"'Saqué fuerza no sé de dónde' Guadalupe Martínez"
Guadalupe Martínez
Jefa táctica de la Policía Municipal
Hace 21 años Guadalupe Martínez se hizo notar desde una cabina de radio de la Policía Municipal. Hoy es jefa táctica de Grupo Especial y también, desde una cabina, controla agentes operativos en delitos de alto impacto.
Ella simplemente se define como una madre decidida, fuerte y trabajadora. La Comandante, como le dicen, no se guarda las palabras y comparte su frase más querida: "Si me caigo me levanto y si no la hago, me levanto otra vez...".
Guadalupe tiene 42 años de edad y la mitad de su vida la ha pasado entre patrullas de la Policía Municipal. Es madre de tres hijos: dos mujeres de 21 y 14 años y un varón de 8; ellos reconocen su esfuerzo y agradecen que les haya dado educación y una familia.
La Comandante parece ruda, pero cuando habla de sus hijos abre su corazón y se hace mil preguntas.
"Quedé huérfana de padre, pero tuve un padrastro que nos quiso mucho y nos dio estudio hasta donde pudo. A los 14 años me embaracé de un hombre que tenía 35. Me vi sola y me puse a trabajar en el campo, así embarazada andaba en la siembra de chile", cuenta.
Su primera hija nació en la clínica del IMSS de Villa Unión, donde atendían a familias pobres.
"La vi tan chiquita, tan indefensa, ella no tenía la culpa. Saqué fuerza no sé de dónde y se la encargué a mi mamá para venirme a Mazatlán. Trabajé en un hotel y un día vi a una amiga vestida de Policía y me animé a pedir trabajo de oficial", recuerda.
Guadalupe asegura que no la querían contratar porque las mujeres pronto se embarazaban y ya no querían trabajar en la calle. Su insistencia valió la pena y logró que le dieran el empleo. Su primer cargo fue agente raso en la cabina de radio.
Entonces tenía 20 años, meses después se trajo a su hija y a su madre. Ocho años más tarde ascendió a cabo y se embarazó de su segunda hija.
"Trabajé duro todo ese tiempo para demostrarle a los comandantes que sí podía hacer las cosas. Gracias a Dios se notó mi esfuerzo y después me ascendieron a primer oficial", comparte orgullosa.
Guadalupe entonces se casó y poco a poco aprendió tácticas policíacas, luego se especializó en hechos de alto impacto hasta que la eligieron jefe táctico del grupo de reacción rápida.
Ya casi a los 38 años era la única con ese grado, mientras en las calles controlaba trabajo operativo, en su casa también cuidaba de sus tres hijos y atendía a su esposo.
"De tantas cosas que veía en las calles, yo llevaba lo bueno a casa. Quería que mis hijas no se drogaran, que no me faltaran y que supieran que éramos una familia y que las amaba", afirma.
A los 33 años Guadalupe quiso otro hijo y fue por el tercero.
"Cuando nació me puse contenta; ellos eran mi mundo... todo. Gracias a Dios de la policía he sacado para su educación. He logrado, con apoyo de mi esposo, hijos estudiosos", valora.
Hoy Guadalupe tiene 21 años en la Policía Municipal y tiene el máximo grado dentro del rango operativo; desde hace dos años coordina acciones tácticas desde la Central de Emergencia y se define como una madre perseverante.
Sin embargo comparte una de tantas preguntas que todavía no tienen respuesta.
"En la calle veo muchas madres que abandonan a sus hijos, los echan, los dejan sin apoyo. Yo digo, ¿si no les duele su propia sangre, qué les dolerá? No entiendo, eso no lo entiendo", sentencia.