¿A quién creerle? (2)

    Otro elemento que confunde es la situación de Pemex, con sus pérdidas, su deuda de más de 2 billones de pesos, sus problemas de corrupción, el robo de combustibles en sus pipas y ductos y sus deficiencias; el gobierno insiste en defenderlo, en financiarlo y en convertirlo en fuente de ingresos para el país.

    Según me comentan algunos de mis pocos lectores, el tema de “confusión” en referencia a tres o cuatro puntos, todos en relación a la inseguridad y la violencia, como que no son suficientes, razón por la cual se verán en este trabajo otros temas que también conducen a confusión general, lo que no permite una adecuada toma de decisiones o una correcta evaluación de la situación del País:

    1. Sobre la economía

    2. Sobre la pobreza

    3. Sobre la situación real de Pemex

    4. Sobre la Inversión Pública

    No es posible negar las diferencias de opinión que existen entre la Iniciativa Privada, la prensa y los investigadores en cuanto a la economía nacional; ¿vamos bien o estamos retrocediendo? Después de la caída de -8.3 por ciento en el Producto Interno Bruto en 2020, se espera una recuperación en 2021 de alrededor de 5.8 por ciento, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la cual es menor que Perú con 9.5 por ciento, Chile con 8 por ciento y Argentina 6.3 por ciento; México estaría mejor que Brasil al que se calcula un crecimiento de 4.5 por ciento este año, pero en 2020, Brasil sólo perdió -4.1 por ciento frente al -8.3 por ciento que perdió México. Para el Gobierno esta recuperación es muy buena, según el Presidente AMLO en su Tercer Informe, dada la pandemia internacional, pero habría que recordar que en el desplome de la economía global de 2009, cuando el PIB de México cayó -5.6 por ciento, la recuperación de México en 2010 fue de 5 por ciento, es decir, a pesar de la epidemia del H1N1 y de una crisis mundial que hundió la economía de Estados Unidos y Europa, México prácticamente se recuperó en poco más de un año, lo cual no es el caso en este 2021.

    Otro elemento de confusión es el empleo, pues hay información contradictoria. Según el INEGI, 35.3 millones de mexicanos tienen un trabajo sin suficientes ingresos: 24.6 millones están desempleados y sólo 9 millones de personas tienen un trabajo formal con ingresos suficientes. La tasa de desocupación de jóvenes llega a 8 por ciento mientras que la tasa de desocupación nacional de la Población Económicamente Activa es de 4.4 por ciento.

    Se tiene desempleo y menos ingresos personales. En 2018, según INEGI, el 41.9 por ciento de la población se encontraba en situación de pobreza, pero ahora la sufren el 56.7 por ciento, y se ha agudizado este 2021 con una inflación desbocada que ya ronda el 6 por ciento. Según estudio de la Universidad Iberoamericana, la población en pobreza extrema este año llegaría a más de 18 millones de personas, casi el doble de los 9.3 millones que se tenía en 2018, además, 32 millones de personas están en el mercado informal, es decir, con empleos sin contrato, sin derechos, sin seguro social y sin Infonavit.

    El mismo Agustín Carstens declaró que “falta reactivar la economía y no defender el estímulo fiscal y monetario...” y es que ni la economía se ha estimulado con los apoyos económicos, ni la pobreza ha disminuido con esos apoyos, por lo que la economía debe impulsarse con inversión pública y privada que promueva la creación de empresas y se creen empleos dignos; sin embargo, de enero a mayo, el gobierno disminuyó en 9.6 por ciento su inversión en obra pública, la cifra más baja en los últimos 10 años según ha informado la SHCP. Aunque en los primeros cuatro meses de 2020 la inversión total ha crecido más de 42 por ciento se debe a las inversiones privadas; las empresas mexicanas siguen operando a pesar de la pandemia, a pesar del gobierno y a pesar de las dificultades de la economía.

    Otro elemento que confunde es la situación de Pemex, con sus pérdidas, su deuda de más de 2 billones de pesos, sus problemas de corrupción, el robo de combustibles en sus pipas y ductos y sus deficiencias; el gobierno insiste en defenderlo, en financiarlo y en convertirlo en fuente de ingresos para el país. Con el reciente aumento de precios en el petróleo crudo tal vez se logre alguna recuperación mientras dure ese aumento, pero no hay que olvidar que, si bien la participación del petróleo llegó a ser en 2012 hasta de un 40 por ciento del total de ingresos federales, actualmente apenas es de menos de un 14 por ciento.

    Aparte de proteger a la empresa petrolera nacional en cuanto a su competencia frente a otras empresas, se buscaría bajarle impuestos, pues según el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, Pemex es tan gananciosa como Shell pero está sobregravado con impuestos, aunque habría que aclarar que al bajarle impuestos también se bajan los ingresos nacionales; otras soluciones que se han propuesto es que el gobierno pague parte de la deuda de Pemex o bien que se haga cargo de parte de sus intereses; en cualquier caso, todo va contra los ingresos nacionales, o sea contra nosotros.

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