Válvulas de escape.
22 agosto 2007
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1. Afirmar que Marx fue un feroz crítico de la religión me parece una exageración. Conocedor de los escritos de Feuerbach, quien sostenía que no era Dios el creador del ser humano sino al revés, Marx asumió esa tesis, confirmando que la necesidad religiosa obedecía a opresiones de diversos tipos. Cuando se diera la liberación económica padecida por el pueblo, se dejaría de sentir esa necesidad religiosa.2. El tiempo nos ha enseñado que no es absoluta esta relación entre esclavitud económica y prácticas religiosas. No es cierto que todas las personas creyentes buscan en su fe una oportunidad para escaparse de la realidad, sobre todo si ésta es denigrante. Pero también es preciso reconocer que la tesis marxista puede aplicarse a ciertas expresiones de religiosidad fanática, adormecedora y alienante como el opio.
3. Muchas son las muestras de este fanatismo. Una de ellas, la más reciente en nuestras tierras norteñas, no olvidemos el impacto que causó hace tiempo el Niño Fidencio, es la protagonizada por Alberto Solís Ramos, alias Betito, o el Santo Niño Betito. Este vidente, todavía joven y habitante de Saltillo, Coahuila, sostiene que la Virgen le habla, que tiene el don de sanar y que de su boca brotan hostias ensangrentadas.
4. Como en la mayoría de casos semejantes, poderosas de la economía y de la política se han acercado al supuesto vidente, lo mismo que personas pobres en busca de consuelo. Las primeras, disculparán la sospecha, quizá vean en el fenómeno una oportunidad para adquirir prestigio o para hacer negocios. Las segundas, como Marx lo sostuvo, esperan que Betito les saque de la pobreza en la que viven.
5. Por fortuna, tanto la autoridad eclesiástica de la diócesis de Saltillo, como la de Monterrey, en donde también han surgido numerosos simpatizantes, desenmascararon a Betito, y con respetuosos pero firmes comunicados invitaron a no hacer caso de las supuestas visiones. Después de serias investigaciones, descubrieron que detrás del "vidente" no había otra cosa más que manipulación de sentimientos religiosos.
6. También las ciencias sociales, desde siempre, han sido muy críticas de estos fenómenos. Voceros de la Asociación de Sociólogos de Nuevo León, por su parte, sostienen que la agitación causada por Betito es un tubo de desfogue para que ciertos grupos sociales puedan huir de los problemas económicos, políticos y sociales que les aquejan, opio moderno que ayuda a la alienación y al abandono de los compromisos terrenos.
7. Pero no es sólo Betito quien se ha convertido en la actual válvula de escape. El futbol semanal, sobre todo asistiendo al estadio para embriagarse, es también una salida alienante. Marcuse hace años definió al ser humano como unidimensional, capaz sólo de consumir. Esta semana, el filósofo francés Gilles Lipovetsky, llamó en Monterrey al ser humano "hiperconsumidor". El consumo, entonces, es otra válvula de escape.
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