastime a los pasajeros que ya están acomodados.
Cualquiera podría ser mi acompañante de vuelo. En el acto, desfilan niños, adultos, jóvenes, parejas y familias que van ocupando diferentes lugares, todos menos mi fila. De pronto cuando alguien me llega a parecer conocido y confiable, cruzo inmediatamente los dedos para que sea el indicado.
Recuerdo una vez que viajé al lado de un buzo. Para cuando descendió el avión yo ya podía ser capaz de dar consejos y lecciones básicas de buceo y pesca en altamar.
Otro día, se sentó a mi lado un matemático, estaba acostumbrada a ver los números como un suplicio hasta que este individuo me entretuvo todo el vuelo con trucos para deducir fácilmente una raíz cuadrada o una rigurosa multiplicación.
En otro vuelo, me tocó escuchar a un abogado de edad madura que felizmente me confesó su intención de viajar, su hijo se casaba. No pudo reprimir sus emociones desde el momento en el que le conferí mi total atención, por su parte no me oyó, desde un principio me anticipó su sordera.
También conocí a una meticulosa intérprete alemana, a un joven fotógrafo que iba de campamento con sus primos y a un charro lesionado de la rodilla, entre otros. Cada uno con distinta personalidad y una historia extraordinaria.
Pocas veces la compañía me ha resultado incómoda, creo que fue una vez que los asientos de mi fila estaban vacíos porque no hubo suficientes pasajeros.
Me queda muy claro que los viajes ilustran, no por los sitios visitados, sino por la gente que escuchamos.