Malecón
Se viene la bola de nieve
¿Por qué el Gobierno estatal desempolvó la vieja deuda de la administración del ex Gobernador Mario López Valdez?
Con las cifras en la mano, aunque era evidente que no le quedaban del todo claras, el Gobernador Rubén Rocha Moya salió a decir que traen arrastrando una deuda de alrededor de 2 mil 600 millones de pesos, con la clara intención de deslindarse por lo que pueda ocurrir en el futuro.
¿Y de dónde viene esta deuda? Pues de las participaciones no enteradas al Instituto de Pensiones del Estado de Sinaloa, el llamado IPES; y el adeudo a las aportaciones al Instituto de Seguridad y Servicios sociales al Servicio de los Trabajadores de Sinaloa del Estado de Sinaloa, mejor conocido como el Isssteesin.
Y de paso, el Gobernador da a conocer los años en que se gestó la deuda: 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016, sí, la administración de Malova.
Por ahí se le chispoteó otra fecha, y fue muy preciso: dos meses del 2021, que fueron los últimos meses de la administración de Quirino Ordaz Coppel, algo que no se podía pagar porque la administración terminó en octubre, lo que les impedía ejercer el presupuesto en los dos últimos meses, sin embargo, las cuentas públicas del 2022 supuestamente mostrarían que la administración quirinista dejó el recurso para que la de Rocha Moya lo pagara, como así debió haber sucedido pero no sabemos si ocurrió.
Y regresamos a nuestra pregunta original: ¿Por qué el Gobierno estatal desempolvó esta vieja deuda de la administración del ex Gobernador Mario López Valdez?
Muy simple, porque esa deuda es de pensiones, y las pensiones se tardan en cobrar, pero son como los santos, a todos les llega su día.
Así que el Gobernador ya no ve lo duro sino lo tupido, y por más que le ha abonado al muertito que le dejó aquel que ahora baila como si nada por los rumbos de Los Mochis, Rocha ve una bola de nieve que heredó y que cada día se hace más grande y que tarde o temprano arrasará con las pensiones de miles de trabajadores.
Estudiantes exponen desgaste en la UAS
Las protestas de estudiantes de preparatoria en la Universidad Autónoma de Sinaloa de este lunes, revelan el desgaste de un modelo de control interno que durante años ha mantenido bajo tensión a la comunidad universitaria y que hoy enfrenta su punto de quiebre.
Las denuncias sobre irregularidades en la elección del Consejo Universitario, falta de condiciones de transparencia, exclusión de planillas independientes y convocatorias cerradas sin aviso, ponen en evidencia una práctica recurrente en la vida política de la UAS: la simulación democrática. Donde los procesos participativos existen, pero sus resultados parecen estar definidos de antemano.
A ello se suman los señalamientos de acoso y hostigamiento hacia estudiantes inconformes como advertencia de que el control no sólo es burocrático, sino también disciplinario.
Si la respuesta institucional ante la disidencia es el silencio o la intimidación, el conflicto no es estudiantil: es estructural.
El reclamo de los jóvenes llega en un momento en que la Universidad enfrenta cuestionamientos por su gestión interna y su política financiera.
Las manifestaciones tuvieron el respaldo de trabajadores jubilados, otro sector que percibe que las decisiones se toman sin diálogo y con poca rendición de cuentas.
Más que un estallido pasajero, lo ocurrido en la Plazuela Rosales y los planteles universitarios es una señal de que la autoridad perdió interlocución con su base.
La UAS, si aspira a legitimidad, tendrá que asumir que la autonomía no se defiende con cerrazón, sino con transparencia y participación real. Ayer incluso sus autoridades salieron a emitir un comunicado diciendo que habrá diálogo... ver para creer.
El reto parece no estar sólo en resolver un conflicto momentáneo, sino en revisar las prácticas que lo originaron y que llevan casi dos décadas instaladas por el mismo grupo que todavía gobierna la casa Rosalina.
Ahora arde Guasave
Pocos hechos violentos han ocurrido al norte de Sinaloa desde que la guerra empezó. Allá por los territorios donde se sabe opera desde hace mucho el único sobreviviente relevante de lo que fuera la facción de los Beltrán Leyva: Fausto Meza alias “El Chapo Isidro”.
Pero esa relativa calma se rompió ayer cuando una célula criminal atacó debajo de un puente (así posteó Harfuch) a elementos de la Policía Estatal y éstos respondieron con contundencia: 13 civiles armados abatidos y cuatro detenidos, además de nueve personas privadas de la libertad rescatadas. Los angelitos traían fuerte armamento y ocho vehículos.
Toda esta información también fue confirmada ya por la noche por la Secretaría de Seguridad Pública estatal que mandó un boletín pormenorizado con los abatidos, detenciones, liberados y el aseguramiento de las armas y los vehículos.
Desde hace varias semanas hemos notado como la letalidad de las autoridades viene creciendo cuando se enfrentan a presuntos criminales, sobre todo si ocurre en zonas rurales o con baja densidad poblacional.
Ayer se sumaron otras 13 muertes en el marco de la guerra y aunque estas no se cuentan como homicidios sino como “abatidos” o “reducidos”, no dejan de ser muertes que suman al saldo doloroso y macabro de una disputa que ya por el año y dos meses sigue a todo lo que da.
Hasta ahora desconocemos las identidades de los abatidos y detenidos, pues sólo tenemos como información el post del Secretario García Harfuch y un parco boletín de la SSP. ¿La vocería? Pues ayer sorprendió que aunque tarde, terminó por hacer su chamba y sirvió para confirmar los rumores que rondaron todo el día pero sin mayor detalle.
Ojalá los resultados de este operativo redunden en que esa zona del estado no se contamine de la violencia que llevamos meses sufriendo en Culiacán.