Bibliotecas humanas

ÉTHOS
04/02/2025 04:00

    Al hablar de las bibliotecas, en una columna anterior, señalamos que muchos recintos han actualizado sus servicios para ofrecer novedades, como visitas guiadas, talleres, conferencias, exposiciones, a fin de lograr que la visita y consulta bibliográfica resulten una experiencia gratificante, nutritiva e inolvidable.

    Sin embargo, algunas bibliotecas en diversos países han adoptado un programa denominado “Biliotecas humanas”, iniciativa que surgió en el año 2000 en Dinamarca, para el Roskilde Festival, y se ha extendido a más de 70 países. ¿En qué consiste esta nueva modalidad? Se trata de conversar, en lugar de con un libro, con una persona (o libro humano) que se solicita en “préstamo”, para que cuente directamente las peripecias de su vida. Incluso, la Wilton Library’s Human Library, de Connecticut, solicitó permiso a la Organización de Bibliotecas Humanas para implementar un programa con el lema: “No juzgues un libro por su portada”.

    En efecto, con esta dinámica se nos invita a pensar cómo clasificamos a cada persona, basándonos la mayoría de las veces en inveterados prejuicios o racistas escrúpulos. A cada persona la clasificamos bajo un título o temática: inteligente, desempleado, atractivo, fracasado, bipolar, neurótico, frustrado, tímido, acomplejado, neurótico, soberbio, avaro, alegre, orgulloso, suspicaz, melancólico, agresivo, libidinoso u otros epítetos semejantes. Sin embargo, al escuchar la historia que esa persona cuenta comprobamos que no se debe juzgar un libro solamente por su portada.

    Hace pocos días, Irene Vallejo agregó una foto en su muro de Facebook, que le proporcionó la escritora María García Marichal, donde se aprecia una mujer que porta un pequeño estante de libros en su espalda. El título de la fotografía es “Librería ambulante, en Londres, en 1930”. Vallejo agregó: “Ojalá dar la espalda a los libros significase siempre esto”.

    ¿Me interesan las historias de las bibliotecas humanas o ambulantes?