En la columna anterior se analizaron tanto la caída de -8.2 por ciento en el PIB nacional, como el desplome de más de 15 por ciento del Producto Interno Bruto por habitante, es decir, los mexicanos son más pobres al terminar 2020 que en 2019, año en el que se obtuvieron 10,079 dólares por habitante de la riqueza generada por el país, cayendo a 8,537 dólares en 2020, es decir los mexicanos dejaron de percibir más de 1,500 dólares por persona.
Lo anterior se confirma con la pérdida de casi 648 mil empleos formales y el incremento de mexicanos trabajando en empleos informales, con salarios bajísimos, sin derechos de seguridad social, de Infonavit y del sistema pensionario; se incrementó la pobreza laboral con 4.7 millones de trabajadores más, cuyo ingreso no alcanza para adquirir la llamada “canasta alimentaria”; los mexicanos en pobreza laboral son ya casi 52 millones.
La pandemia repercutió en el desplome de la economía nacional que paralizó casi todos los elementos de la economía como el sector turismo, hoteles, líneas aéreas, restaurantes, etc., además del comercio, la construcción y otros, pero la pregunta es: ¿qué ha hecho la autoridad para detener o por lo menos atenuar los efectos de la pandemia?: La respuesta es que muy poco, excepto el reparto de recursos federales en los programas de “primero los pobres”, con la intención de estimular al consumo, lo que no se logró pues según Inegi, el consumo disminuyó un 9.5 por ciento en 2020, el más bajo desde 2009; el gobierno también pretende estimular el empleo con sus obras “insignia”, pero ya se vio que también el desempleo aumentó.
A todo esto hay que agregar los graves errores en el manejo de la enfermedad del Covid-19, pues las autoridades de salud y el propio Presidente minimizaron las medidas sanitarias como el cubrebocas, el confinamiento y la sana distancia, arguyendo que no había pruebas científicas de la utilidad del cubrebocas, además de la increíble declaración del Presidente: “yo les voy a decir cuando no salgan, pero sí pueden hacerlo... sigan llevando a la familia a comer, a los restaurantes, a las fondas...”; México perdió 19 días desde que se registró el primer contagio para imponer medidas preventivas; las consecuencias se están viendo y sufriendo.
Otro elemento negativo, es el “hoyo negro” en que se ha convertido Pemex que en 2020 perdió más de 480 mil millones de pesos, alrededor de 24 mil millones de dólares, entre otras cosas por la caída en sus ingresos, pues en 2019 había obtenido ingresos por 1.9 billones de pesos, pero en 2020 sólo logró 1 billón 283 mil millones de pesos, es decir, casi 616 mil millones menos, un 34.2 por ciento, lo que no había sucedido desde 1995. Pemex lleva ya 8 años con pérdidas anuales desde 2013, totalizando en esos 8 años pérdidas por 2 billones 329 mil millones de pesos.
La deuda de Pemex asciende a más de 110 mil millones de dólares, con altos costos por intereses. Aunque el gobierno ha inyectado alrededor de 10 mil millones de dólares en dos años, son sólo aspirinas para los problemas de la petrolera. Pemex requiere mucho dinero para reconfigurar sus refinerías; Pemex requiere mucho dinero para la exploración y explotación de nuevos pozos productores de crudo en aguas someras y profundas, pues la extracción de los pozos actuales ha ido constantemente a la baja; Pemex requiere mucho dinero para cubrir el costo de su deuda; Pemex requiere mucho dinero para cubrir sus pérdidas, para controlar el huachicoleo de gas y gasolina y para cubrir su deuda laboral por pensiones. Se pensó que la iniciativa privada, mexicana y extranjera invirtiera en nuevos pozos, en exploración y en energías limpias, pero eso se acabó por la política de “defensa del patrimonio nacional frente a los extranjeros que la han estado saqueando”, como si la deuda y los intereses en moneda extranjera no hubiera puesto ya a la empresa, y en parte a México, en manos extranjeras.
Ahora, México requiere mucho dinero para la construcción y la operación de la nueva refinería de Dos Bocas.
La CFE reporta pérdidas en 2020 por casi 79 mil millones de pesos, 95 por ciento más que en 2019, cuando perdió más de 40 mil millones de pesos, según sus informes financieros auditados. En cambio, en 2018 y 2017 había obtenido utilidades por 110 mil y 410 mil millones de pesos respectivamente y se ha puesto en el ojo del huracán al cancelar contratos de energía limpia y por contaminar con el uso de combustóleo en sus plantas, a tal grado que la reforma reciente a la Ley de la Industria Eléctrica se le llama “Ley Combustóleo”.
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