Tiene usted razón: Élmer Mendoza es el narrador de Sinaloa; pero es el narrador de México; pero es el Premio Tusquets de la narrativa hispana

17 mayo 2008

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CÉSAR LÓPEZ

El narrador
El narrador, al entrar al Colegio de su tierra, la cuenta y da cuenta de ella de una manera parecida a ésta:
"Qué onda, mi Chapo, cómo va el negocio, dos traileros a punto de comprar sus ampolletas se pusieron inquietos. Mi Zurdo, dichosos los ojos, le dio un abrazo afectuoso.
"Déjame terminar con los señores y estoy contigo, los traileros pagaron por los orines y se fueron a hacer la prueba del antidoping; a uno que llegaba a lo mismo le pidió que volviera en un minuto.
"El Chapo Abitia y él eran amigos de la niñez. Pin... enano, nunca pensé que te fuera a ir tan bien. Son los tiempos mi Zurdo, mientras los federales estén ahí, yo saco pa'los frijoles, ¿y tú?, escuché en la radio que andas en algo grueso.
"La justicia no duerme, mi Chapo, ya sabes. Pues si hay algo que yo pueda ganar ahí, no te olvides, mi familia te lo agradecerá.
"Límpiate la cerilla, quiero saber quién anda disparando balas de plata, calibre 9 milímetros. Qué lujo, carnal, una muerte así, hasta yo, ¿con una de ésas mataron al licenciado?
"Espero tu llamada y no le vayas a dar en la madre a tu riñón, ¿cuántas dosis estás vendiendo al día? Pocas, ayer vendí 52.
"Órale, ahora sí te vas a cuajar. Ni creas, los hijos están en la escuela y son un costal sin fondo. Pero vale la pena ¿no? Begoña ya va a la universidad. Pinche Chapo, espero que no saque a ti.
¿Por qué no? Para que no termine de madre soltera. La lengua se te haga chicharrón, ya verás cómo sale de blanco. Ponte las pilas y espero oírte pronto." (Mendoza, Élmer. Balas de Plata. Tusquets. México, Barcelona. 2008. p. 93)
Tiene usted razón: Élmer Mendoza es el narrador de Sinaloa; pero es el narrador de México; pero es el Premio Tusquets de la narrativa hispana.
La gente habla por sus líneas y tiene vida detrás de sus palabras, su cultura personal denuncia su cultura local que denuncia a la cultura global dominante.
Sin esfuerzo, sin que se note la prestidigitación, sin que se vea el punto virtual donde la tangente ficticia toca la esfera de la realidad.
Al menos aparentemente.
Y mientras no aparezca la intención burda será literatura: esa asombrosa manera de dar cuenta de la realidad con una pincelada, un delicado golpe de cincel, un giro en el aire, una sola nota... Una realidad ficticia, más no falsa.
No hay realidad más contundente que aquella que se pudo recrear en la ficción y se hizo arte. Es la realidad que no necesita demostración, ni proceso judicial, ni análisis clínico; como el axioma. Es evidente. Simplemente está.
En Balas de Plata, la lucha por la supervivencia en condiciones adversas atraviesa la regla legal para cumplir con la obligación moral familiar.
Los valores se entretejen inextricablemente para adaptarse a la propia manera de vivir. La vida cotidiana está ahí, perfectamente acomodada, funcionando como reloj. Aparentemente.
No hay mejor manera de ensayar una mirada precisa a la práctica social y cultural cotidiana, que narrarla así. Contarla así; con la difícil facilidad del uso del español universal condensado en un modismo nuestro. Lo más cercano a como no hablamos es lo más cercano a lo que es (Rulfo non dixit).
Ni siquiera entrando al Colegio de Sinaloa, que seguramente se moverá y se enriquecerá con el Élmer; y si no, cuando menos se reirá un poco de sí mismo, de otra manera, no como el pueblo elegido, que lo es, sino como el pueblo marginado, que aparenta ser.
Porque en Sinaloa marginamos a nuestros mejores intelectuales en el panteón colegiado para que no nos den lata con la verdad.
Pero desde ahí, algunos, de repente, nos recuerdan que no podemos seguir haciéndonos... En sorna o en serio, pero lo logran por un instante, antes de que volvamos a meter la cabeza en nuestra viscosa cotidianeidad televisiva, ignorante, enajenada, angustiada, moralista, violenta, mentirosa...
Pensándolo bien... !Mire!: Igual que lo hacen en Europa y EU: inútilmente.

jperezrobles@gmail.com