El Maquío ciudadano, en frases (1988-1989)

“En dónde quedó LA RENOVACIÓN MORAL”.

(A Miguel de la Madrid)

 

“Por eso sigo en pie de lucha, porque sé que esto tendrá que seguir cambiando, que la pasada elección del 6 de julio [1988] no ha terminado”.

 

"Somos y seremos lo que los mexicanos quieren que seamos, porque no somos un fin sino un medio para que los mexicanos alcancen la libertad y la democracia que tanto anhelan”.

 

“La preparación no trae consigo la honradez ni la ética”.

 

“Ruego a Dios que me dé salud para seguir luchando, ya que voluntad no me falta a pesar del altísimo costo, familiar y patrimonial, pérdida de tranquilidad y de salud, que he padecido por la tensión y represión del sistema”.

 

“El mar es una de mis pasiones, me fascina caminar por la playa y nadar (no en alberca, sino en agua salada), recoger almejas y preparar una buena sopa, así como comprarles camarones a los pescadores y preparar una paella”.

 

“Sólo está derrotado aquel que ha dejado de luchar”.

 

“Tiene que haber más PAN y menos Maquío para ganar las próximas elecciones”.

 

“El narco se tiene que combatir”.

 

“La política, la actividad gestora del bien común, no es de un día, sino de toda la vida”.

 

“Crecer cuesta, ser libre también. Nada es gratis, siempre tenemos que pagar el precio de cambiar para mejorar nuestro mundo”.

 

“El Ejecutivo federal -cuya legitimidad democrática de origen nunca podrá estar plenamente acreditada- ha puesto en marcha un proyecto político que, se afirma, tiene por objeto la 'modernización nacional'. Este proyecto con apariencia aceptable podría fracasar totalmente si no procura un articulación más clara y decidida, escapándose al ensamblaje corporativista que, con arreglos, pactos y concordatos entre cúpulas, sólo modernizaría los privilegios”.

 

“El desorden de conducta que más afecta la convivencia humana es la envidia”. “Los esclavos se hacen con regalos”.

 

 

“Vi huir a mis amigos y al mirarlos

el infinito bien de conocerlos

me redimió de la necesidad de amarlos.

Vi asaltados mis bienes y riquezas

por quien más debieron defenderlos,

pero comprendí al dejar de poseerlos

de gozo de no necesitarlos.

Bienes, poder, vanidad y oropel,

todo con el ayer se ha ido,

pero me quedo en mi hogar inmáculo,

mi fe en mi honor, como supremo báculo

por no claudicar. Nada, nada he perdido”.

(Poema)

 

 

“A mi familia le pido perdón por haberlos sometido a tanto trajín. Traté de consultarles las grandes decisiones [...] Pero la política requiere la toma de decisiones rápidas y dramáticas sin todo el estudio y preparación que se requiere en otras actividades de la vida. Así, pues, a mi familia la llevé, en algunos momentos, a situaciones sin consulta previa; les ruego a todos su comprensión por lo que hice. Al hacer el balance estoy seguro de que valió la pena”.