"'Fue el hijo que más satisfacciones nos dio': Esther Raquel Contreras Reynoso"
Héctor Contreras
MAZATLÁN._ La religión ha estado presente en su vida desde pequeña. Raquel Contreras Reynoso, de 87 años de edad, recuerda que su madre la hizo rezar el rosario tres veces al día, de los 6 a los 18 años. Pero esto no la acercó más a la Iglesia. Fue su hijo quien lo hizo, el que a la postre se convirtió en el Obispo de Mazatlán, Mario Espinosa Contreras.
Para ella y su esposo, Luis Espinosa Reyes, fue sorprendente que su hijo Mario, a los 11 años, les dijera que quería entrar al Seminario.
Ella fue maestra normalista, mientras que él fue médico. Su única preocupación en casa fue la formación intelectual de todos los hijos.
Mario fue el sexto de nueve hijos. Vive con él desde hace 15 años, a partir de que murió su esposo.
"Siento lo mismo ser madre del doctor, del ingeniero de industria, del filósofo, o del Obispo, pero Mario fue el que más satisfacciones nos dio", comenta.
"Mario tuvo la suerte de vivir en un hogar bien integrado, donde las relaciones de respeto eran muy fuertes, relación de cariño, tolerancia. Mi esposo no permitió que se dañaran ni con malas palabras. Decía: en esta casa debe haber armonía, respeto, buena biblioteca y buena comida".
Raquel comenta que su hijo se fue de su casa a los 11 años para iniciar su formación sacerdotal, primero en Tepic, luego en Montezuma, Nuevo México, en Estados Unidos; luego en Roma, donde estudió dirección espiritual, pero siempre estuvo cercano a la familia.
A su regreso lo invitaron a dar cátedra de formación espiritual en la Universidad Pontificia de México durante siete años y finalmente de ahí lo llamaron a ser Obispo de Tehuacán, Puebla.
"Cuando su padre dejó de trabajar, él se hizo cargo de nosotros, pintaba la casa, la arreglaba", dice Raquel.
Como madre se siente contenta porque Mario ha sido querido en su labor pastoral y a ella también le han tomado cariño.
"Los obispos le dan a su madre un lugar de distinción. Aquí me quieren, me respetan. Sólo salgo con mi hijo. Mazatlán es una ciudad, además de muy bonita, de gente buena, gente desprendida, gente alegre", afirma.
"Aquí la gente oye la misa y vive la eucaristía, es ordenada, tienen virtudes muy grandes. Aquí el sacerdote tiene un lugar muy bueno en la sociedad. Hay muchos que están bien relacionados, otros viven como Mario. Él dijo, vine a servirles no a ser servido".
10 DE MAYO
Esther Raquel Contreras Reynoso quiere compartir, este día, sus pensamientos sobre la maternidad.
Celebramos hoy a la mujer que nos dio el ser, a la que nos arrulló en sus brazos, a la que meció la cuna.
Ella, que a través del tiempo tuvo diferentes aspectos, fue la esclava, fue el ornato, fue la dama, lastimada, humillada, de manos frágiles y estropeadas por las labores despiadadamente encomendadas.
Manos vacías que cubrían rostros llenos de angustia y dolor.
Detuvo su angustioso caminar, se alzó desafiante en la lucha desesperada para darle al mundo una mujer distinta que fuera el símbolo de su amor sin límites, sin precio, y fue así como, al convertirse en madre, nació la mujer dignificada, para quien son insuficientes y pálidos todos los honores que a ella puedan rendírsele.
Ojalá que los jóvenes comprendieran que el ser madre no es la conclusión de un acto, sino el comienzo de una gran misión, ya que el hijo que se arrulla es fuerza y bendición, compañero de largos y bellos años.
Me detengo un poco para llegar a todas aquellas mujeres que por circunstancias especiales no lograron ser madres. Pienso, ¿no será que todas están destinadas a una misión más grande y sublime?
¿No habrá en algún lugar un niño que desea ansioso su llegada para llenar esos brazos hoy vacíos? ¿No han pensado en esto? Piensen que el ser madre es la culminación sublime de toda mujer, y ellas pueden serlo en un rasgo infinito de ternura y amor.
Madres, seamos ejemplo y, con nuestro amor, formemos la escalera que nos lleva a Dios.
"Mario tuvo la suerte de vivir en un hogar bien integrado, donde las relaciones de respeto eran muy fuertes, relación de cariño, tolerancia".
Esther Raquel Contreras Reynoso
Mamá del Obispo Mario Espinosa Contreras