No recuerdo si en esta colaboración ya mencioné que todos los políticos corruptos son represores (la represión es una forma de corrupción) y el mareo del poder los lleva a utilizarlo en contra de quienes se atreven a cuestionar sus actos.
Bueno, si no lo dije, pues ya lo estoy diciendo. Dentro de los "síntomas" de la enfermedad que aqueja a todos los políticos corruptos, que podemos llamar pendejitis aguda, se encuentra la tendencia a la represión y para hacerlo, utilizan los mismos métodos que todos los demás, pues ninguno de ellos ha inventado nada nuevo.
El diálogo siguiente no es real y en él participarían el Alcalde de un municipio imaginado (nada que ver con Mazatlán) y su Secretaria: "Alcalde: A ver cómo le hacemos para fregarnos a los abogados de Bufete Álvarez". Secretaria: "Lo que usted mande señor". Alcalde: "¿Qué tal si vemos qué le deben al Ayuntamiento?, búsquenle por el Predial para empezar". Secretaria: "Claro señor, vamos a hacer una lista con el nombre de todos esos abogaduchos para empezar a buscarles por ahí". Alcalde: "sí, háganlo a la brevedad porque ya vieron que lo de la PGR no funcionó". Secretaria: "Ya quedó la lista señor pero sabe qué, ninguno de ellos debe Predial y el único que debía pagó un día antes de que le cobráramos". Dijera Condorito "gulp" (¿o plop?)
Repito, el diálogo es inventado pero le pregunto querido lector ¿A poco no los cree capaz de hacerlo? Con todo respeto, yo sí creo que sean capaces de hacerlo pues difícilmente los políticos (con honrosas excepciones) tienen anticuerpos morales y éticos suficientes para combatir a la pendejitis aguda es más, tener tendencia a esa enfermedad casi es un requisito indispensable para ser político, repito, con honrosas excepciones.
La represión bajo el uso abusivo del poder, no solo refleja un alto grado de corrupción, sino también bajeza moral. Quien se aprovecha de su puesto para robar el dinero público y golpear a sus críticos, no solo es un ratero, es un alma enana y un cobarde pues no se atrevería a hacerlo de frente y por las vías legales correspondientes, es decir, en tribunales.
Cuando acuda con uno de estos políticos enfermos de poder, por favor tome precauciones, no vaya a contagiarse de la pendejitis aguda y luego le dé a usted por andar de represor en su casa. Para empezar, dudo que su señora se lo vaya a tolerar y dependiendo del grado de mandilón que usted sea, de seguro su esposa lo pondrá rápidamente en su lugar. No se arriesgue con la señora estimado lector, ya sabe que son más bravas que el alcalde y ni con un amparo lo salvamos de la golpiza que le va a dar su mujer.
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