¡Compren radares, inviertan en lo útil!

    Para tener certeza en el pronóstico de los fenómenos necesitamos tecnología, necesitamos radares doppler que miden con mucha precisión la cantidad de agua que arrastran los fenómenos, las velocidades de los vientos y las trayectorias. Definir con anticipación suficiente las zonas de mayor riesgo dándole tiempo a los ciudadanos y las autoridades para tomar las medidas necesarias para salvaguardar la vida y el patrimonio de las familias

    El doctor Juan Espinosa Luna se ha ganado el respeto y el cariño de los sinaloenses, un hombre de ciencia, de sonrisa franca y lentes de pasta gruesa, ingeniero civil, geofísico doctorado en Alemania. Con palabras claras y amenas, nos demuestra que los hombres y mujeres de mayor conocimiento pueden ser también los de mayor humildad para compartirlos. Poniendo a la ciencia al servicio de la gente, hacerla útil para salvar vidas y patrimonios, de esos científicos es el doctor Espinosa, de los que le dan el más sagrado valor al conocimiento, tal como lo decían dos sabios contemporáneos Maimónides y Averroes, las mentes que sacudieron el pensamiento medieval haciendo ver que el amor al conocimiento es también una forma de amor a la vida.

    Como todo genio, desafió al sistema, a la burocracia institucionalizada que pasan los reportes meteorológicos con imprecisiones y errores que, a la luz de los hechos, ponen la vida de miles de ciudadanos en riesgo. Desde hace algunos años se volvió un observador del clima y se puso a interpretar más allá de los datos, conjeturando sin pedirle permiso al oficialismo y a resolver las ecuaciones con las variables que él mismo toma de las mediciones en campo. Y así comenzó a compartir sus pronósticos que acertaban con tal precisión que reporteros y periodistas lo hicieron su fuente de cabecera.

    Horas antes del arribo del devastador Huracán Pamela, tuvimos la oportunidad de hablar con él por teléfono, estaba “en línea de costa” tomando la temperatura en las aguas del Pacífico. “Ha bajado mucho la presión barométrica y nos interesa ver cómo evoluciona esto”, dijo antes de asegurar que tocaría tierra como fenómeno de categoría 1, con gran posibilidad de dejar mucha agua en las cuencas y la sierra, pidiendo a la población al menos con 12 horas de anticipación, “tomar todas las precauciones necesarias ante inminentes desbordamientos de ríos”. Acertó y otra vez se inundó el sur.

    Para tener certeza en el pronóstico de los fenómenos necesitamos tecnología, necesitamos radares doppler que miden con mucha precisión la cantidad de agua que arrastran los fenómenos, las velocidades de los vientos y las trayectorias. Definir con anticipación suficiente las zonas de mayor riesgo dándole tiempo a los ciudadanos y las autoridades para tomar las medidas necesarias para salvaguardar la vida y el patrimonio de las familias.

    La diputada Aurelia Leal, ex Alcaldesa de Guasave que fue nombrada presidenta de la Comisión de Protección Civil en esta Legislatura, tiene en sus manos una gran oportunidad de hacer brillar la comisión poniéndose a trabajar, lo mismo la diputada Cynthia Valenzuela, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología, ahí están dos espacios clave para comenzar la discusión pública para la adquisición de radares de los que el experto habla.

    Y no son tan caros como podríamos imaginar, según el doctor Espinosa, el precio de un radar es variable y depende del alcance o longitud de su medición. Sinaloa requiere al menos tres, uno instalado en el centro, otro en el sur y uno en el norte, preferentemente con alcances de 200 kilómetros “para tener traslape entre uno y otro, para no tener puntos ciegos y poder detectar tormentas de rápida formación” que son, según la estadística, las más letales. Los precios van desde 1.5 hasta los 6 millones de pesos. Es decir, con no más de 18 millones de pesos, Sinaloa tendría un sistema de meteorología predictiva capaz de anticipar tormentas y lluvias salvando con ello muchas vidas y millonarias pérdidas para la población.

    Para darnos una idea; en la construcción del estadio de Mazatlán se invirtieron 700 millones de pesos, la campaña publicitaria “Puro Sinaloa” nos costó de arranque 32 millones de pesos, por los colchones podridos pagamos cerca de 3 millones de pesos, por la reparación de las cámaras sin seguro por daños cerca de 16 millones y por los drones que no podían volar sin software casi 100 millones. Mejor ni le digo cuánto hemos derrochado en otros gastos escandalosos y conciertos de siete canciones de los artistas en las fiestas patrias. Dinero para radares tuvieron, pero ahora la pregunta es ¿cuáles serán las prioridades del gasto para el próximo Gobierno?... Luego le seguimos.

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