Soltar el vaso
08 octubre 2015
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Sugey Estrada/Hugo Gómez
rfonseca@noroeste.com@rodolfodiazf
"No te preocupes, ocúpate", dice un sabio consejo. En realidad, son muchas cosas las que nos lastiman y preocupan. Son innumerables los lastres que llevamos en un voluminoso costal que entorpece nuestro caminar.
Tareas pendientes, temores infundados, proyectos inconclusos, errores no asimilados y falta de flexibilidad son algunas de las cuestiones que causan excesivo estrés.
Hay una interesante anécdota conocida como soltar el vaso que ejemplifica perfectamente esta pesimista, desgastante y destructiva dinámica.
"¿Cuánto pesa este vaso de agua?", preguntó una psicóloga mientras lo mostraba al público en una charla de gestión de estrés.
Las respuestas variaron: para unos el vaso podía pesar 200 gramos, hubo quien llegó a los 250
Sin embargo, la psicóloga sorprendió a todos, cuando afirmó: "El peso absoluto no es lo esencial, depende de cuánto tiempo se sostenga el vaso. Si lo hago un minuto, no hay problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso objetivo del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve".
Y concluyó: "Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas más, empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada. Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas. Al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días, ¡acuérdate de soltar el vaso!".
Tal vez algunos no carguemos solamente uno sino varios vasos. A lo mejor no es un vaso sino una jarra, garrafón o tonel. Lo importante es que captemos que no tiene caso cargarnos de cuestiones absurdas e inoperantes.
¿Suelto mi vaso? ¿Qué tan pesado es?