Renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser
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Héctor Tomás Jiménez
"Ser es tiempo, precisamente porque las cosas que son no permanecen, sino que se dan en un horizonte temporal".
Heidegger
Ser y parecer, son dos verbos que reflejan de manera muy precisa la esencia de las personas. Quienes se acogen al "ser" reflejan lo que son de manera integral, es decir, por dentro y por fuera en tanto que las otras personas, quienes prefieren "parecer" reflejan solo la esencia de la mediocridad en la que se debaten, la indefinición de su propia existencia, la vulgaridad de su vida. Teniendo esto presente y estando conscientes de esta realidad existencial de las personas, en nuestro devenir cotidiano debemos mantener una actitud analítica que nos permita percibir la verdadera esencia de las personas con quienes interactuamos, como única forma de aprender a conocer o percibir si en realidad "son" o "parecen ser".
Recordemos que los seres humanos somos en esencia complejos, polimorfos, con actitudes y emociones aparentemente contradictorias, adaptables al medio y casi siempre en una actitud defensiva como parte esencial de la propia evolución humana, que nos ha condicionado a la hostilidad como un mecanismo de defensa y sobrevivencia. En psicología evolutiva, esto se estudia en la forma como nos proyectamos e introyectamos frente a los demás en nuestras relaciones interpersonales, esto es así, porque somos "buscadores" de aquello que mejor nos acomoda. Así es como vamos forjando nuestra personalidad, mimetizándonos.
Juan José Millás, otro personaje de origen español, dice en su blog: "El mimetismo es uno de los recursos defensivos más humillantes de la naturaleza. Hay un bicho que al posarse sobre la hoja de un árbol parece el excremento de un pájaro, y otro que se confunde con el cadáver de un insecto recubierto de moho. Están a salvo, sí, pero a qué precio".
William Shakespeare, el más grande dramaturgo y escritor inglés, dejó plasmada en alguna de sus obras una frase que refleja muy bien la esencia de nuestro decir, razón por la cual, la adaptamos para titular esta reflexión. La frase dice: "En nuestros locos intentos, renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser".
A lo largo de nuestra existencia, siempre habrá y encontraremos personas que aún sin conocerlas no son de nuestro agrado tan solo por su apariencia, y renunciamos, de manera voluntaria a tratarlas y conocerlas. Sin embargo, muchas veces al hacerlo, encontramos coincidencias en la forma de pensar, de percibir el mundo, de soñar, de anhelar, en suma, en nuestra forma de ser, siendo entonces que a pesar de las apariencias discordantes, nos da la impresión de encontrarnos con nosotros mismos frente al espejo, aunque las apariencias sean lejanas y distantes.
A veces nos molesta la personalidad de alguien sin conocerla, y la criticamos y juzgamos sin saber cómo es por dentro, pero uno no puede ser así. Uno no puede juzgar y dejar de conocer una persona porque sea una persona que se vea o refleje una personalidad que no sea de nuestro agrado, solo porque no nos guste su vestimenta o su apariencia, porque en realidad no sabemos cómo son por dentro, que es lo verdaderamente importante.
En Internet encontré una frase de un personaje de nombre Omar Paladini, que a la letra dice: "Sólo los que intentan transformar su vida por completo, poniendo sus anhelos más profundos al servicio de los demás, sólo los que creen que el ser humano puede crecer y evolucionar sin límites, sólo los que quieren para sí y para otros el bienestar conjunto ésos, y sólo ésos, son los que pueden transformar el mundo".
Es por ello que debemos aprender que lo importante de las personas no son sus apariencias. Lo importante de una persona son sus sentimientos, su esencia misma, sus valores, sus creencias, sus motivaciones, es decir, su personalidad verdadera, lo que lleva por dentro de su ser mismo. Es posible que de esa persona a la cual criticamos tanto por su forma de vestir, hablar o comportarse, sea de la que más aprendamos. A veces las personas que más criticamos y juzgamos son las que más nos enseñan las cosas de la vida. Por eso, antes de juzgar a las personas y criticarlas, debemos tratar de conocer rasgos de su "ser interno".
Por otro lado Porque debemos aprender a aceptar a las personas como son, ya que todos somos diferentes, pero lo único que deberíamos tener igual todos los seres humanos, es dejar de criticar y juzgar y permitirnos conocer nuevas personas con diferentes costumbres y diferentes estilos de vida. Al respecto Don Miguel Ruiz nos explica en su libro: "Los cuatro acuerdos." No supongas, sé impecable con tus palabras, no tomes nada personal y haz siempre tu mejor esfuerzo. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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