Sumario:Los hechos registrados en 2006, los que más destacan son los políticos, por complejos, contradictorios y hasta absurdos, tanto que ni siquiera fueron vislumbrados por los autores de los más espantosos libretos telenoveleros o del Privi

31 diciembre 2006

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SUGEY ESTRADA / JESÚS LÓPEZ / HUGO GÓMEZ

Evaluación de 2006


Hoy se acaba el 2006, el año más difícil para México después del 68, lo cual, por sabido, no es noticia, pero aun así tiene que hablarse de este agónico año y evaluar lo acontecido durante el mismo.
Como parte de esta evaluación se tiene que de todos los hechos registrados en 2006, los que más destacan son los políticos, por complejos, contradictorios y hasta absurdos, tanto que ni siquiera fueron vislumbrados por los autores de los más espantosos libretos telenoveleros o del "Privilegio de Mandar".
Del largo listado de los acontecimientos políticos ocurridos en este año, de los cuales nos ha informado Noroeste, lo que llama su atención no es su cantidad o espectacularidad, sino que ni separados, ni sumados todos como uno solo, pudieron desquiciar al país.
En efecto, hemos visto que mientras los contendientes por los cargos públicos, o los que se peleaban los espacios más importantes de la administración pública, sin medir las consecuencias, tuvieron la osadía de acudir a cuanto estuvo a su alcance para aniquilarse recíprocamente, nada más les faltó llegar a la violencia física.
Por si fuera poco, dentro de los graves conflictos que se dieron durante el 2006, hubo quienes buscaron utilizar a los mexicanos, como si fueran sus ejércitos, para lanzarlos contra los políticos que también querían ocupar los cargos que ellos ambicionaban.
Pero se quedaron con las ganas de enfrentar a hermanos contra hermanos porque a los violentos, como se vio en Oaxaca, el pueblo acabó por darles la espalda y optó porque los conflictos se resolvieran dentro de la legalidad y por conducto de las instituciones; éste es un mérito de los mexicanos.
Fue esta conducta del pueblo lo que hizo posible que, después de que el país caminara por el filo del bisturí y a punto de que hubiera enfrentamientos sociales, se acabara el año en paz y con el deseo de que en 2007 se terminen los pleitos que, directa o indirectamente, pueden desquiciar al país.

Instituciones a prueba
Por ello se seguirá hablando de 2006 y de lo ocurrido durante el mismo, pues sucesos como los ligados a los comicios del 2 de julio y la irresponsabilidad con que actuaron los políticos más ambiciosos, hicieron que el país, a punto de descarrilarse, atravesara por situaciones difíciles, cuando no coyunturalmente peligrosas, que pusieron a prueba a las instituciones y a la capacidad de los grupos para mantener o para alterar la paz social.
En este sentido, recordando el adagio español que dice que "botas y chal, esconden mucho mal", vemos episodios como el de la pareja presidencial que cogobernó a este país, no obstante que la Constitución que no es tapete o toalla cabañera establece que el Poder Ejecutivo federal se deposita en una sola persona; pero dio la impresión, como lo anotaron los expertos, que quien debió tener a la Carta Magna como libro de cabecera, ni siquiera la hojeó.
Al respecto, algunos académicos nos han hecho ver en estos días de evaluación de los sucesos públicos, que Vicente Fox, solo o acompañado, dejó sueltas las riendas del país y con ello le mostró al mundo que los mexicanos no estábamos listos para ser los protagonistas de nuestro propio destino.
Aun así, otros analistas consideran que Fox les ganó a todos, pues gobernó como quiso y no se manchó de sangre; al final venció a Andrés Manuel López Obrador; terminó con aplausos su última gira internacional en Sudamérica y entregó un país estable.
Además, aseguran que habrá de ser reconocido como víctima de una clase política dinosáurica que lo boicoteó, pero a la cual sorteó para terminar como garante de la democracia y pudo gobernar hasta el 30 de noviembre, después de coprotagonizar una "historia" de amor rematada con un beso afuera de la Basílica de San Pedro en Roma.

Yo también gané: Vicente Fox
Dentro de la misma evaluación del 2006, se tienen presentes las repercusiones del triunfo de Felipe Calderón Hinojosa en las recientes elecciones presidenciales, victoria que quiso compartir Vicente Fox Quesada al decir que él también ganó estas elecciones, aunque un mes antes de las votaciones dijo al periódico francés Le Figaro que era necesaria la "segunda vuelta en el escrutinio presidencial, para dar mayor legitimidad al vencedor".
Mientras tanto, sin ser cuestionada su legitimidad ni siquiera por Fox, quien sí puso en entredicho la de Felipe Calderón, el ex Presidente Luis Echeverría Álvarez fue consignado y encarcelado en su propio domicilio al encontrarlo culpable del delito de genocidio, crimen del que nunca acusarán a Fox.
Ciertamente, Vicente Fox no se verá en los problemas en que anda Luis Echeverría, dicen los analistas, porque al guanajuatense, a pesar de que le sobraron oportunidades para hacerlo, no reprimió a nadie; incluso, como lo señalan sus detractores, no se excedió con los grandes delincuentes, pues se pasó su sexenio amenazándolos, aun cuando encarceló a ciertos "peces gordos", pero, agregan, eso lo hizo como para taparle el ojo al macho, sin que con tales capturas México fuera más seguro, como era y es el clamor generalizado.
Simultáneamente, Andrés Manuel López Obrador, el político indestructible que, a juicio de los analistas, derrotó a la pareja presidencial, para luego derrotarse a sí mismo, se declaró Presidente Legítimo de los Estados Unidos Mexicanos, con el mismo aplomo con el que antes le había reclamado a los medios informativos que le hubieran dado más importancia a la muerte del Papa que a sus discursos electoreros.
A la par, iniciada en los primeros días de enero de este año y recientemente concluida, se tuvo la "Otra Campaña", que fue parte de lo que los analistas llamaron "un show mediático" cuya finalidad fue lograr espacios en los medios informativos que, a su vez, le dieran voz a los sectores marginados; esta campaña fue organizada por el Subcomandante Marcos, el único guerrillero en el mundo que, encapuchado y vestido para campaña, revuelto con el proletariado y clases medias urbanas, viaja en Metro.

Sólo pasa en México
Con dichos antecedentes, sólo en el 2006 pudo ocurrir que el entonces Presidente Fox afirmara que ya tenía licencia para decir cualquier cosa, al anticipar el fin de su mandato, semanas después de que al "gober precioso" que nada tiene de precioso, casi lo linchan por también decir cualquier cosa.
Fue así que millones de mexicanos se enteraron de que el tal "gober" habla en privado como un vil mecapalero, también fue obvio que la del "precioso" fue una conversación clandestinamente grabada y difundida de manera ilegal por los medios electrónicos de comunicación masiva, como si para éstos fuera un escatológico trofeo de caza furtiva y no una vergüenza.
Sobre de esto, los especialistas consideran que en México el espionaje se ha industrializado, además de que debe ser bien pagado y sirve, entre otros, como insumo para que la radio y la televisión generen espectáculos ignominiosos al hacer público lo que es privado, sin importarle a las autoridades que, de paso, dichos medios bailen un zapateado sobre las leyes.
Como esta práctica ya está muy generalizada, no se mira que en lo inmediato vaya a desaparecer, a menos de que, como delito federal, se legisle para ser incluido en el Código Penal y, por oficio, pueda ser castigado.

Costosas elecciones
Igualmente, dentro de esta evaluación anual, resalta el costo de las elecciones federales celebradas el 2 de julio, ya que El IFE gastó 2 mil 186 millones de pesos, sin incluir, sin incluir los 217 millones de pesos destinados al fallido programa del voto en el extranjero, según lo informó Noroeste el 13 de noviembre.
Es obvio que se trata de muchísimo dinero dilapidado para lograr resultados muy cuestionados, por lo cual puede decirse, aunque haya quienes sostengan lo contrario, que destinar multimillonarias sumas a las elecciones no siempre da lugar a mayor y mejor democracia.
La magnitud de este derroche, señalan los estudiosos, se aprecia en todo su esplendor si se toma en cuenta que a lo largo del sexenio foxista se gastaron, sólo en las elecciones federales, alrededor de 60 mil millones de pesos, erogación que hasta en los países desarrollados sería excesiva.
Así, la democracia en México, y esto debe corregirse a la brevedad, ha resultado más costosa que la de países con mayores ingresos per cápita, según se desprende de las cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda y de estudios comparativos internacionales.

Es dinero para el IFE
Este dinero, proveniente de recursos fiscales, ha sido para al IFE, a los partidos políticos y al propio Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y equivale a los fondos destinados (62 mil millones de pesos) a servir de apoyo a los deudores afectados durante la crisis bancaria de 1995.
Con estas cifras, vemos que el costo de la democracia en México, durante la gestión del Presidente Vicente Fox, representa más de tres veces el presupuesto de la UNAM, que es la institución que realiza más del 50 por ciento de la investigación científica de todo el país.
Vinculado con lo anterior y según la última Encuesta Mundial sobre el Costo del Empadronamiento y las Elecciones, elaborada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Fundación Internacional para los Sistemas Electorales, el costo de las elecciones en México prácticamente duplica al que se destina en regiones con alto nivel de desarrollo económico.
Por ejemplo, en Estados Unidos y en el oeste de Europa, las elecciones tienen un costo de entre uno y tres dólares por elector mientras que en México es de cerca de 5.9 dólares per cápita.
Con relación a los países iberoamericanos, los gastos electorales de México son también demasiado altos, pues en Chile se gastan 1.2 dólares por papeleta; Costa Rica, 1.8 y Brasil, 2.3 dólares.

Despilfarro comicial
Una reflexión derivada de lo anterior lleva a plantear que, si años atrás no quedó claro qué se pretendía con destinar tanto dinero público al financiamiento de los comicios, ahora sí ya sabemos a qué dio lugar el despilfarro y, por lo mismo, tienen que aplicarse los correctivos necesarios.
Y debe hacerse así porque resulta aterrador que del gasto hecho para supuestamente tener elecciones legales, legítimas, confiables y equitativas, la mayor parte de los 60 mil millones de pesos aludidos se destina para realizar campañas electorales, lo cual, por si sólo no es motivo de cuestionamientos y menos de escándalos.
Empero, sí lo es el hecho de que, como lo informó Noroeste el 17 de noviembre, las dos terceras partes del dinero que se aplicó en las referidas campañas fueron para los medios de comunicación masiva, o más bien para la televisión, ya que ésta se llevó alrededor del 70 por ciento del dinero que aportaron los contribuyentes para las contiendas electorales.

Servicios mediáticos
Efectivamente, así ha ocurrido, ya que según el IFE, dos de cada tres pesos gastados en las elecciones federales de este año se destinaron, por parte de partidos y candidatos, a pagar los servicios mediáticos.
Lo de los citados gastos se hizo evidente al iniciarse el proceso para auditar los gastos de los pasados comicios, los cuales significaron un aumento de mil 200 millones de pesos más que en la campaña presidencial del 2000, que viene a ser un incremento mayor al 50 por ciento de una contienda electoral a otra.
Pese a esta danza de millones y millones para, supuestamente, llevar los votantes a las urnas, y con todo y las amenazas de que habrá reformas electorales, para los partido políticos, por lo menos en el 2007, la situación no pinta mal, ya que dispondrán de una polla cercana a los tres mil millones de pesos, en un año sin campañas electorales federales, por lo cual estos recursos se destinarán a gasto corriente.

Todo es para la TV
De todo lo relacionado con los gastos hechos para las contiendas electorales no debe perderse de vista que quien, como el juego de la perinola, se lleva casi todo lo que se haya destinado al respecto es nada menos que la televisión comercial, y lo que se embolsan corresponde al 70 por ciento de lo presupuestado, pesos más, centavos más.
Se trata, obviamente, de un complicado proceso que se inicia con el pago de impuestos por parte de los causantes físicos y las empresas, acción que se traduce en dinero para las arcas de la Federación, lo que permite asignar y entregar los fondos autorizados al Instituto Federal Electoral.
A su vez, el IFE le entrega a cada partido sus prerrogativas y éstos raudos van a hacer cola para darle casi todo su presupuesto a las televisoras, confiados en que con la teledifusión de sus actividades y las prédicas de sus candidatos ganarán los cargos de elección en disputa.
Sólo que en la realidad hacen es tirar el dinero a la basura, porque los votantes, como se comprueba en diversos estudios, le hacen poco caso a las manipulaciones televisivas.
Desde luego, los dueños de los canales televisivos nada dicen de lo ineficaz que resulta la propaganda hecha sólo por TV; ellos se limitan a cobrar los servicios que prestan y a perseguir a los que no les pagan, como es el caso del ex canciller y fallido candidato presidencial Jorge G. Castañeda.

Mil millones de pesos
Si se hacen cuentas, se verá que de lo gastado en las pasadas elecciones, por lo menos, mil millones de pesos, si no es que más, fueron a dar a las televisoras de marras, gracias a una mala decisión de los partidos y sus candidatos, porque, se insiste, la televisión no da votos y ni tampoco hace milagros.
El hecho de que, por otra parte, los medios electrónicos de comunicación masiva, sin contar las entradas que les llegan por otros servicios, tengan los fabulosos ingresos derivados de las contiendas electorales, es uno de los motivos que han generado la feroz pelea del 2006 que libran otros empresarios que también quieren participar en el negocio, a lo cual se oponen Televisa y Televisión Azteca y nada quieren saber de terceras cadena televisiva.
Mas no está dicha la última palabra, y lo más seguro es que, aun cuando no se pudo en el 2006, en México tendremos una nueva red de televisoras; así se oponga quien se oponga, se acabará el duopolio, habrá tripolio, y todos en paz.