Llega la austeridad

El Centinela
17 junio 2019

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Todo mundo lo sabe, pero nadie quiere hablar de ello, aunque todos lo estemos sufriendo.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador mantiene cerrada la llave del financiamiento a los estados, nada fluye, y si no llega el dinero a los estados, menos a los ayuntamientos.
La austeridad que tanto pregona López Obrador existe en toda regla, el problema es que la actividad económica comienza a resentirlo.
Las hipótesis son muchas, para intentar explicar las razones de AMLO, pero la más aceptada es que simplemente no hay de dónde sacar dinero, las condiciones en las que recibió el País el tabasqueño son para llorar.
Además están las presiones internacionales, la deuda externa ha vuelto a ser una carga muy pesada, después de tres sexenios en los que se nos repitió hasta el cansancio que había dejado de ser un problema.
Si a esto le sumamos que la gran fuente de divisas, Pemex, ha dejado de ser la gallina de los huevos de oro, realmente estamos en problemas.
López Obrador anunció que no le sacará ni un centavo a Pemex en los próximos tres años y ni siquiera así se ve que pueda sacarla del atolladero en que se encuentra.
El problema es que seguimos dependiendo del petróleo cuando el resto del mundo le apuesta a las energías renovables, un negocio que estamos viendo pasar de lejos, cuando tenemos los recursos para aprovechar nuevas formas de producir energía.

La obra en Sinaloa
Sin dinero no hay obra, esta realidad no la podemos soslayar.
El año pasado, el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel invirtió en Sinaloa alrededor de 7 mil millones de pesos, obras construidas por todo el estado que comienzan a ser una realidad.
El fin de semana se inauguró el paso a desnivel Rolando Arjona en Culiacán y en un mes abrirá sus puertas el Hospital General de Mazatlán, dos obras emblemáticas en el estado.
Actualmente están en construcción el Hospital General de Culiacán y obras auxiliares para aprovechar la Presa Picachos en el sur de Sinaloa, además de obra en Los Mochis y prácticamente en todo el estado.
Este ritmo de construcción de obra simplemente será insostenible con la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, por muy buena que sea la relación de Ordaz Coppel con él.
Ahora, cuando se cierra una puerta en la política, generalmente se abren otras, el Gobierno de López Obrador le apuesta abiertamente a la ayuda social y quizá esa el camino que deberá seguir Sinaloa, después de todo es un sector sumamente necesitado.
La obra social es más difícil de ver, pero es tan o más importante que la obra física.  

Sedesol, la tortilla de arriba
La Secretaría de Desarrollo Social parece la tortilla de arriba en el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel.
A pesar de ser una de las dependencias que toca los temas más sensibles para la ciudadanía y que incluso electoralmente se consideraba rentable, en esta administración está más manoseada que la primera tortilla a la hora de la comida.
Por ahí han pasado ya cuatro funcionarios y no es casualidad, porque con ella se ha premiado y castigado a quienes se proyectaban para un cargo público.
La carrera inició con Rosa Elena Millán, que renunció para buscar el Senado, competencia que perdió. Le siguió Raúl Carrillo, que renunció tras “el colchongate”, cuando la Sedesol repartió colchones podridos a damnificados por la tormenta 19-E. Luego se subió a la carrera uno de los caballos de Quirino rumbo a la sucesión de la Gubernatura, el Alcalde perdedor de Ahome, Álvaro Ruelas Echave, y en un acto súbito fue relegado a director del Isife y relevado por el secretario particular del Gobernador, Ricardo Madrid.
Esto pinta en la irresponsabilidad, ya que la Sedesol no es la dependencia encargada de dar despensas, sino la que debería llevar el control de los sectores sociales más vulnerables, así como programas que lleven al desarrollo de los mismo, y, en suma, el manejo de las políticas públicas contra la pobreza.
Sin embargo, en este gobierno ha sido utilizada como laboratorio político electoral, para encumbrar figuras públicas con otros intereses y para posicionar la marca de Quirino, esa que está presente en uniformes, vehículos y discursos, pero el desarrollo del sector social vulnerable debería estar más allá del Puro Sinaloa.

La crisis del sector entretenimiento
Existe preocupación entre los promotores de eventos de espectáculos y conciertos, pues en lo que va del año, ha sido pobre la respuesta del público, tan es así que varios han sido cancelados y los que se han llevado a cabo han tenido entradas raquíticas.
Los promotores argumentan problemas de logística y producción, pero en el gremio se sabe que esta es la manera elegante de decir: “no vendimos”, tal ha sido el caso de Banda MS, Leo Dan, Christian Castro, J Balvin.
Los que sí se han llevado a cabo, como Mon Laferte, Jesse y Joy y Gloria Trevi, han tenido entradas pobres de entre mil y 2 mil personas, cuando se necesitan, mínimo, 4 mil personas, para que sea negocio.
Por un lado, se atribuye esta pobre respuesta a la incertidumbre que existe respecto al futuro comportamiento económico del país.
Otra causa que mencionan es que los hábitos están cambiando, debido a plataformas como YouTube, HBO, Netflix o Prime Video, que representan opciones más baratas, accesibles y personalizadas.
Y una tercera razón que mencionan es que en Culiacán no cuenta con un recinto digno de presentar espectáculos de calidad. 
Ni el Foro Tecate, ni el Splash Club, Polideportivo o Figlostase, son recintos atractivos y cómodos para el público.
El Estadio de Los Tomateros, dicen, lo ofrecen en 2 millones de pesos, una cifra demasiado alta.
A los únicos que les ha ido o les está yendo bien son a los empresarios que presentan a Chayanne, quien suspendió su concierto por problemas de salud y esto al parecer sí es verdad, y a Ramón Ayala y Remmy Valenzuela, quienes llevan buena venta de boletos para su fecha en el antes llamado Ángel Flores.