Cuando el Gobernador Rubén Rocha Moya pidió a los productores de Sinaloa “esperar tantito”, tal vez no midió lo que esa frase significa para quienes viven del campo.
Esperar, en la lógica gubernamental, puede sonar razonable, todavía no se trilla, falta tiempo para discutir precios, las condiciones internacionales no son favorables. Pero en la lógica del productor, esperar es trabajar a ciegas.
Los agricultores no se manifiestan porque quieran adelantar una discusión por capricho, sino porque no quieren sembrar en la incertidumbre. No pueden seguir gastando en fertilizantes, riego o jornales sin saber a cuánto venderán su maíz. Esa es la raíz del malestar: la falta de certeza sobre el ingreso que sostendrá todo un ciclo agrícola.
El Gobierno pide calma, pero no ofrece claridad. Habla de que “todavía no es tiempo” para definir precios, cuando precisamente ahora es cuando los productores necesitan saber si su esfuerzo valdrá la pena. El maíz no espera, y el campo tampoco.
La distancia entre el escritorio y la parcela se mide en la confianza que se pierde. Porque mientras las decisiones se postergan hasta enero o febrero, los costos siguen subiendo y la incertidumbre crece. Lo que los productores reclaman no es una promesa, sino una garantía mínima para trabajar con dignidad.
“Esperar tantito” puede ser una frase ligera en boca del Gobernador, pero para el campo sinaloense es el recordatorio de que la paciencia también tiene un límite.
El retiro de los productores agrícolas de la caseta Cuatro Caminos tras 10 horas de bloqueo deja en evidencia la tensión entre la protesta social y las necesidades del transporte y la economía local.
Lo que para los campesinos es una medida de presión legítima, para transportistas y conductores se convierte en un obstáculo que retrasa entregas y afecta directamente su sustento.
La reapertura de la caseta, tras la presión de los afectados, revela que las manifestaciones deben balancear la visibilidad de la demanda con el impacto en terceros.
El movimiento de Campesinos Unidos de Sinaloa pone sobre la mesa una problemática recurrente: los productores buscan diálogo y cumplimiento de apoyos federales, pero las formas elegidas para exigirlos generan conflictos inmediatos con otros sectores.
El bloqueo parcial, aunque limitado a un carril por sentido, no evitó la congestión y las largas filas de camiones, lo que provoca cuestionamientos sobre la eficacia y responsabilidad de este tipo de acciones.
Mientras la autopista Benito Juárez recupera la circulación, queda la sensación de que las movilizaciones sociales requieren mayor coordinación para que las legítimas demandas del campo no terminen golpeando al ciudadano común y al comercio que depende de la logística vial.
Interesante y muy destacable movilización armó ayer la comunidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa, principalmente la estudiantil, para oponerse a lo que consideran una vulneración [otra vez] a sus derechos por parte del oficialismo de la institución.
Resulta y resalta que están en pleno proceso de renovación de consejeros universitarios y consejeros técnicos, puestos claves al ser quienes integran el Consejo Universitario, máximo tomador de decisiones de la centenaria casa de estudios.
Órgano colegiado que también ha sido cooptado por la cúpula formada alrededor del compadre de “El Mayo” Zambada, Héctor Melesio Cuén Ojeda, pues si usted entra a las sesiones del Consejo podrá encontrarse a más militantes del Partido Sinaloense que en las propias oficinas de la facción.
Lo que sucedió ayer fue tan significativo, ya que tanto en Palacio de Gobierno como en los planteles y espacios representativos para la comunidad rosalina, sobre todo estudiantes protagonizaron manifestaciones para exigir lo que consideran justo.
Independientemente del mensaje o motivo de estas movilizaciones, siempre será grato ver a las juventudes luchar y no quedarse callados, siendo fieles al espíritu que se les presupone.
Y entrándole al fondo de las manifestaciones, al parecer la gestión del desbigotado Rector, Jesús Madueña Molina, sigue torciendo las cosas dentro de la UAS, con triquiñuelas como impedir registro de planillas disidentes que buscaban un espacio en el Consejo Universitario.
Lo más corriente que se señaló en la jornada de ayer, fue que directamente cerraron las casillas horas antes, nomás para no dar chance al libre voto.