Conato de Incendio: arden las campañas.
Judicializar la elección, el paso que sigue

A la elección de Gobernador de Sinaloa lo peor que le puede ocurrir, porque anticipa episodios de miedo en candidatos y electores, es la judicialización que inició Sergio Torres Félix al presentar 41 demandas penales contra los partidos Sinaloense, Acción Nacional y De la Revolución Democrática, luego continuó Rubén Rocha Moya con las denuncias contra los secretarios de Pesca y Agricultura del Gobierno del Estado, y ayer cerró Mario Zamora al acusar delitos contra la paz y la seguridad de las personas que lo afectan a él y su familia.

Presenciamos de nuevo lo que desde hace décadas representa el subdesarrollo democrático que tiene su origen en la táctica de alterar los roles, cada uno a su favor. El que se cree ganador de elecciones antes de que la gente defina el sentido del sufragio pierde el quicio al ver en riesgo su ascenso al gobierno; el que sistemáticamente usa la infamia como arma política se diseña como el agredido con fines de victimización, y aquel que desde el desempeño del servicio público solapó y fue parte del uso de los aparatos burocráticos para impulsar a unos y derribar a otros se queja de los métodos que en aquellos tiempos le parecían inmejorables.

En medio de la jungla que es y siempre ha sido la lucha por el poder, el planteamiento que desde hoy importa es cómo será reconstruida la legalidad en el escenario sinaloense donde todos se acusan de lo que sea. Una vez concluido el proceso comicial el Estado de derecho resultará alterado y esto sin calcular siquiera las consecuencias de poderes ilegítimamente instalados que operan para alzarse con victorias electorales en los territorios que controlan. Es un hecho que antes de solicitarles el voto a los sinaloenses, algunos partidos y candidatos pidieron la venia a la delincuencia.

Para ver al fondo de estas aguas turbias es importante la observancia cívica. Los expedientes de las acusaciones que se lanzan entre sí quedarán archivados en cuanto caiga el último voto, pero qué tanto resultará dañada la legitimidad de quien resulte electo. O qué papel jugará la Fiscalía General del Estado y el Supremo Tribunal de Justicia de Sinaloa cuyos intereses políticos se mueven hacia lados distintos. Y, lo más grave, ¿qué pasará con los pretensos que emerjan ganadores sabiendo que el poder del crimen organizado los catapultó al servicio público?

Pero no hay marcha atrás en el sobrecalentamiento del proselitismo porque el pronóstico de una elección de dos en empate técnico procede a concretarse. De aquí en adelante el acopio de denuncias interpuestas ante las fiscalías y juzgados, evidencias de guerras sucias y la habilidad para exhibir las pillerías de los contrarios en los debates políticos contará a la hora de construir victorias o derrotas electorales.

En el ranking de quien lleva más querellas ante ministerios públicos y jueces va a la delantera el candidato a Gobernador de Movimiento Ciudadano, Sergio Torres Félix, quien el 17 de abril interpuso 41 quejas ante tribunales electorales de candidaturas y alianzas que violentan la norma electoral. Con 30 contra el PAS y 11 contra el PAN y PRD, el ex Alcalde de Culiacán combate el “agandalle” derivado de la inequidad en la contienda en materia presupuestaria, prerrogativas y el financiamiento público y privado de los partidos.

El equipo de Rocha Moya había formalizado hasta ayer las denuncias contra Evelio Plata Inzunza, Secretario de Pesca, y anunció que hará lo mismo contra el titular de Agricultura, Manuel Tarriba Urtuzuástegui, ante la Fiscalía Estatal Para la Atención de Delitos Electorales. En cuanto al señalamiento de que Quirino Ordaz encabeza la campaña negra contra Morena y PAS, la situación la escaló en proponer juicio político para desaforar al Gobernador.

Mario Zamora se contagió también de la demanditis aguda que se desatará de aquí al día de la elección. No se anduvo por las ramas ya que al pedir la investigación de la Vicefiscalía de la Zona Centro declaró que para él los ataques “provienen de dos personas perversas, siendo los principales sospechosos Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del Partido Sinaloense y Rubén Rocha Moya, candidato a la Gubernatura por Morena y el PAS”.

Estaba previsto que un mes antes del día de la votación las campañas políticas entraran a la fase intensa con la característica de ataques entre todos y con todo, sin embargo, la anticipación del punto más álgido de la hostilidad electoral se está convirtiendo en el trueno que avisa de la magnitud de la tormenta de lodo que se avecina. Para colmo de males, escondidos en la guerra sucia que sube de intensidad, vuelven a la cargada pasquines, sitios de Facebook, opinantes cuyas letras se confunden con el signo de pesos y toda esa parafernalia utilitaria que por cierto antes tenía en el blanco a Rubén Rocha Moya.

Y nadie podrá pararlos. El instituto y tribunal electoral de Sinaloa saben que una vez que el voto defina al ganador todos se olvidarán de las denuncias, de las carpetas de investigación, resolutivos judiciales y del insulto ofrecido como mercancía fresca por los libelos que cobran según sea el cieno que esparzan. Es la impunidad, pues.

Es que Sinaloa no soporta,

Tanto suplicio a la vez,

De políticos de mecha corta,

Que disparan insensatez.

Sobre el mismo tema de las campañas negras, que no son negras porque se les nota el color de las siglas desde donde previenen, el dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Juan Carlos Estrada Vega, las atribuyó a Rubén Rocha al que mira “muy desesperado porque su campaña va de picada y empieza a ver moros con tranchetes”. El PAN se metió a la pelea por los votos a favor de Mario Zamora después de que se había mostrado las semanas anteriores viendo los toros desde la barrera.