Por cuestiones lógicas, dentro de la crisis de seguridad en la que seguimos inmersos ha sido más difícil para las familias sinaloenses reunirse y celebrar las festividades, ya sea por el temor de asistir a eventos masivos o es que de plano para muchos no hay algo qué festejar.
Este 15 de mayo se conmemora el Día de las Maestras y Maestros en México, pero aquí en Culiacán particularmente sacude el caso del profesor Luis Alexis Juárez Niebla, de sexto grado de primaria, quien no está con su comunidad escolar para celebrar.
Fuimos testigos de otra marcha para alzar la voz por una de las tantas víctimas de esta ola de violencia, para reclamar a las autoridades, primero, que no puedan garantizar la seguridad a la que tiene derecho la ciudadanía; y segundo, exigir resultados en su búsqueda y procurar justicia en su caso.
La movilización organizada este miércoles por la escuela primaria Estatuto Jurídico tuvo un gran significado, pues en ella se reflejó una vez más que esta emergencia ha alcanzado a todos.
En ocho meses hemos visto a agricultores, empresarios, comerciantes, políticos, docentes y hasta menores de edad sufrir los estragos de la contingencia de seguridad.
No es posible que nuestras autoridades permanezcan indiferentes viendo a nuestras infancias, que deberían estar enfocadas en su desarrollo integral y aprendizaje, salir a las calles con la ficha de búsqueda del profesor al que tendrían que festejar.
Nos referimos al caso del profesor Luis Alexis por ser el más reciente al que hemos dado cobertura, pero en nuestros espacios día con día ha podido ver que esto no es algo aislado, ya que tristemente a diario hay quien tiene que lidiar con estas situaciones.
Y mientras las calles de la ciudad siguen ardiendo, y no precisamente por el clima, tenemos a funcionarios como el Secretario de Seguridad Pública, Óscar Rentería Schazarino, escondiéndose del escrutinio público; o a alcaldes y funcionarios posando para la foto en eventos que justo ahora son anticlimáticos.
En la zona sur de Culiacán se registró por la tarde una balacera que alertó a todo el sector del Mercado de Abastos. Está alerta provocó que en la Escuela Secundaria Técnica número 79 se activara el protocolo de seguridad contra balaceras, que básicamente se trata de que los estudiantes se resguarden en los salones lejos de las balas tirados en el piso.
Estas situaciones, además de interrumpir el ritmo de aprendizaje de la jornada, dejan marcados a los estudiantes y será recordado como el día que le huyeron a las balas.
Es muy triste que esta situación se siga repitiendo, pues lo ocurrido en la escuela ETI 79 es lo más leve que ha ocurrido en los últimos meses.
Lo más preocupante es que no hay un acompañamiento integral en el tema psicológico para los niñas y niños que enfrentan el proceso de violencia que se atraviesa el estado.
Ya sería hora que se asomara Sipinna para que declarara, al menos, cómo va el estado en el sistema de cuidado de infancias, pero lamentablemente no hay ningún interés en el bienestar de los niños y niñas ni a nivel estado y mucho menos a nivel municipal.
Y ya que andamos con el tema, mucho se ha hablado del impacto social y económico de la guerra pero solemos dejar de lado el impacto educativo porque es más difícil de ver, por eso queremos aprovechar el caso de la ETI 64, donde los padres de familia están solicitando clases en línea por el riesgo de la violencia.
Pero en esta ocasión queremos poner el acento en lo que dijo el director, cuando reportó que han perdido cerca del 10 por ciento de la matrícula, pero sobre todo cuando señaló que de poco más de 550 estudiantes, están acudiendo unos 350; lo que significa que traen un ausentismo constante de 35 por ciento.
Entendemos que cada escuela puede ser diferente, pero la cifra mencionada es escandalosa y preocupante: si 3-4 niños de cada 10 que deben ir a la escuela no lo hacen por el miedo que provoca la ola de violencia, el impacto actual y futuro que está viviendo la niñez del estado es enorme.
Tan sólo ese quiebre social debería ser razón suficiente para que nuestras autoridades reconozcan el problema en este sector y de verdad se haga algo diferente para atajar esta crisis educativa, algo integral que vaya más allá de aplicar el “protocolo ante balaceras” y decir que “ahí van las patrullas”.
Cada vez es más difícil hallar empatía en la población cuando se realizan movimientos de protesta como el de ayer, cuando familiares, amigos y colegas salieron a las calles a exigir el regreso a casa con vida del profesor Luis Alexis Juárez Niebla.
El maestro de sexto grado de la escuela primaria Estatuto Jurídico, en el norte de Culiacán, tiene 33 años de edad y fue reportado como desaparecido desde el pasado 29 de marzo.
La movilización se realizó a unas horas del festejo del Día del Maestro en México y la comunidad del plantel escolar salir a las calles para exigir la localización del profesor, a quien vieron por última vez en el sector de la Isla Musalá.
Lo peor de que se haga un esfuerzo de esta naturaleza, con todo lo que implica, es que los manifestantes tengan que enfrentarse a los ciudadanos que son ajenos al tema, porque hay quien no muestra ninguna empatía por estos casos.
Es común que los manifestantes tengan que soportar el reclamo de automovilistas, transportistas y otros transeúntes por lo que consideran una molestia, después de que alguna caravana salga a la calle.
Los medios de comunicación hemos sido testigos de los berrinches o reclamos, que en una crisis como la que vivimos hay tantas posibilidades de que se conviertan en mensajes de apoyo o incluso acompañamientos.
Por eso cada vez más, también, vemos cómo los gremios se han unidos, de la misma forma, por reclamar que han sido afectados.
Y eso justamente lo que todos debemos tener en cuenta hoy en día.
El profe Luis se encontraba en el estacionamiento de un supermercado cuando fue privado de su libertad y en el lugar quedó un vehículo Nissan Sentra de color gris con el motor encendido.
Como el de muchos antes, en un lugar cualquiera, en un momento cualquiera, como los que a diario se reportan.
Por cuestiones lógicas, dentro de la crisis de seguridad en la que seguimos inmersos ha sido más difícil para las familias sinaloenses reunirse y celebrar las festividades, ya sea por el temor de asistir a eventos masivos o es que de plano para muchos no hay algo qué festejar.
Este 15 de mayo se conmemora el Día de las Maestras y Maestros en México, pero aquí en Culiacán particularmente sacude el caso del profesor Luis Alexis Juárez Niebla, de sexto grado de primaria, quien no está con su comunidad escolar para celebrar.
Fuimos testigos de otra marcha para alzar la voz por una de las tantas víctimas de esta ola de violencia, para reclamar a las autoridades, primero, que no puedan garantizar la seguridad a la que tiene derecho la ciudadanía; y segundo, exigir resultados en su búsqueda y procurar justicia en su caso.
La movilización organizada este miércoles por la escuela primaria Estatuto Jurídico tuvo un gran significado, pues en ella se reflejó una vez más que esta emergencia ha alcanzado a todos.
En ocho meses hemos visto a agricultores, empresarios, comerciantes, políticos, docentes y hasta menores de edad sufrir los estragos de la contingencia de seguridad.
No es posible que nuestras autoridades permanezcan indiferentes viendo a nuestras infancias, que deberían estar enfocadas en su desarrollo integral y aprendizaje, salir a las calles con la ficha de búsqueda del profesor al que tendrían que festejar.
Nos referimos al caso del profesor Luis Alexis por ser el más reciente al que hemos dado cobertura, pero en nuestros espacios día con día ha podido ver que esto no es algo aislado, ya que tristemente a diario hay quien tiene que lidiar con estas situaciones.
Y mientras las calles de la ciudad siguen ardiendo, y no precisamente por el clima, tenemos a funcionarios como el Secretario de Seguridad Pública, Óscar Rentería Schazarino, escondiéndose del escrutinio público; o a alcaldes y funcionarios posando para la foto en eventos que justo ahora son anticlimáticos.
En la zona sur de Culiacán se registró por la tarde una balacera que alertó a todo el sector del Mercado de Abastos. Está alerta provocó que en la Escuela Secundaria Técnica número 79 se activara el protocolo de seguridad contra balaceras, que básicamente se trata de que los estudiantes se resguarden en los salones lejos de las balas tirados en el piso.
Estas situaciones, además de interrumpir el ritmo de aprendizaje de la jornada, dejan marcados a los estudiantes y será recordado como el día que le huyeron a las balas.
Es muy triste que esta situación se siga repitiendo, pues lo ocurrido en la escuela ETI 79 es lo más leve que ha ocurrido en los últimos meses.
Lo más preocupante es que no hay un acompañamiento integral en el tema psicológico para los niñas y niños que enfrentan el proceso de violencia que se atraviesa el estado.
Ya sería hora que se asomara Sipinna para que declarara, al menos, cómo va el estado en el sistema de cuidado de infancias, pero lamentablemente no hay ningún interés en el bienestar de los niños y niñas ni a nivel estado y mucho menos a nivel municipal.
Y ya que andamos con el tema, mucho se ha hablado del impacto social y económico de la guerra pero solemos dejar de lado el impacto educativo porque es más difícil de ver, por eso queremos aprovechar el caso de la ETI 64, donde los padres de familia están solicitando clases en línea por el riesgo de la violencia.
Pero en esta ocasión queremos poner el acento en lo que dijo el director, cuando reportó que han perdido cerca del 10 por ciento de la matrícula, pero sobre todo cuando señaló que de poco más de 550 estudiantes, están acudiendo unos 350; lo que significa que traen un ausentismo constante de 35 por ciento.
Entendemos que cada escuela puede ser diferente, pero la cifra mencionada es escandalosa y preocupante: si 3-4 niños de cada 10 que deben ir a la escuela no lo hacen por el miedo que provoca la ola de violencia, el impacto actual y futuro que está viviendo la niñez del estado es enorme.
Tan sólo ese quiebre social debería ser razón suficiente para que nuestras autoridades reconozcan el problema en este sector y de verdad se haga algo diferente para atajar esta crisis educativa, algo integral que vaya más allá de aplicar el “protocolo ante balaceras” y decir que “ahí van las patrullas”.
Cada vez es más difícil hallar empatía en la población cuando se realizan movimientos de protesta como el de ayer, cuando familiares, amigos y colegas salieron a las calles a exigir el regreso a casa con vida del profesor Luis Alexis Juárez Niebla.
El maestro de sexto grado de la escuela primaria Estatuto Jurídico, en el norte de Culiacán, tiene 33 años de edad y fue reportado como desaparecido desde el pasado 29 de marzo.
La movilización se realizó a unas horas del festejo del Día del Maestro en México y la comunidad del plantel escolar salir a las calles para exigir la localización del profesor, a quien vieron por última vez en el sector de la Isla Musalá.
Lo peor de que se haga un esfuerzo de esta naturaleza, con todo lo que implica, es que los manifestantes tengan que enfrentarse a los ciudadanos que son ajenos al tema, porque hay quien no muestra ninguna empatía por estos casos.
Es común que los manifestantes tengan que soportar el reclamo de automovilistas, transportistas y otros transeúntes por lo que consideran una molestia, después de que alguna caravana salga a la calle.
Los medios de comunicación hemos sido testigos de los berrinches o reclamos, que en una crisis como la que vivimos hay tantas posibilidades de que se conviertan en mensajes de apoyo o incluso acompañamientos.
Por eso cada vez más, también, vemos cómo los gremios se han unidos, de la misma forma, por reclamar que han sido afectados.
Y eso justamente lo que todos debemos tener en cuenta hoy en día.
El profe Luis se encontraba en el estacionamiento de un supermercado cuando fue privado de su libertad y en el lugar quedó un vehículo Nissan Sentra de color gris con el motor encendido.
Como el de muchos antes, en un lugar cualquiera, en un momento cualquiera, como los que a diario se reportan.