"En la lucha por sus hijos Margarita Espinoza Leal"
ESCUINAPA._ Los desvelos, la fatiga, el trabajo y el hambre no son suficientes motivos para no luchar por los hijos y para que éstos tengan un mínimo de instrucción escolar, manifiesta Margarita Espinoza Leal.
Su rostro muestra a una mujer sensible, que ríe al recordar las aventuras de la vida con cuatro hijos, pero que llora también cuando relata los malos momentos.
Con poco más de 30 años se quedó sola con cuatro pequeños, el mayor tenía 8 años y el más pequeño 3.
"Entonces me puse a trabajar vendía empanadas, corazones (galletas típicas del municipio), lavaba, planchaba, hasta que entré a trabajar aquí en la clínica", expresa mientras continúa con sus labores de limpieza.
Ella padece una discapacidad auditiva desde pequeña, pero no ha sido impedimento para luchar por darles de comer cada día a sus hijos.
Lo único que tenía seguro por parte del padre de sus hijos es la casa donde los dejó, dice, pues cuando quiso pelear por una pensión alimenticia no pudo. Ahí sintió que, como mujer, debía luchar por darles lo mejor de la vida.
Doña Margarita, como casi todas madres de familia, tenía la preocupación de darles a sus hijos una herencia que nunca olvidaría: una educación.
Por eso se concentraba mucho en poder trabajar, expresa.
"Para mí lo principal era que ellos terminaran la escuela y la secundaria, era todo lo que podía darles, me levantaba a vender pensando en que ellos acudieran a la escuela", manifiesta.
Dicha meta la logró, aunque lamenta las carencias que tuvieron que pasar sus tres hijos varones y una mujer.
Hoy en día cada uno de ellos ha iniciado su vida, tienen sus familias.
Doña Margarita es feliz de haber cumplido con su meta como mamá con sus hijos, y como todas las mujeres que tienen el privilegio de serlo ve un futuro en sus vidas: que sean felices.