Sin aval del pleno de la Cámara de Diputados, Luis Pazos le entrega 30 millones a una agrupación consagrada al uso de tangas

25 julio 2004

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SUGEY ESTRADA / JESÚS LÓPEZ / HUGO GÓMEZ

Pro-Vida y los sepulcros blanqueados A Pro-Vida, la Cámara de Diputados, previa y piadosa intercesión del muy dadivoso Luis Pazos, le entregó 60 millones de pesos, necesariamente para combatir, con índice de fuego, el uso del condón y no el aborto, sino la despenalización del aborto, algo distinto, porque eso es lo que se reclama, aunque la demagogia ultraderechista calumnie a su gusto. A Pro-Vida la Secretaría de Salud le confirmó el regalo, que, además, se armó quitándole el apoyo a las asociaciones en contra del sida. Con esto, Julio Frenk se añade a los secretarios de Salud que apoyan a uno de los organismos más fantasmáticos y fanáticos, el que corresponde a las intenciones religiosas de Jesús Kumate, Secretario de Salud APRA los fundamentalistas. ¿Qué es Pro-Vida? Un grupo de corte internacional dedicado a promover, y con largueza, la intolerancia, la ignorancia, la homofobia y la negación de los derechos de las mujeres. Pro-Vida, por ejemplo, califica el uso del condón, el diafragma y el espermaticida de actos de masturbación mutua (confrontar Conservadurismo y sexualidad en México, de Edgar González Ruiz), y en la voz de su dirigente, Jorge Serrano Limón, en su promoción de la incontinencia demográfica, llega a un feliz extremo; según él, la población mundial cabe en un estado de la República Mexicana (¡China en Iztapalapa!). El punto central de Pro-Vida no es su don para el humorismo involuntario, ni su vocación de ridículo, sino la hipocresía profusa que el escándalo de estos días lleva a la superficie. Pro-Vida obtuvo de la Cámara de Diputados y de la Secretaría de Salud 60 millones de pesos, y, como aclara Sergio Aguayo, el Patrimonio de la Beneficencia Pública aprobó la entrega de los recursos sin someter el proyecto a la evaluación del Comité de Especialistas. La acción de Frenk, de Alessandro Rubio Magaña, y de Luis Pazos sólo se explica por un hecho: las órdenes del Presidente de la República o la complicidad ultraderechista. Así obtuvieron el dinero sin controles, y en esto lo gastaron: plumas de lujo, trajes para caballeros y tangas, esto último tan propio de reventones que expresa más que todo el buen deseo. A las acusaciones muy fundamentadas, respondió Serrano Limón con su fariseísmo inmaculado: Nos atacan para desviar la atención de los escándalos políticos. Pero lo cierto es las migajas de los 60 millones recibidos por los Centros de Apoyo a la Mujer que Pro-Vida maneja y que imagino como una suerte de confesionarios con escasa dotación de aspirinas (si es que no se encarecieron las tangas). La Secretaría de Salud, tan reticente en sus campañas de prevención del sida (nada de propaganda televisiva porque los obispos se ofenden), autorizó para 2004 otros 30 millones a Pro-Vida, de los que se entregaron 4 millones y medio hasta que la inminencia del escándalo los obligó en abril a suspender el patrocinio, porque se detectaron fallas graves en la contabilidad. Ahora, dicen las autoridades, Pro-Vida tendrá que devolver el dinero o enfrentar las consecuencias. Pero la Secretaría de Salud y la Comisión de la Cámara de Diputados tendrán que explicar sus criterios de asignación, o seguir enfrentando las consecuencias de su acción tan lamentable. Pro-Vida no es otra ONF del tradicionalismo. Es un grupúsculo profesionalizado en mentiras, en el acoso a las autoridades y la divulgación de necesidades homofóbicas, en la furia misógina. Están en su derecho de expresarse como les dé la gana, ¿pero cómo la Secretaría de Salud que idealmente actúa en contra del sida, le otorga recursos cuantiosos a enemigos públicos del condón? ¿Cómo la Cámara de Diputados podría explicar que los recursos de la nación se dilapiden en un grupúsculo sin proyecto y sin acción distinta a la propalación de calumnias demenciales como la campañita en contra de la píldora del día siguiente? Aquí no se trata de ideologías y puntos de vista extremos, sino, simplemente, de un membrete alucinado que en ningún caso justifica el apoyo del Estado? Sin aval del pleno de la Cámara de Diputados, Luis Pazos le entregó 30 millones a una agrupación consagrada al uso de tangas (su oficio más verdadero, como parece); sin criterio explicable, la Secretaría de Salud le entrega recursos indispensables a la más dispensable de las falsas causas. ¿Cómo enfrentan Julio Frenk y Luis Pazos su despilfarro malévolo? En la época donde se inicia la rendición de cuentas, tienen razón los diputados que tramitan un juicio.