"'El regalo es que estén conmigo siempre' Fany Alvarado Lizárraga"
Fany Alvarado Lizárraga
Madre trabajadora
MAZATLÁN._Si a alguien hay que festejar en grande este 10 de Mayo, es a mamás como Fany Alvarado Lizárraga, quien divide sus días en ser madre de familia, maestra de sus dos hijas, doctora, consejera y de paso, despachar a cientos de conductores que llegan a la gasolinera donde trabaja.
Ser mamá soltera con dos hijas adolescentes y además tener un trabajo que absorbe gran parte del tiempo no es fácil, admite, y es aquí cuando se tiene que saber de todo un poco.
"Es difícil, sobre todo porque no puedo ayudarlas a hacer muchas cosas, como a estudiar. Aquí mis turnos son de ocho horas y tengo que andar viendo también qué es lo que ellas hacen", dice mientras usa una manguera y pistola verde, con la destreza que sólo da el tiempo de trabajo.
"Ahorita las estoy dejando con una hermana, pero antes vivíamos en un lugar donde se quedaban solas. Era difícil y triste venirme a trabajar y dejarlas así", comparte su preocupación.
La compañera de sus jornadas en la gasolinera es su amiga Martha. A veces les toca trabajar en las mañanas, por las tardes cuando el sol se niega a descender, y a veces en las horas en las que todo el mundo duerme.
Cuando el horario es este último se corre mayor riesgo. Una vez sus compañeras y ella sufrieron un asalto en esa gasolinera en mitad de la noche. No le pasó nada salvo el susto, pero el coraje de seguir trabajando fue mayor.
También una vez en el día una persona le pidió "tanque lleno". Cuando terminó de depositar el combustible en el coche, la persona le dijo que no tenía dinero para pagar, pero que en unos minutos regresaba a darle el efectivo que se le había olvidado. Jamás volvió. Fany tuvo que pagar de su propio dinero.
Pese a todo lo que pueda pasar, para ella el trabajo es primordial si se quiere sacar adelante a los hijos, dice, darles mejores oportunidades de las que ella tuvo y que sean mujeres distinguidas por sus logros.
Por eso Fany no deja de vestirse todos los días con su uniforme color verde olivo, con la leyenda de Petróleos Mexicanos en una de las partes superiores. Más que a gasolina, sus manos huelen a trabajo por Yoceline y Paloma, de 15 y 10 años de edad.
Entre carros que llegaban a "comer", Fany aseguró que por ellas seguiría trabajando, llenando muchos tanques de combustible y, para poder ganar dinero extra, limpiar más vidrios, revisar más llantas y hasta cultivar sus dotes de mecánica para meterle mano a los carros. El objetivo es que caigan unas monedas más de propina.
- ¿No vienen a verla sus hijas aquí a la gasolinera?
"No, no nos dejan, y no nos podemos distraer mucho tiempo".
- ¿Y no la marea el olor a combustible? Pasa mucho tiempo aquí.
"Sí, ya ando bien loca", dice entre risas, volteando a mirar a su amiga Marta que también ríe.
- ¿Y cuál sería el mejor regalo de parte de sus hijas?
"Que me den mucho amor. El regalo es que estén conmigo siempre... y que me mantengan cuando estén grandes (más risa) bueno, pero eso no lo pongas, nomás que sean buenas personas", bromea. El buen humor es básico para salir adelante.